(26 de julio, 2014).- “’Sí, vinimos a combatir por la libertad de Cuba y no nos arrepentimos de haberlo hecho’, decían uno por uno cuando eran llamados a declarar, e inmediatamente, con impresionante hombría, dirigiéndose al tribunal, denunciaban los crímenes horribles que se habían cometido en los cuerpos de nuestros hermanos”.
Así fue como el 16 de octubre de 1953, Fidel Castro narraba en defensa propia los sucesos del 26 de julio del mismo año, día conocido como el “asalto al cuartel Moncada” y actualmente llamado en Cuba Día de la Rebeldía Nacional, un hecho trascendental no sólo para la isla sino para América Latina, al buscar derrotar la sangrienta dictadura de Fulgencio Batista, un escenario constante vivido en América Latina.
Hace 61 años, 131 jóvenes se dispusieron a derrocar al dictador Fulgencio Batista. Divididos en tres grupos encabezados por Fidel Castro, Raúl Castro y Abel Santamaría, irrumpieron durante la madrugada las instalaciones del cuartel.
“Es necesario que me detenga a considerar un poco los hechos. Se dijo por el mismo gobierno que el ataque fue realizado con tanta precisión y perfección que evidenciaba la presencia de expertos militares en la elaboración del plan. ¡Nada más absurdo! El plan fue trazado por un grupo de jóvenes ninguno de los cuales tenía experiencia militar; y voy a revelar sus nombres, menos dos de ellos que no están ni muertos ni presos: Abel Santamaría, José Luis Tassende, Renato Guitart Rosell, Pedro Miret, Jesús Montané y el que les habla”, declaró Fidel Castro tras haber sido apresado durante su defensa meses más tarde.
En su defensa, que se convertiría en uno de sus más célebres discursos conocido como “La Historia me absolverá”, Fidel Castro declaró que la mitad de sus compañeros habría muerto ese día, “y en justo tributo a su memoria puedo decir que no eran expertos militares […] Más difícil fue organizar, entrenar y movilizar hombres y armas bajo un régimen represivo que gasta millones de pesos en espionaje, soborno y delación, tareas que aquellos jóvenes y otros muchos realizaron con seriedad, discreción y constancia verdaderamente increíbles; y más meritorio todavía será siempre darle a un ideal todo lo que se tiene y, además, la vida”.
Aquel día planeaban tomar la fortaleza militar y los dos edificios contiguos al cuartel, el Hospital Civil y el Palacio de Justicia, sin embargo, no lo lograron. La rebelión militar fracasó, no obstante, paradójicamente se convirtió en un gran triunfo político tras la represión y encarcelamiento de los hermanos Castro y otros sublevados, así como las decenas de asesinados por la dictadura.
El asalto al cuartel Moncada fue el comienzo de la victoria que desencadenaría cinco años después el primero de enero de 1959, cuando el Ejército Rebelde, dirigido por el creado Movimiento 26 de julio, entraron a la Habana para tomar el poder.
El plan para ejecutar sus acciones aquel 26 de julio se desarrolló en completo secreto. Fidel Castro era solamente reconocido por dos de sus compañeros en el movimiento así como su responsable en Santiago de Cuba, donde se desarrollaron los hechos. Una rebelión en total clandestinidad.
El movimiento de rebelión fallido conformado por dos Comités de Dirección –el militar dirigido por Fidel Castro y el civil dirigido por Abel Santamaría- permitiría más tarde a Fidel Castro evidenciar a nivel nacional la situación de la dictadura cubana a través de su defensa ante el tribunal conocida como uno de sus célebres discursos antes mencionado.
“Señores magistrados: ¿Por qué tanto interés en que me calle? ¿Por qué, inclusive, se suspende todo género de razonamientos para no presentar ningún blanco contra el cual pueda yo dirigir el ataque de mis argumentos? ¿Es que se carece por completo de base jurídica, moral y política para hacer un planteamiento serio de la cuestión? ¿Es que se teme tanto a la verdad? ¿Es que se quiere que yo hable también dos minutos y no toque aquí los puntos que tienen a ciertas gentes (sic) si dormir desde el 26 de julio?” cuestionó en defensa propia el comandante Fidel Castro.
A la par, en América Latina, se vivían regímenes dictatoriales apoyadas por Estados Unidos, en Nicaragua los Somoza, en Guatemala Carlos Castillo Armas, Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana, Alfredo Stroessner en Paraguay, Gustavo Rojas Pinilla en Colombia, y Marcos Pérez Jiménez en Venezuela, entre otros.
Fidel Castro fue enjuiciado y sentenciado a 15 años de prisión, no obstante a falta de causas, fue sobreseído en 1955, buscando el exilio sucesivamente en Estados Unidos y México donde fundó el Movimiento 26 de julio.
Al regresar a Cuba, Fidel Castro no estuvo solo. 82 hombres arribaron a la isla con él, 70 fueron asesinados en el desembarque, mientras los 12 Fidel y Raúl Castro y Ernesto Guevara, sobrevivieron.
El Movimiento 26 de julio ganó apoyo popular entre estudiantes principalmente, logrando que en diciembre de 1958, respaldados por el Partido Popular Socialista, avanzaran a la Habana y dejando sin apoyo al gobierno de Fulgencio Batista, quien debió huir dando comienzo a la Revolución Cubana.
“En cuanto a mí, sé que la cárcel será dura como no la ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo, como no temo la furia del tirano miserable que arrancó la vida a setenta hermanos míos. Condenadme no importa, la historia me absolverá”, finalizó Castro en su defensa más de seis décadas atrás.
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