Escrito por Jenaro Villamil el 13 junio 2014 a las 7:39 pm en Sociedad
En estos días que se discuten las reformas energética y de telecomunicaciones, compartimos el perfil del principal operador de ambas, publicado originalmente en junio de 2010.
Durante el sexenio de Zedillo, en mayo de 1995, la figura de Gamboa Patrón se vio envuelta en el mayor escándalo que hasta ese momento vinculara públicamente su figura.
El 14 de mayo de ese año, el suplemento Enfoque del periódico Reforma publicó una serie de llamadas entre el ex poderoso jefe de la oficina de la Presidencia, José Córdoba Montoya, y Marcela Bodenstedt, ex locutora de Televisa y ex agente de la Policía Judicial Federal.
La pista de Bodenstedt condujo pronto a la de Emilio Gamboa Patrón. Según la denuncia de Eduardo Valle, ex asesor del procurador Jorge Carpizo, tanto Bodenstedt como su pareja sentimental, el ex policía Marcelino Guerrero Cano, trabajaban como presuntos lavadores del capo del cártel del Golfo, Juan García Abrego. Marcelino Guerrero fue vinculado también con Jorge Hank Rohn, entonces dueño del hipódromo de Agua Caliente en Tijuana (Proceso, No. 937).
La revista Proceso reprodujo una carta de Valle, dirigida a Salinas de Gortari, en la que señala que Gamboa Patrón, como titular de Comunicaciones y Transportes, sostuvo un encuentro el 8 de noviembre de 1993 con Marcela Rosaura Bodenstedt Perlick.
“No sé lo tratado y acordado”, escribió Valle, conocido como El Búho. “Además, me enteré mucho después, cuando preparaba un cateo a una de las casas de Marcela en las calles de Tajín. En esa misma calle habíamos cateado la casa del Charro Blanco, para conocer reacciones. Lo cierto es que Marcela había presionado a su amigo (y quizá socio) Arturo Morales Portas –oficial mayor de la SCT- para conseguir la entrevista (con Gamboa). La SCT es una pieza estratégica y esencial, lo sabe usted mejor que nadie, para la seguridad del Estado. Tan lo sabe, ciudadano presidente, que ha colocado a su hombre de más confianza por muchos años en esa posición. Controla carreteras, puertos, aviones, telecomunicaciones, telefonía celular, espacios aéreos, radares, pilotos, compañías de trasporte (de carga o de personas). Y a la Policía Federal de Caminos y Puertos”.
La periodista Dianne Solís publicó en The Wall Street Journal que tanto Eduardo Valle como la DEA coincidieron en vincular a Bodenstedt con García Abrego y con Gamboa Patrón.
Al detonarse el escándalo, Gamboa Patrón reconoció que sí conoció a Bodenstedt, pero que sólo sostuvo un encuentro con ella para “comprarle unas pinturas”.
Para Eduardo Valle, “lo de menos que debió hacer la PGR con esta relación sospechosa de Marcela Bodenstedt y Emilio Gamboa Patrón era esclarecer cómo una supuesta vendedora de cuadros pudo tener acceso al secretario. O qué, ¿cualquiera puede llamar a un secretario de Estado para venderle algo? Que no se burlen del sentido común” (Proceso, No. 933).
El periodista Raymundo Rivapalacio reveló que Emilio Gamboa presentó a Marcela, a principios del sexenio, con José Córdoba Montoya, el poderoso jefe de la Oficina de la Presidencia, y con quien sostuvo un presunto romance (Reforma,29 de agosto 1994).
De este escándalo, Gamboa se salvó con “explicaciones” y contradicciones muy similares a las que reprodujo 11 años después, tras conocerse una conversación telefónica con Kamel Nacif.
No pocos analistas especularon que se trataba de un ajuste de cuentas entre Salinas de Gortari y su sucesor, Ernesto Zedillo y, de paso, con el propio ex secretario de Comunicaciones y Transportes que ya despachaba como titular de la Lotería Nacional.
En 1998, Gamboa Patrón volvió a los centros neurálgicos del poder, tras su paso por Fonatur y la Lotería Nacional. Francisco Labastida Ochoa, recién designado titular de Gobernación, lo nombró subsecretario de Comunicación, dada su añeja relación con los concesionarios de radio y televisión, a quienes ha beneficiado y protegido invariablemente desde 1993 a la fecha.
En octubre de ese año su nombre volvió a aparecer en uno de los escándalos más sonados de la justicia internacional. En su informe presentado ante la prensa internacional sobre “los nexos de Raúl Salinas de Gortari con el narcotráfico”, la fiscal suiza Carla del Ponte, involucró al propio Emilio Gamboa Patrón junto con otros prominentes empresarios, políticos y militares en las actividades presuntamente vinculadas con delitos contra la salud.
El informe de Del Ponte se basaba en testimonios de narcotraficantes presos en Estados Unidos y de testigos protegidos. En específico, el nombre de Gamboa Patrón fue mencionado por un narcotraficante colombiano identificado como El Brujo y por otro de origen chileno, Jorge Pallomaris, presunto contacto de Amado Carillo Fuentes, jefe del cártel de Juárez.
Este último relató reuniones en el rancho de Las Mendocinas, en 1990, y en Monterrey, donde estuvieron presentes varios integrantes del círculo político y empresarial del salinismo. En el expediente VI del informe de Carla del Ponte, otra fuente, Enrique Torres, relató el siguiente encuentro en la capital neoleonesa:
“Yo recuerdo una reunión en Monterrey, previamente convocada por Carlos Salinas para contribuir con dinero a la campaña presidencial. Juan García Abrego (jefe del cártel del Golfo) estuvo presente. Gilberto Rodríguez Orejuela estuvo presente. No recuerdo en este momento a toda la gente. Lorenzo Zambrano, Emilio Gamboa Patrón, Domiro García Reyes, José Córdoba Montoya, una persona con nombre Mancera que no creo que fuera traficante de drogas. También estaban presentes Raúl Salinas, Carlos Salinas y su padre” (La Jornada, 21 octubre 1998).
La publicación de partes del expediente de la fiscal suiza cimbró las estructuras políticas. El entonces vocero de la Secretaría de Gobernación mantuvo un silencio sepulcral. Del Ponte resolvió que estos expedientes justificaban la confiscación de 114 millones de dólares depositados por Raúl Salinas de Gortari en la banca suiza, por tener un presunto origen ilícito.
El 3 de julio de 2000, Raúl Salinas se defendió ante las investigaciones de la justicia suiza. Afirmó que Carla del Ponte se basó en declaraciones “fabricadas”, de testigos protegidos y narcotraficantes. Un año después, el 22 de julio de 2001, el juez Raul Perraudin, sucesor de Del Ponte, ratificó la acusación en contra de Salinas de Gortari y realizó varias diligencias en México. Uno de los citados a declarar ante Perraudin fue Emilio Gamboa Patrón, senador de la República. Nunca trascendió el contenido de estas declaraciones. La justicia suiza delegó en las autoridades ministeriales mexicanas la investigación sobre presunto origen ilícito de esos recursos.
Salinas de Gortari cumplió su condena de 10 años y fue exonerado de la autoría intelectual del crimen contra Ruiz Massieu, por las autoridades foxistas. El 10 de julio de 2007, doce años después de confiscados, Suiza decidió liberar 105 millones de dólares asegurados al hermano presidencial, pero 74 millones de dólares fueron devueltos a la Tesorería de la Federación y sólo el empresario Carlos Peralta Quintero, quien acreditó la propiedad de parte de esos fondos, recuperó poco más de 74 millones de dólares.
Los polémicos expedientes de Carla del Ponte y las declaraciones de los implicados no volvieron a aparecer en la prensa mexicana. Gamboa Patrón, como casi todos los implicados, mantienen un silencio sepulcral en torno a este escándalo.
Otro expediente polémico volvió a vincular a Gamboa Patrón con manejo irregular de fondos públicos. En enero de 2001, al inicio del sexenio foxista, la Secretaría de Contraloría y Desarrollo Administrativo (Secodam) investigó a Emilio Gamboa Patrón por el probable delito de daño patrimonial por 57 millones de pesos en perjuicio de la Secretaría de Gobernación, para beneficiar a Televisa, empresa con la que contrató la transmisión del Plan Nacional contra la Delincuencia bajo la figura de “dación de pago”, sin contar con la suficiencia presupuestal autorizada.
La Secodam, en ese momento encabezada por Francisco Barrio, indicó que el senador priista también había beneficiado a la empresa de la familia Azcárraga con el contrato de la transmisión de cobertura nacional de la sesión ordinaria del Congreso de la Unión, durante el informe presidencial de Ernesto Zedillo, el 1 de septiembre de 1998.
De nueva cuenta, Gamboa Patrón fue exonerado de toda responsabilidad. Funcionarios de menor rango como Jorge Cárdenas, ex oficial mayor de la Secretaría de Gobernación, y Alfonso Bretón Figueroa, fueron sancionados por la Contraloría que se quedó sin ningún “pez gordo” de los que prometió atrapar al inicio del “gobierno del cambio”.
Gamboa Patrón aclaró que “sólo cumplió órdenes del entonces secretario Francisco Labastida Ochoa, quien le asignó la función de planear, negociar y ejecutar la transmisión de programas televisivos oficiales con la empresa Televisa”, según la investigación del periodista Miguel Badillo (El Universal, 11 de marzo 2002).
En el 2006, Gamboa Patrón volvió a tener un papel estelar por partida doble: como promotor de la candidatura priista de Enrique Jackson, jefe de los senadores del tricolor, y como defensor de la polémica Ley Televisa, que se aprobó el 31 de marzo, en medio del más fuerte escándalo generado en la opinión pública nacional, por el sometimiento del Congreso a los intereses de las televisoras.
Gamboa Patrón no ocultó su proclividad a los intereses de Televisa. En una reunión a la que asistieron los 60 senadores del PRI, en vísperas de la aprobación de la iniciativa proveniente de la Cámara de Diputados, Gamboa Patrón le dio “línea” al senador Gil Elorduy, quien le advirtió a sus correligionarios: “sólo el que quiera que pierda Roberto Madrazo puede estar en contra de la ley”. En abril, Gil Elorduy fue impulsado por Gamboa Patrón, en alianza con Televisa, para integrar la Comisión Federal de Telecomunicaciones, a pesar de su nula experiencia en la materia (ver Proceso, 1559, 17 de septiembre 2006).
El equipo de Roberto Madrazo, al igual que el de Felipe Calderón, habían pactado el apoyo con Televisa en spots y cobertura para su campaña, a cambio de que el PRI y el PAN respaldaran la iniciativa en el Congreso. Gamboa Patrón había cambiado una vez más de bando: de su apoyo inicial hacia Jackson se transformó en un “operador político” esencial para Madrazo y en elemento clave para convencer a los senadores panistas y vencer el bloque opositor encabezado por Javier Corral. Para ello contó con los buenos oficios del coordinador de la fracción Héctor Larios, coordinador ahora de los diputados del PAN, de Diego Fernández de Cevallos y de Jorge Zermeño Infante, el efímero presidente de la Cámara de Diputados en esta legislatura.
Todavía en junio de 2007, cuando la Suprema Corte de Justicia debía resolver la acción de anticonstitucionalidad interpuesta por 41 senadores que se opusieron a la Ley Televisa, Gamboa Patrón se presentó ante varios ministros para cabildear y explicar “la importancia de la convergencia” y del desarrollo tecnológico.
Lo mismo sucedería cinco meses después, en noviembre de 2007 cuando los ministros de la Suprema Corte debían resolver la responsabilidad política de Mario Marín en la detención arbitraria de la periodista Lydia Cacho. Gamboa Patrón tenía un interés especial para que los ministros no abrieran la caja de Pandora. No fue el único que se reunió con varios de los integrantes de la Sala Superior. También su colega y homólogo en el Senado, Manlio Fabio Beltrones, sostuvieron encuentros con los ministros.
A diferencia del caso de la Ley Televisa, el cabildeo de Gamboa Patrón sí prosperó ante varios integrantes de la Suprema Corte.
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