Es “apartidista” pero votó por Fox, después por Calderón… y esta vez por Enrique Peña Nieto, a quien “ni modo que le diga: ‘No está funcionando bien el país…” Está consciente del uso político que se ha hecho de la Selección mexicana de futbol, de que “mientras el pueblo tenga pan y circo estará contento” y de que, aun si el Tri ganara, eso no cambiaría la pobreza, la desigualdad social, la violencia ni la corrupción en el país. Es quien –en entrevista con Proceso a menos de tres semanas de que arranque el mundial– sostiene que en el conjunto nacional las televisoras “no mandan”, es quien dice leer “muchísimo”, cultivarse “lo mejor posible”… Es quien es: Miguel El Piojo Herrera, una rara avis del deporte más popular de México que sólo sueña con hacer feliz a la afición…
No es un día cualquiera en el Centro de Alto Rendimiento de la Federación Mexicana de Futbol. Atrás del portón negro están concentrados los futbolistas de la Selección nacional.
Afuera, tres escoltas permanecen a bordo de un auto blanco. Cinco patrullas y tres motocicletas de Tránsito de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal hacen guardia en la esquina que forma Camino a Santiago y De las Rosas, angostas vías de ida y vuelta al sur de la ciudad, a unos metros de donde nace la autopista que lleva a Cuernavaca.
Los agentes esperan la salida del jefe de Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera. El funcionario se tomó la mañana del viernes 23 para visitar al equipo que, en menos de tres semanas, disputará el Mundial de futbol en Brasil.
El seleccionador nacional, Miguel Herrera, recibió al político que fue su compañero hace dos décadas en la Preparatoria 6 de la UNAM. No eran amigos, pero la casualidad quiso que fueran vecinos. El entrenador recuerda que coincidían en la parada del camión que los llevaba a la escuela. Hoy Mancera le contó que sabía hasta en qué casa vivía el hoy entrenador.
“Como siempre fui el de los pleitos en la prepa, seguro que me veía y decía: ‘Este es el güey que se pelea con todos’”, relata Herrera, quien entre otras cosas considera que los políticos han usado a la Selección para manipular a la gente.
–¿De qué habló con el jefe de Gobierno? –se le pregunta al otrora director técnico del Atlante y del América.
–Nos dijo: “Lo que necesiten, cualquier ayuda”. Que nos vaya bien en el mundial. “Métanle. Tráiganos la copa”. Vino como aficionado, no como funcionario público.
–La visita fue en horas de trabajo.
–Pues sí, pero (los políticos) tienen esa posibilidad. Vino como una hora y media y me dijo: “Ya me voy porque tengo que ir a hacer otra cosa”. Él también creció queriendo jugar futbol. Jugaba en el equipo contrario al mío en la prepa. Se preparó más y tuvo la fortaleza política para llegar donde está. ¿Por qué no pueden ser aficionados las personas del ámbito político? Tampoco traen a todo su séquito de guarros ni traen helicópteros ni los swat. Vino con sus sobrinos y estaba feliz.
–¿Qué le piden los políticos cuando se le acercan?
–Que ganemos. Sólo eso.
–En el abanderamiento del martes 27, ¿qué le va a decir al presidente Enrique Peña Nieto?
–Nada. Ya lo vi dos o tres veces. Y me ha marcado a mi celular. Quieren que aprovechemos esos momentos para hablarle de otras cosas. Él va a abanderar al equipo, nos va a desear suerte y ni modo que le diga: “No está funcionando bien el país, no lo estás haciendo bien; oye, ¿sabes qué? Tengo este problema”. Entonces va a decir: “¿Para qué los traigo si me van a reclamar?” En las urnas es donde hay que exigir.
–¿Qué piensa del uso político que se le ha dado a la Selección? ¿Los gobernantes usan a los jugadores y al técnico nacional para limpiarse la cara?
–Tanto como limpiarse la cara, no. Es más bien como dicen: Mientras el pueblo tenga pan y circo seguirá contento. A veces usan a la Selección para distraer un poco, pero los deportistas no nos sentimos utilizados. No son parte del futbol quienes se cuelgan de algún éxito de la Selección. Y la combinación de futbol con políticos es un fenómeno que siempre se ha dado. Invitan a la selección, ya sea a la Sub-17, que ha sido campeona; la olímpica, que es medalla de oro, la Selección femenil o la mayor. Es parte de nuestra idiosincrasia.
–Existe la idea de que cuando la Selección disputa un Mundial la patria está en juego…
–Tenemos la responsabilidad deportiva de un país. Somos la representación del sentimiento de los mexicanos porque el futbol nos causa felicidad inmensa o un dolor tremendo. Pero no nos jugamos la patria con la Selección. Hemos asistido a 14 mundiales y la patria ahí sigue; si la Selección pierde, el país no se cae. Ha habido cosas peores que pierda la Selección. Como equipo hemos fallado, nos hemos quedado cortos, pero este es el momento de la Selección mayor… Es el deporte nacional, así que los políticos tratan de agarrar a los jugadores para que convivan con ellos, para darles realce en sus campañas. También se presta para eso.
El “apartidista”
que votó por el PRI
–¿Está al tanto de problemas como la pobreza y desigualdad social, la violencia y la corrupción? ¿Cuál es su posición ante estas situaciones?
–Ni aunque fuéramos campeones del mundo vamos a cambiar eso. (Lo que sí lo cambiaría sería) que como ciudadano exija que los políticos que están en sus cargos cumplan con sus promesas. Soy apartidista, pero sí analizo a las personas (a los candidatos), y eso lo tendríamos que hacer todos los mexicanos en lugar de ir como borregos atrás de un estandarte o un símbolo.
–¿A los mexicanos les falta conciencia social y política?
–Hay muchos servidores públicos a quienes se les debería exigir mucho y (que tengan) más estudios. Hay gente que está en cargos públicos por populista. Otros son gente del barrio, y eso no quiere decir que porque te quieran tienes que ponerte de diputado o senador si no tienes preparación. Yo vengo del barrio y amo a mi país, pero si quiero estar en un puesto de elección me preparo. No que cuando llegue no sepa ni qué hacer como diputado federal o local, delegado, alcalde, senador o gobernador, hasta llegar al puesto de presidente.
–¿En algún momento usted apoyó a algún político?
–Sí, me tocó. Crecí en una familia priista, porque tenía una tía, hermana de mi abuela, que siempre fue priista, pero de cepa. Hasta que de repente me di cuenta y dije “¿Yo por qué?” A lo mejor por ser rebelde decidí “Ahora yo le voy al PAN”. Fue para ir en contra, pero después te das cuenta que los panistas tampoco funcionaron como querías, al menos por los que voté. Entonces volví a cambiar: “Tampoco le voy al PAN”.
–¿Creyó en el cambio y votó por Fox?
–Sí, y estuve con él en su campaña. Y la verdad es que no me dejó contento. También voté por Calderón pensando “Es que el otro fue el primero, pero ahora sí ya viene el cambio”. Tuvo mi apoyo porque necesitaba la mayoría y no la tenía. Entonces decidí: “Vamos otro sexenio más para ver cómo nos va”. Tampoco fue lo que deseaba.
–¿Y regresó al PRI?
–Regresé al PRI. Analicé a los candidatos. Para mí el que más llenaba los zapatos para ser presidente sí era Peña Nieto, aunque tampoco tenía el cien por ciento de la capacidad. Hoy lo veo y está tratando de hacer las cosas lo mejor posible.
–¿Se ve como político?
–No, no, ¡zafo! Yo soy futbolista.
–¿Cree en el futbol como un elemento que hace más amable la vida a los mexicanos o como algo enajenante?
–Lo primero. Es un elemento que hace a la gente olvidarse de sus problemas no sólo de tipo político, (sino) familiares, sentimentales. Con el futbol se distraen. Gritan, se desfogan. No nada más es un distractor político que usan los funcionarios públicos. A lo mejor es una parte minoritaria, pero hay gente que no le interesa el futbol y está al pendiente de lo que hacen los políticos.
–Al que tiene conciencia social le puede gustar el futbol y estar al pendiente de las cuestiones sociales…
–Todos deberíamos estar en eso.
–Los ciudadanos le exigen más resultados que al presidente…
–¡Y los temas del presidente son mucho más importantes! En México hay gente que ni se entera si los políticos hacen las cosas bien o mal. En cambio, con un triunfo de la Selección desde los más pobres hasta los archimillonarios se sienten contentos.
–¿Comulga con la hipótesis de que los resultados o los problemas de la Selección mexicana son el reflejo del país?
–Para nada. Es importante que estemos conscientes de que no está conectada la política con el futbol. México tuvo un hexagonal malo. Si quieres fue un 2013 malo, pero con un final feliz.
–¿En la política hay finales felices?
–No. Hay veces que empiezan con una buena idea y conforme se van haciendo las cosas a veces terminan bien, a veces no tan bien, pero hasta ahora no hemos tenido un final feliz con nadie.
“En el futbol estamos muy conscientes de que no fue una buena eliminatoria. Por eso hicimos una campaña para que la gente siga creyendo en el Tri. Sacamos un anuncio, no es un comercial porque no hay ninguna marca patrocinadora atrás. Lo hizo la Federación con la idea de Justino (Compeán), de Héctor (González Iñárritu) y de todo el grupo encabezado por Ricardo Peláez y por mí. Ha sido muy aceptado por la gente, que se da cuenta que sí les hemos fallado, que la deuda de la cancha a la tribuna es muy grande, pero en junio empieza el momento de resarcir esa deuda.
El factor deportivo
–¿Los problemas de la Selección mexicana son el reflejo de la liga local?
–Tampoco. A veces la liga supera por mucho a la Selección. Observa los clubes mexicanos que van a la Copa Libertadores: Siempre terminan entre los ocho mejores. En la Concacaf prácticamente es nuestra la Concachampions, y vamos al Mundial de Clubes la mayoría de las veces. Nos quedamos cortos en la Selección, pero nuestra liga está catalogada entre las primeras 10 del mundo.
–¿Qué explicaciones ha encontrado para entender por qué México no ha avanzado de los octavos de final?
–En 2006 nos faltó contundencia, un poco de suerte, porque también la suerte cuenta, pero fuimos infinitamente superiores a Argentina. Maxi Rodríguez se enredó con una pelota y la metió en un ángulo y te tuviste que ir a tu casa. Nosotros no la metimos.
“En 1994 teníamos todo para pasar porque México estaba acostumbrado a jugar a las temperaturas que había en Estados Unidos. El equipo búlgaro estaba muerto. Ahí las decisiones de una persona (el entrenador Miguel Mejía Barón) no ayudaron a dar el paso. En 2002 también fue una situación desafortunada. No funcionó la estrategia y nos eliminó Estados Unidos. No fue Argentina ni Alemania, o como en este Mundial que vamos contra Holanda o España (si México avanza a octavos de final). ¡Te tocó Estados Unidos, que es nuestro igual!”
–¿La respuesta está en lo que ocurre en la cancha y no en las explicaciones que hemos oído históricamente: los torneos cortos, los naturalizados, el número de extranjeros, la inmediatez de los resultados, privilegiar el negocio sobre lo deportivo…?
–Claro. Ni los directivos tienen la culpa. Todos dicen: “Corran a todos”. ¿Por qué? Ellos eligen a la gente que mejor ven para dirigir la Selección. Tuvimos dos años y medio extraordinarios, con la obtención de una Copa Oro, fuimos a la Copa Confederaciones, se ganó la medalla olímpica, la Sub-17 fue otra vez campeona del mundo. Nadie le echaba la culpa a los directivos. Pero vino el fatídico 2013 y “Ah no, que se vayan los directivos, que se mueran, hay que lincharlos”. ¡Pues si ellos no están en la cancha!
“Había dos opciones muy buenas para el proceso 2010-2014: Víctor Manuel Vucetich y José Manuel de la Torre. El primero descartó ser el técnico. Le dieron el trabajo al segundo. Tuvo dos años y medio muy buenos, vino un año tormentoso y se fue. Los directivos tuvieron que meter mano. Trajeron al Flaco Tena, que ganó la medalla de oro olímpica, pero como era del grupo del Chepo les dijo: “Estoy un partido y, si no, me voy porque con él vine”. Se fue. Llegó Vucetich. Tuvo dos partidos y no se le dieron las cosas. Los directivos tomaron otra decisión y me rebotó a mí la decisión. Si era fácil o no, si se podía ganar o no contra Nueva Zelanda, todos especularon. Después lo hicimos muy fácil. “Ah, no, cómo no le van a meter nueve goles a Nueva Zelanda”, dijeron. La historia marcaba dos o tres partidos, y en uno nos habían goleado 9 a 1. Lo hicimos ver fácil, ¡qué bueno!
“Las decisiones de los directivos no han sido tan equivocadas. Los que tenemos que dar los resultados somos los técnicos. Ellos contratan a un entrenador. Si supieran mucho de futbol, ellos serían los técnicos.”
–Televisa y Azteca controlan el futbol en México. ¿Sería sana una separación entre esas empresas y el deporte?
–Nada que ver. No son dueños de la Selección mexicana. Son los que invierten sumas impresionantes para transmitir los partidos de la Selección. Tan no es así que les ha costado trabajo venir a hacer tomas porque tenemos lineamientos de prensa, qué días entran y cuáles no. En mi caso he tomado en cuenta desde Televisa, TV Azteca y Univisión, que son las que pagan, hasta ESPN, Fox, Proceso, Milenio, Récord, Reforma, Ovaciones, Esto, a Radio Centro, al que me digan.
“Todos han desfilado por aquí, y revistas hasta de la UFC (de artes marciales mixtas), que nada tienen que ver con el futbol, hasta a esas las atendí. Tratamos de estar lo más amables posible, pero se satura tanto que algunos se van quedando. Entonces me dicen: ‘Es que tú cambiaste’. Yo no cambié. Cambian los medios, porque cuando yo estaba en Atlante no me hablaba nadie. Recibía unas dos o tres llamadas al día. Y de repente pasaban tres días y no me llamaban, y hoy recibo 70 llamadas diarias. A veces estoy en una llamada y está entrando otra y salen con que: “Es que no me contestaste”. ¡Cómo lo voy a hacer si estaba hablando con otro!
“En la Selección las televisoras no mandan. Ellas pagan para poder tener la transmisión, el privilegio de estar aquí un día en que haya puerta abierta. A veces pensamos que no es sano, pero es como lo de la multipropiedad. Tampoco hay mucha gente con posibilidades de entrar al futbol. Ahora que, si hay un tipo de muchísimo dinero y quiere tener tres equipos, y ves una final como la de León y Pachuca o como la del América y Necaxa (2002), en las que los jugadores se matan por conseguir el triunfo, ¿qué tiene? El dinero podrá salir de la misma bolsa, pero en la cancha no te fijas quién te paga. Sales a ganar. Para mí, la multipropiedad debe continuar sanamente, como está hoy.
“A Emilio Azcárraga se le criticaba por tener otros equipos. Hoy nada más tiene al América y ya se deshizo de su multipropiedad. ¡Y a lo mejor sí era bueno que Emilio tuviera tres equipos! Nunca oímos que en Necaxa no se les pagara o que los de San Luis no cobraran. Hoy no oímos que en León o Pachuca se quejen de que no hay lana.”
El que fue y el que será
–¿Cómo fue su contratación con el América? Sabemos que Rafael Puente hijo presentó un proyecto para hacer campeón al América, y que Emilio Azcárraga estaba renuente a contratarlo a usted porque no cumplía con el perfil del equipo –se le inquiere a quien jugara como defensa y fuera seleccionado nacional.
–Cuando me hice técnico me dije: “Algún día voy a llegar a dirigir al América”. Yo estaba en la baraja, pero no era la primera opción. Cuando Yon de Luisa y Peláez decidieron quién sería el técnico, para ellos sí fui su primera posibilidad. Ellos me dijeron: “Tienes seis meses para cambiarle la cara a este equipo. ¿Puedes?” “Sí puedo”. Y en seis meses le cambié la cara.
“El que cambió las bases de lo que pasó en América fui yo, bien dirigido por los señores De Luisa y Peláez. Estaba dedicado a lo que tenía que hacer porque si hablaba de esto o lo otro me decían: “No, no. Tú ocúpate del equipo y lo demás que te valga”. Cuando me iba tantito para allá, ahí estaba Ricardo: “Regrésate para acá” o venía Yon a decirme: “Miguel, es por aquí”. Peláez me explicó: “Tú habla de los jugadores, de tu proyecto, de lo que quieres ser… del América, sólo América”.
–¿Llegó a la Selección corregido y aumentado?
–Bien curtidito. Y mira que leo muchísimo, me cultivo lo mejor posible.
–Eres el imán de este equipo, el más mediático. ¿Es paradójico que seas de barrio y ahora encarnes el prototipo que enamora a las marcas?
–No, no, no. Me tocó empezar a hacer los comerciales porque los jugadores estaban en sus equipos. Sí hago algo de clinch con la gente, que me aprecia y me ha mostrado su cariño, pero las figuras del equipo son los chavos. El éxito de ellos me lleva a mí al éxito. Yo trato de que el jugador conviva con la gente. Como les digo, si no quieren dar autógrafos, háganse albañiles u otra cosa, no por denigrar al albañil, pero si quieren ser personas públicas no me digan que quieren vida privada.
–¿Es justo o injusto que le hayan impuesto el quinto partido?
–Yo estoy ilusionado con la final. Si no para qué voy a un torneo. Puede ser que me regresen en el tercer partido y vengamos con la cabeza abajo y mucha pesadumbre, pero si pienso en eso así vamos a venir. Siete partidos es mi objetivo porque es jugar la final o el partido por el tercer lugar. En mi contrato está que me darán mi premio sólo si llego al quinto partido, y pude haber pedido el premio, como todo el mundo, con nomás llegar al cuarto.
–¿Cuál es la estrategia para conseguir el resultado histórico que nunca ha llegado?
–Es de mentalidad. Y por supuesto correr más que los rivales. Si Brasil tiene buenos jugadores que técnicamente paran el balón, nosotros tenemos 11 guerreros que corren el doble o el triple que ellos. Quiere decir que en cada pelota vamos a tener a tres jugadores de México contra un brasileño, mínimo el doble, dos contra uno. Si logramos eso, en algún momento les vamos a quitar la pelota, y si ofensivamente también corremos para adelante vamos a conseguir espacios.
–¿No le ha pasado lo que dijo Javier Aguirre: Que los patrocinadores presionan fuerte para que los jugadores que representan a sus marcas sean los convocados?
–Yo estuve con él dos días antes que saliera esa noticia. Javier hasta retó a que le enseñaran la grabación donde supuestamente lo dijo. No pasa por ahí. ¿Quieres que juegue fulano? Dirige tú. Si ganas algo (al aceptar jugadores impuestos), ese logro no es tuyo. Y si no me fue bien, qué güey soy porque no tenía que haber aceptado. Como dejé que me impusieran las cosas, me callo, me voy con mi derrota.
–¿Si no consigue el resultado está intacta la promesa de la Federación Mexicana de Futbol de que encabece el ciclo mundialista de Rusia 2018?
–No lo sé. Sienta aquí a los directivos y que te lo digan.
–¿Está preparado para vivir lo que los seleccionadores han vivido: Llegan como los “bien amados” y se van como los “malqueridos”?
–¿Y dónde está el que dijo eso? (Miguel Mejía Barón). Recluido en su pueblo, allá en Puebla. Eso es una tontería. Si llegaste bien amado, trabaja bien para seguir siéndolo. Cuando tuviste que tomar una decisión no lo hiciste (Mejía Barón no metió a Hugo Sánchez en el partido que México perdió en penales ante Bulgaria, en Estados Unidos 94). Toda la gente se dio cuenta que lo tenías que hacer. Entonces, si eres terco, pues no te queremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario