jueves, 26 de septiembre de 2013

La desverguenza de rosario robles y otros personajes.



Rosario, Aguirre, Tapia: las vergüenzas
Ante la tragedia: amenazas, cinismo, negligencia Algunos medios y la censura Sucedió en Acapulco. La Secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles –tránsfuga perredista, hoy rabiosa peñista–, daba una conferencia de prensa sobre la ayuda que, según ella, se daba a los damnificados por el ciclón “Manuel” en Tixtla y Papagayo, comunidades desoladas en la sierra guerrerense. Pero una reportera que sí había estado horas antes en ambos poblados, le aclaró de frente a Robles que ese apoyo aún no había llegado. Que sus habitantes estaban abandonados. Rosario enfureció y perdió la compostura en plena conferencia. Colérica, le dijo a la reportera y a sus compañeros:
“Pues no es mi obligación estar aquí…”.
-Claro que es su obligación-, punzó la periodista.
Al terminar la conferencia, Robles mandó llamar a la reportera y la amenazó, furiosa, fuera de sí:
-¡Le voy a hablar a tu director…!
-Hable usted con quien quiera-, le respondió la reportera.
Es ella, Rosario Robles, la luchadora social de izquierda que algún día fue respetada y que ahora ha aprendido, en tiempo récord, las mañas de los priistas: amenazar a reporteros que los cuestionan con acusarlos con sus medios, con sus directores. Qué pena. Rosario Robles, hoy convertida en funcionaria con entraña y corazón priistas: la amenaza a quien los incomode. La agresión verbal como recurso. La soberbia como método. Es la misma Rosario Robles que desfondó al PRD por sus deslices personales. Por sus frivolidades amorosas mezcladas con la política. Y con los negocios. Sí: ésta Robles que amenazó a la reportera es la misma que se acurrucó en los brazos protectores de su jefe, Enrique Peña Nieto, cuando se le acusó de solapar el uso de programas sociales a cambio de votos para el PRI en Veracruz. “No te preocupes, Rosario… tú aguanta”, fue la instrucción del Presidente. Y Robles ha cumplido la orden al pie de la letra: ni se preocupa y aguanta. Y hoy amenaza a reporteros. Qué pena, Rosario Robles. Y qué vergüenza.
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Otra vez Acapulco. Es la noche del viernes 13 de septiembre. Y la fotografía difundida por el propio gobierno del estado de Guerrero no tiene desperdicio: Gran anfitrión, al centro, el Gobernador de alma, corazón y entraña priistas –hoy disfrazado de amarillo y azul–, Ángel Aguirre, sonrisa que le cruza el rostro, radiante, quitado de la pena, generoso con sus amigos. Lo rodean impolutos, desentendidos de la tragedia que llegaba, amigos y aliados políticos vestidos de traje, la elegancia y la prosperidad económica que se asoma en ellos, representantes constitucionales de uno de los estados más pobres de México y de América Latina. Y del mundo. Allí, relajados, los ex gobernadores René Juárez Cisneros –a quien una mañana en la que el Presidente Ernesto Zedillo había desayunado payaso, lo llamó “el primer Gobernador negro en la historia de México”–, y uno más cuyo nombre abre heridas dolorosas, inolvidables: Rubén Figueroa Alcocer, el hijo del “Tigre de Huitzuco”, y acusado de haber ordenado la matanza en un vado de Aguas Blancas. Comensales de lujo. Y de ornato: -El Senador Armando Ríos Piter, perredista, demostrando que la pertenencia a determinado partido político no está reñida con la convivencia fraternal con el rival. Ni alejada del mismo cinismo. -Los diputados federales Manuel Añorve Baños, el priista al que derrotó Ángel Aguirre en la elección pasada para Gobernador. A Añorve ya se le olvidó el fracaso y ahora comen en el mismo plato. También Catalino Duarte Ortuño y Jorge Salgado Parra. Y Félix Salgado Macedonio, político, adicto a la farándula y a las motos, el que un día demostró que los mejores rounds del “Canelo” Álvarez le quedaban cortos, al intentar agarrar a golpes a unos policías en la colonia Condesa en grotesca pantomima boxístico-etílica. ¡Que se cuide Mayweather! Mientras los políticos del poder guerrerense brindaban, se tomaban fotos, grillaban y volvían a brindar, el ciclón “Manuel” pegaba de lleno en las costas de Guerrero, arrasando vidas, propiedades, ríos, caminos, animales, recuerdos. Nadie les avisó que llegaría la tragedia… a pesar de que desde el miércoles 11 de septiembre se había emitido una alerta oficial. Entrada la noche, cuando la muerte llegaba a Guerrero, el Gobernador Ángel Aguirre ya había perdido la cuenta de los whiskys que llevaba.
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Ocurrió en Las Vegas. José María Tapia Franco es el director del Fondo Nacional de Desastres (Fonden), organismo que administra y entrega los recursos en las tragedias nacionales, que son prioridad: es la vida y la seguridad de millones. Sin embargo, para Tapia hay otras prioridades. Las personales, por ejemplo. A pesar de que la Conagua emitió comunicados desde el miércoles 11 sobre la llegada de los fenómenos meteorológicos, Chema Tapia ni siquiera los leyó. Y si lo hizo, le valió. Prefirió irse a Las Vegas a dar El Grito. Los damnificados que esperen. Que se jodan. Francisco Zea lo dio a conocer el lunes pasado en su columna en Excélsior: “Resulta paradójico e indignante que mientras Tlaloc llenaba las alforjas de diferentes estados preparando la tragedia, el director del Fonden, José María Tapia Franco, estaba en Las Vegas dándose una vida que nada tiene que ver con sus ingresos. Estuvo hospedado el fin de semana del 15 de septiembre en el hotel Encore, uno de los más caros de la ciudad. Cenó la noche del 15 en el restaurante japonés del complejo hotelero que se llama Mizumi, en el cual cantaba con un mariachi, contratado con motivo de las fiestas mexicanas, haciendo gala de mala voz y de intoxicación etílica. Otro día cenó en el muy caro restaurante Andreas del mismo hotel y se le vio sentado apostando hasta 20 mil dólares en las meses de Baccarat, de lo cual fue testigo el diputado local del partido verde Jesús Sesma quien, asustado, veía los excesos. Resulta increíble que un funcionario de segundo nivel pueda darse esta vida y sobre todo en un fin de semana en donde casi 150 mexicanos perdieron la vida y se necesitarán miles de millones del fondo que maneja este irresponsable para poder regresar a muchos tan sólo un poco de todo lo que perdieron”. Hasta aquí el texto de Zea. Y hasta la entrega de esta Red Pública, Chema Tapia se mantenía, aún, en la dirección del Fonden.
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Vergüenzas con los funcionarios, con los políticos… y con algunos medios. En medio de la tragedia, de los muertos, de la desgracia de decenas de miles, de la desolación, se vuelve, de manera lamentable y pueril, a la vieja complicidad gobiernos-medios para censurar, ocultar o manipular información. -Te encargo al Gobernador… no le vayas a meter un madrazo…-, es una frase constante que se escucha en algunos medios, recomendación indigna hacia los periodistas que cumplen con su trabajo entre el lodo, el agua y el dolor. Aún más: Se ha vuelto a la práctica –sobre todo en la mayoría de los noticieros de televisión, viejos y nuevos–, de abrir los espacios con la declaracionitis oficialista: primero la verborrea de Peña Nieto y la de los funcionarios, y luego las crónicas de la tragedia. Antes la retórica gubernamental que la desgracia de los habitantes. Debería ser a la inversa. Es síntoma de dictadura política: la versión oficial por encima de la realidad que lacera. Vaya que está de regreso el PRI. Y muchos medios se ponen de rodillas a la menor provocación. Indignos. Ya veremos cuando a alguno de los censuradores al servicio del poder les pase alguna tragedia. A ver si entonces prefieren la retórica oficialista a que se escuche su propia voz. Qué vergüenza.

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