23 de agosto del 2013
Rigoberto Vargas E.*
La página blanca y la emergencia nacional. Tras los anuncios de la entrega del último bastión que nos legó la consolidación de la gesta revolucionaria de 1910 por parte del régimen priista: Pemex es el objetivo y los paganos serán de nuevo los más humildes
Y podemos imaginar muchos logros; la dignidad de un pueblo sometido, saqueado, vilipendiado y menospreciado que dijo: No más. Pero esa idea se consolida en los hechos con la expropiación de los bienes nacionales como el petróleo y la explotación de lo que nos reservaba el subsuelo para beneficio del erario público en 1938.
En el papel, el oro, la plata y los metales más valiosos deberían estar en manos y explotación de “La Nación” para su beneficio. Y ese beneficio es el de las finanzas públicas, mismas que debieran traducirse en bienestar para la población en general. Y cómo imaginarlo de otra manera, si lo que contiene el subsuelo le pertenece al estado mexicano. Pero el estado no es el gobierno;” el “Estado” se compone de territorio, sociedad y gobierno; esta tríada de conceptos debieran de ser claros para todos; máxime para los que ejercen su trabajo desde el ala del servicio público. Y sin embargo no es así.
Algunos modernos funcionarios, gomina y trajes de calidad premium de por medio, y al amparo de la cómplice acción de los medios masivos, pretenden crear la percepción de que “El Estado es el Gobierno”, cuando la realidad es que el máximo órgano en el que se deposita la soberanía es el que la otorga: “El Ciudadano.” No hay un propietario de los bienes nacionales más que quienes hacen su componente mayoritario, y es todo mexicano en ejercicio de sus derechos constitucionales. Suponer al gobierno potestad por encima de los mandantes es como entregar las riendas de una empresa a los trabajadores. Y en ese sentido, el único propietario de los bienes de México, es su pueblo. Sí, los mexicanos son los únicos dueños de su riqueza y los gobernantes, solamente los empleados de la soberanía que radica en el que instruye se administre en su nombre “pero” en su favor, los bienes de la patria. Lo anterior se consigna en el Art. 39 de la Carta Magna.
Nadie puede ser molestado en su persona o en sus bienes sin mandato de autoridad competente. ¿Y entonces por qué pretende el empleado del ciudadano disponer de bienes nacionales a su arbitrio?
¿Dónde están los grandes teóricos del constitucionalismo para que se empiece a aterrizar la separación manifiesta de los atributos y potestad conferidos a los gobernantes y sus límites?
Hemos entronizado al tlatoani a grados olímpicos, el "presilento" es deidad suprema, la parafernalia mediática le da ese cariz de estrella del pop, y vale más carita que contenido. Al más puro estilo del "canal de las estrellas".
México se enfrenta a la réplica de la etapa del salinismo y terminar de desmantelar las fortalezas del estado; volver a vivir la entrega de los bienes o entidades estatales a particulares a precios de ganga, rescatarlos si fracasan y volver a cargarle la mano al ciudadano indefensus que asiste a su inmolación de forma voluntaria. Esas tenemos; diría el caballero de la triste figura.
Y si la historia se repite, si el salinato se ha vuelto la reedición del maximato; los componentes sociales pueden buscar salidas que no convienen a nadie.
Todas las modificaciones constitucionales deben estar basadas en la evolución de la norma, no en su degradación. Las conquistas sociales han sido raquíticas en la práctica, luego de 300 años de colonia, los beneficios no han sido claros para los más desposeídos, pero más allá de eso, la pulverización del empleo, del salario, de la clase media cada vez más depauperada, de la violencia que rebasa todo límite, de la pérdida de la capacidad de sorprendernos, de la dilución de los límites entre la delincuencia y la autoridad, de un campo abandonado, de una banca nacional inexistente, de la consolidación de los monopolios, de los millones en extrema miseria, de los pocos en la lista de Forbes, de tantas condiciones que propiciarían un estallido social indeseable por lo que implicaría en vidas humanas y la cuasi segura intervención del vecino invasor.
¿Y encima se pretende entregar el recurso petrolero a particulares? ¿No se han cansado de expoliar el subsuelo extrayéndole cantidades inconmensurables de metales preciosos y de toda índole? No se cansan de tener 4 refinerías obsoletas e importar gasolina? ¿A qué brillante mente se le ocurre importar gas a 16 pesos si en México se produce a 2.50? ¿No se cansan de fabricar millonarios como los Bailleres gracias a la explotación de oro y plata? No se cansan de dejarle al pueblo las migajas mientras exoneran a los Salinas de las fortunas mal habidas al amparo del poder público? ¿No se cansan de fabricar sexenio con sexenio tantos funcionarios convertidos a empresarios bajo la duda del nepotismo y el compadrazgo como Cabal Peniche, Raúl salinas y tantos otros?
Hay tantas preguntas que se quedarán sin respuesta; al final, el ciudadano tendrá la última palabra. Ojalá que los que damos la cara y expresamos nuestro punto de vista seamos los que no tenemos razón, y que las voces ocultas, las de un pueblo sometido y humillado no se decidan a hablar con armas menos ineficaces para hacerse oír como lo es quienes usamos sólo la palabra. Ojalá.
La historia de nuestro país está construida bajo premisas de lucro y saqueo por unos cuantos. Que los muchos nos decidamos a ejercer el legítimo derecho de cambiar pacíficamente la estructura del régimen sería lo deseable. Apostemos a eso. No dejemos que las vocecillas oficiosas nos obnubilen con su verborrea proterva. Nos vemos el 8 de septiembre en cada plaza pública del país y en zócalo de la ciudad de México, corazón de nuestra mexicanidad. ¿Nos vemos?
¿Tienes algo qué decir? se reciben toda suerte de comentarios en moc.oohay@evogir Si tienes una respuesta será bienvenida. Gracias a Guadalupe Lizárraga por su generoso espacio en Los Ángeles Press, un espacio que me honra con su generosa deferencia de admitirme este texto.
*El autor es analista, poeta y activo usuario de las redes sociales para expandir la conciencia en México.
@Oratoriapolitic
No hay comentarios:
Publicar un comentario