jueves, 4 de julio de 2013

Otra vez Espino. Ciudad Perdida


Vivir de los trabajadores
Quiere parar el Metro
Miguel Ángel Velázquez
E

n el sexenio pasado el personaje guardó un silencio inusual, pero ahora vuelve a la carga con la amenaza de parar el Metro de la ciudad, sin ningún otro motivo que atacar al gobierno de Miguel Ángel Mancera.
Nos referimos, desde luego, a Fernando Espino Arévalo, quien pertenece a esa estirpe de caciques sindicales alimentados por el priísmo, que se perpetúan en las organizaciones de los trabajadores y sólo obedecen consignas de su partido, aun en detrimento de los mismos trabajadores. Espino vive de las cuotas de los empleados del Metro desde 1978, y junto con el líder del sindicato de Pemex, Carlos Romero Deschamps, y Elba Esther Gordillo, por citar a algunos, forma parte de eso que se conoce como poder fáctico, que hoy, con el nuevo PRI, cobra bríos.
Mirar de cerca la trayectoria de este líder es enterarnos de cómo se juega en las trincheras del PRI, que nunca lo ha desamparado. Así, Espino se convierte en diputado federal en la 55 Legislatura, de 1991 a 1994; luego fue diputado local propietario en la segunda Legislatura de la ALDF, de 2000 a 2003; posteriormente diputado federal propietario por el PVEM a la 59 Legislatura, de 2003 a 2006. Regresó a la ALDF, con la marca del Panal, de 2006 a 2009; tras este periodo fue diputado federal suplente de 2010 a 2012, por el PRI, y ahora está de regreso en la ALDF como diputado, desde 2012.
Espino Arévalo quiere parar el Metro si no se cumplen sus exigencias, aunque estén fuera de la ley, y la presión que trata de ejercer no va en favor de los trabajadores, sino de la estrategia priísta por meterse, a costa del desprestigio del gobierno actual, en la ciudad de México.
El asunto de este lío, que amenaza con parar el principal sistema de transporte público del Distrito Federal, es saber cuál es el móvil del crimen que pretende Espino, y quién o quiénes están atrás de sus intenciones, porque lo que sabe este líder es que lo que pide al gobierno –quedarse con más de 90 por ciento de las plazas del sistema de transporte– es imposible, incluso ilegal. Por tanto, sus presiones deben tener algún fin, que aún no confiesa, pero que seguramente están ligadas a su partido.
Sabe también que en la estrategia priísta dañar a Miguel Ángel Mancera, es decir, parar el Metro, sería ideal para sus empeños, y por eso pretende ir hasta donde tope con tal de asestar el golpe. Ayer por la tarde se celebró una reunión entre el sindicato y las autoridades del Metro, y las exigencias de Espino no parecen haber cedido, así que la amenaza priísta en contra de Mancera sigue en pie. Ya veremos.
De pasadita
A la pregunta constante de ¿por qué quiere el gobierno de Peña Nieto ir con urgencia por la reforma fiscal, e incluso relegar por el momento la de energía?, como se los platicamos en la entrega anterior, la respuesta nos la ha dado la dirigencia de Morena. Se trata, nos dice, de tener el campo propicio de la reforma fiscal, para luego ir por la renta petrolera, es decir, el gobierno federal quiere aumentar los impuestos para tapar el inmenso hoyo –cerca de 40 por ciento de sus ingresos– que le dejaría que las empresas privadas participen en la explotación del petróleo.
Así que eso del gran anuncio que dará el gobierno de Peña para incentivar la economía del país probablemente no sea otra cosa que el sueño dorado de los neoliberales del PRI: IVA a todo, y para todos, además de otras linduras. ¿A eso irá la parte partidista de la izquierda? ¡Qué barbaridad!

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