Patricia Espinosa |
No hay la menor duda: la decadencia del priísmo salinista-zedillista concluyó con el foxismo y el panismo (este lapso ha durado 24 años), y lo que se denominó el priísmoempanizado. Ahora, el Pacto por Peña –pues lo de México es un camuflaje– entierra profundamente la política de relaciones exteriores con el nombramiento de José Antonio Meade. Este nombramiento se ha dado como una concesión a quien con el calderonismo cierra la última etapa en la Secretaría de Hacienda, donde estaban los expedientes del grupo mexiquense, con copia a la Procuraduría General de la República y, con Marisela Morales, ahora comiendo espagueti en un consulado en Milán, hecho exprofeso a su medida. Y es que antes la ineficaz y tonta Patricia Espinosa había entregado las relaciones exteriores a la embajada estadounidense a cambio de que le dieran asilo a Calderón al terminar su mal gobierno.
La señora Espinosa ha sido premiada con la Embajada de Alemania, y su relevo en la secretaría de Relaciones Exteriores ha resultado una mediocridad andando. Meade deja ver su torpeza a kilómetros. En las ceremonias parece ido y habla con tanta inseguridad, leyendo lo que le escriben, que su medianía salta a la vista. Está bien que el peñismo quiera llevar sus relaciones con Washington sometiéndose a lo que dicte la DEA, la CIA, el FBI, el Pentágono y la señora Napolitano. Pero, al menos, que Meade ponga cara de enterado y de estar de acuerdo con lo que le dictan desde Washington. Pero no. Es una momia-títere que mueve la mandíbula como esos muñecos de los ventrílocuos.
Si es el tema de los migrantes y la propuesta de los senadores estadunidenses, Meade sale con su papelito que le escribió un subalterno, para decir babosadas. Y si es el asunto del espionaje, dice que lo tratarán con “diálogo”. El gobierno peñista, como desde hace 24 años ha optado por doblar de más la espalda (y no son japoneses para así saludar) ante el país vecino. Ya no hay una política de Relaciones Exteriores. El peñismo decidió entregarse, con todo y petróleo, a los intereses de un país que abusa sobre todo cuando su contraparte se agacha servilmente. El Pacto con Washington es como los pactos con los empresarios, con Televisa, con los partidos. Meade es un funcionario incapaz de articular una palabra o mostrar una expresión. Parece un cadáver. Y así, las Relaciones Exteriores del peñismo, son un adorno que se lleva entre las patas al país.
La señora Espinosa fue un fracaso. Meade ya la superó. Y el peñismo ha mostrado que no le interesa ni aparentar que, constitucionalmente, México tiene una soberanía que defender. Meade es una figura de palo recompensado porque, con Marisela Morales, escondieron los expedientes de los mexiquenses (se llevaron copias notariadas para ser intocables y premiados). Mientras, la Relaciones Exteriores del gobierno peñista ya no existen. La embajada estadounidense se ha hecho cargo de la representación por medio de Earl Anthony Wayne, titular de la secretaría de Relaciones Exteriores donde Meade es un cero a la izquierda. Un monigote.
*Periodista
Fuente: www.contralinea.com.mx Periodismo de investigación http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/2013/07/14/la-mediocridad-de-patricia-espinosa-meade/
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