¿Tribus unidas contra Marcelo?
Miguel Ángel Velázquez
N
o será fácil. Quienes daban por hecho que la propuesta de que Marcelo Ebrard se convierta en el nuevo presidente del PRD nacional caminaría sobre terciopelo, muy pronto sabrán que la empresa estará marcada por una lucha interna, tal vez más dura de las que ya nos tiene acostumbrados esa organización política.
Hasta hace cuando mucho una semana, aquellos a quienes les disgustaba y aquellos a quienes no, advertían un punto casi irrebatible en la posibilidad de hacer de Ebrard el presidente de ese partido. Nadie como Marcelo para dirigir a los amarillos, se comentaba en los diferentes estratos de la militancia.
En la figura de Ebrard se cimentaba la única posibilidad de lograr el cambio que, desde luego, urge en el PRD. Muchos lo miraban como el salvador del muy desprestigiado instituto político, aunque a decir verdad, entre las tribus se señalaban dudas respecto de qué tanto podrían sobrevivir a las estrategias del ex jefe de Gobierno, o bien qué tribu sería la beneficiaria de esa presidencia.
Algunos apostaban a que Marcelo se inclinaría por los chuchos, pero eso no resultaba tan cierto porque algunos de sus más cercanos sentían que sus preferencias estarían del lado de IDN, de Bejarano. Otros explicaban que la presidencia en manos de Ebrard tendría que marcar diferencias sustanciales que deberían tener como fondo una nueva estructura en ese partido.
En fin, nadie discutía si podía llegar o no; todos lo sentían como un hecho. No obstante, desde finales de la semana pasada, desde los sótanos del PRD han empezado a construir algo que parece ser un
frente contra Marcelo, al que, según nos cuentan, se están uniendo muchos y muchas de quienes otrora juraban lealtad al ex jefe de Gobierno.
Han sido reuniones privadas, cara a cara, cuerpo a cuerpo, donde uno o dos emisarios cuestionan el trabajo de Ebrard, sus merecimientos para alcanzar la posición que pretende, y ahora se vuelve a las preguntas de ¿qué tan de izquierda es Marcelo? y ¿qué tanto lo demostró durante su gobierno y en los intentos frustrados que hizo por gobernar ese partido en el Distrito Federal?
El asunto va en serio. Para empezar, se está en la búsqueda de un personaje de larga militancia que oponga su perfil a todo lo que se ha dicho de Marcelo y a las ventajas que, dicen sus fieles, representa para ese partido. Y para eso la auscultación –dirían los viejos priístas, que son los nuevos priístas– ha comenzado en varios frentes.
El discurso de los opositores es muy sencillo:
Hay que impedir que Ebrard llegue a la presidencia del PRD, y para ello se está en la etapa de reunir a los que dudan y dudaron del ex jefe de Gobierno, a quienes afectó con su trabajo y, según nos cuentan, a quienes dejó colgados con promesas de cargos en el gobierno.
Los números, advierten los emisarios, aumentan día con día. Los que no quieren a Marcelo son muchos más de los que imaginamos;
por eso estamos entusiasmados, nos cuentan.
Total, una nueva guerra se avecina en terrenos amarillos. Ya les estaremos ofreciendo más datos de las estrategias que se construyen en los bandos en pugna.
De pasadita
En ese mismo terreno, en el de la disputa por la presidencia del PRD, hay quienes se mueven en favor de Marcelo. Hace unos días, en la casa de una diputada cercana a Ebrard fueron citados varios marcelistas para iniciar las pláticas que construyan las formas con las que habrá de lanzarse, oficialmente, la posibilidad de que Ebrard llegue al mero centro del sol azteca. ¿Será?
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