martes, 27 de marzo de 2012
Televisa y García Luna, Perversión Político-Televisiva
(Segunda Parte)
Jenaro Villamil
Unas horas después de la muerte del Secretario de Seguridad Pública foxista, Ramón Martín Huerta, el 21 de septiembre de 2005, Televisa transmitió la liberación espectacular de Rubén Omar Romano, director técnico del Cruz Azul, secuestrado durante 65 días previos. Los funcionarios esperaron a que llegaran las cámaras de televisión para presentar al entrenador argentino.
El entonces director de la AFI, Genaro García Luna, le declaró a Proceso que “se llegó a la casa de seguridad casi un día antes del operativo y se detectó que había mucha movilidad del grupo delictivo, por lo que había la presunción de que querían mover a la víctima”.
García Luna negó que la liberación de Romano tuviera alguna vinculación mediática con el accidente en el que perdió la vida Ramón Martín Huerta, pero admitió que lo “prepararon” unos momentos antes para que compareciera ante las cámaras de televisión (ver Proceso, No. 1508).
El espectáculo montado en torno a la liberación de Romano precedió a lo que dos meses y medio después ocurrió con el montaje trasmitido el 9 de diciembre de 2005 con la detención de Israel Vallarta y Florence Cassez, y la liberación de sus presuntas víctimas.
El Caso Jacinta
El 3 de agosto de 2006, en pleno conflicto poselectoral, Jacinta Francisco Marcial, una indígena otomí de Santiago Mexquititlán, fue llevada con engaños por agentes de la AFI a la ciudad de Querétaro. Le habían ofrecido el pago de unas mercancías robadas el 26 de marzo de 2006 por seis elementos de la misma agencia.
La sorpresa para Jacinta Francisco Marcial fue que la presentaron ante los medios de comunicación como la responsable, junto con otras dos mujeres, del secuestro de seis agentes de la AFI. El 19 de diciembre de 2008 fue condenada a 21 años de cárcel y dos mil días de multa. Sus presuntas cómplices, Alberta Alcántara y Teresa González, también fueron enjuiciadas y encarceladas.
El Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro (Centro Prodh) asumió su defensa legal. Los abogados del centro demostraron que Jacinta había sido víctima de violaciones a sus derechos humanos debido a que los órganos encargados de impartir justicia habían vulnerado sus garantías procesales. La indígena otomí nunca tuvo acceso a un intérprete o traductor y se le negó el derecho de presunción de inocencia.
Gracias a la presión nacional e internacional, Jacinta fue liberada el 16 de septiembre de 2009, tras estar encarcelada injustamente durante 3 años.
El Falso Aeropirata
El 9 de septiembre de 2009, en vísperas de la discusión en Estados Unidos sobre el recorte de fondos del Plan Mérida entregados a la SSP y a la PGR, Genaro García Luna apareció en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México para presumir que un espectacular operativo había llevado a la captura de Josmar Flores Pereira, un pastor de origen boliviano, que “secuestró” esa fecha el vuelo 576 de Aeroméxico, procedente de Cancún.
García Luna mencionó que el pastor fue influenciado por el “Espíritu Santo” y que escuchó voces que lo llevaron a tomar el control de la nave. Según el titular de la SSP, el objetivo del aeropirata era llamar la atención de las autoridades federales de la inminente llegada de un “devastador terremoto” que ocurriría en México. La fecha era un signo cabalístico (09-09-09) que se traducía en el 666, es decir, el símbolo de “la Bestia” o Satanás en lenguaje apocalítico.
García Luna presumió que la AFI “rescató” a los rehenes y detuvo al predicador.
Días después, los pasajeros del vuelo, entre ellos el diputado federal Hernán Villatoro Barrios, desmintieron la versión de las autoridades policiacas. Dijeron que nunca vivieron nada parecido a un “secuestro” o incidente. Los supuestos cómplices del pastor boliviano eran pasajeros que habían sido esposados por elementos de la Policía Federal.
A pesar de eso, en mayo del 2011 la juez federal Taisa Cruz sentenció a siete años de prisión al falso aeropirata y una multa de 10 mil 905 pesos par afectaciones a la aerolínea.
Los Reporteros “Rescatados”
El 31 de julio de 2010, García Luna volvió a protagonizar un enlace en vivo desde las instalaciones del hangar de la Policía Federal. Detrás de él apareció un helicóptero de la PF y ofreció una conferencia de prensa ante 32 cámaras de televisión.
En su singular estilo, el titular de la SSP leyó un comunicado para anunciar que luego de “un intenso trabajo de inteligencia”, la dependencia a su cargo había rescatado a Alejandro Hernández Pacheco, camarógrafo de Televisa Torreón, a Javier Canales, reportero de la empresa Multimedia, y a Héctor Bordoa, reportero del programa Punto de Partida, conducido por Denisse Mercker en Televisa.
Los reporteros habían sido secuestrados por presuntos sicarios de Joaquín “El Chapo” Guzmán cuando cubrieron un motil en el penal de Gómez Palacio, Durango, cinco días antes, el 26 de julio. El grupo criminal los retuvo con la intención de obligar a Televisa y a Grupo Milenio a difundir videos en los que acusaban a las autoridades del penal de estar aliadas a Los Zetas.
La versión de García Luna fue espectacular:
“Cuando llegó la Policía Federal, acordonó el área donde estaba la casa de seguridad, se localizó a los compañeros reporteros y como primer objetivo de seguridad a ellos, para que no fueran blanco de disparos o de alguna agresión”.
Algo se salió del guión. La versión de García Luna no coincidió con la de Luis Cárdenas Palomino, su brazo derecho y jefe de la División de Seguridad Regional, quien había afirmado en entrevista televisiva que los reporteros “alcanzaron a desarmar una ventana para tratar de salir en la madrugada de hoy, y hoy, a las 6 de la mañana, es que topan ya con gente de nosotros en la colonia”.
Días después, Alejandro Hernández relató al noticiario de Carmen Aristegui que la “liberación” fue muy distinta a la narrada por García Luna, que todo se trató de un “montaje” de la SSP y fue producto de una “serie de chantajes” para presentarlos ante los medios de comunicación. Los engañaron diciéndoles que se iban a entrevistar con el presidente Felipe Calderón.
Hernández dio una conferencia de prensa para indicar que ellos lograron escapar sin ayuda policial; que en un hecho fortuito se encontraron con los agentes federales y se aprovechó la circunstancia para manipular la información.
“Fuimos utilizados para simular un rescate que no correspondió con la realidad”, afirmó el camarógrafo de Televisa.
Hernández Pacheco pidió asilo en Estados Unidos, al sentir vulnerada su seguridad frente a la actuación de la SSP y la desprotección de la empresa para la que trabajó. Los medios impresos y electrónicos de Grupo Milenio condenaron a Hernández Pacheco por haber “cambiado” la versión de los hechos.
El 17 de septiembre de 2010, en entrevista radiofónica con WRadio, el abogado del camarógrafo, Carlos Spector, afirmó que Hernández Pacheco “no modificó su versión. El y los otros secuestrados coinciden: fue chantaje de los agentes de la PF. Los agarraron y les prometieron que iban a ver a Felipe Calderón”.
El abogado calificó al equipo de García Luna y Cárdenas Palomino como “expertos en manejo de escenarios y se les cayó la jugada en este caso”.
La Detención de “La Barbie”
A unas horas del IV Informe de Gobierno de Felipe Calderón, el 30 de agosto de 2010, la Secretaría de Seguridad Pública anunció la detención de Edgar Valdés Villarreal, alias “la Barbie”, en una finca rústica del municipio de Lerma, cercano a la zona de la Marquesa, en el Estado de México. Fue presentado como trofeo ante los medios de comunicación. El rostro de “la Barbie” reflejaba todo, menos temor o molestia. Tenía una camisa marca “Polo”, la misma que se utilizó después para presentar al JJ, el atacante del futbolista Salvador Cabañas, en el Bar Bar.
El comunicado oficial destacó que “en seguimiento a las labores de inteligencia se ubicó a Valdés Villarreal que se encontraba refugiado en una casa de seguridad del Estado de México. En el lugar contaba con un grupo de apoyo para su seguridad”.
Díaz después se filtró a la prensa el reporte de los policías federales que capturaron al capo, considerado uno de los principales operadores del fallecido Arturo Beltrán Leyva, ex aliado de “El Chapo” Guzmán.
Las declaraciones, incluyendo los testimonios de García Luna, titular de la SSP, de Facundo Rosas, comisionado de la PF, y el jefe de división antidrogas de la PF, Ramón Pequeño, tenían más de 10 inconsistencias y versiones encontradas.
La aprehensión no resultó ser el producto de una “labor de inteligencia que comienza en el año 2009” ni tampoco de un operativo de “más de 150 agentes”. Valdés Villarrreal fue detenido por agentes federales en la autopista México-Toluca por exceso de velocidad y en su remisión al Ministerio Público fue cuando los policías se dieron cuenta de que los infractores llevaban armas de alto poder.
Distintos medios especularon que su aprehensión fue resultado de un presunto acuerdo entre el gobierno de Felipe Calderón y el capo.
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