Jorge Romero H. |
Los restauranteros ubicados en un largo tramo de Insurgentes Sur, en la ciudad de México, están muy enojados porque la delegación Benito Juárez les cobra una cuota ilegal —algo así como el derecho de piso que el crimen organizado exige a giros mercantiles de diversas partes del país— para que puedan operar sus negocios sin problemas. Muchos de ellos, a no dudarlo, incurren en faltas diversas, algunas no tan menores, que suelen resolver con la clásica mordida, pero la extorsión a la que ahora han sido sometidos se ha generalizado e impuesto como una especie de renta que, de no pagarse, podría perturbar la seguridad del local, según dicen que se les amenaza.
¿Quién está detrás de esto? La lógica indica que el jefe delegacional panista Mario Palacios, quien también es restaurantero. Pero resulta que en esta trama —según se pudo indagar— hasta Palacios está subordinado a un personaje oscuro y misterioso que encabeza a un grupo de jóvenes panistas que —según denuncian otros militantes del blanquaizul capitalino— se ha enriquecido impunemente en la delegación Benito Juárez con cobros de cuotas como las referidas o el pago de jugosas comisiones, en efectivo o en especie, por autorizar la construcción de edificios en zonas saturadas como la colonia del Valle, por citar un ejemplo.
Ese personaje se llama Jorge Romero Herrera y apenas rebasa los 30 años de edad. Hasta antes de registrarse como precandidato del PAN a la jefatura delegacional de Benito Juárez, era director de Proyectos Especiales de la demarcación, cargo que, se asegura, no existía en el organigrama pero que fue creado ex profeso para él porque era el novio —hasta hace relativamente poco tiempo— de Mariana Gómez del Campo, diputada local, ex dirigente del blanquiazul en el DF y sobrina de Margarita Zavala, según los panistas capitalinos que denuncian sus malos manejos.
Esa relación y el cargo que le crearon y que llegó a concentrar la toma de muchas de las decisiones de la delegación, lo convirtieron en un hombre influyente y poderoso. Fue así que conformó un grupo de panistas tan o más jóvenes que él, que operan —dicen los denunciantes— esa red de abusos y grandes negocios. Entre otros están el propio delegado Palacios, el diputado local Mauricio Tabe Echartea, su secretario Santiago Torreblanca Engell, el presidente del comité directivo delegacional blanquiazul, Luis Mendoza Acevedo, su hermano Víctor, quien es el director de afiliación, el presidente del comité juvenil, Andrés Atayde Pacheco, y Christian Damián Von Roerich, primo del secretario general del PAN nacional, José Espina.
Pero a la acusación de esos comportamientos presuntamente ilegales y de suyo graves hay que sumar esta otra: Romero Herrrera y su grupo han conformado una especie de fraternidad secreta con ritos iniciáticos y promesas de absoluta lealtad. Quienes denuncian ésto aseguran que el aspirante a ingresar a esa hermandad debe superar una serie de pruebas de lealtad que incluyen la resistencia en cuanto al consumo de alcohol, lo que además es videograbado junto con otras obscenidades, de lo que resultan materiales videográficos con que se chantajea a quienes han pretendido o pretenden salirse del grupo.
Los panistas denunciantes aseguran que el grupo de Romero Herrera y Mario Palacios —aliado por cierto al del senador Federico Döring— tiene reuniones secretas semanales, sobre todo los martes por la noche, en el salón Merlot del Club Libanés, en el restaurante Mazurca (propiedad del delegado Palacios) en la calle de Nueva York de la colonia Nápoles, o en el lujoso penthouse que Romero Herrera adquirió en la calle de Gabriel Mancera. Su saludo y santo y seña no podría ser más revelador de un carácter ideológico intolerante y violento : “Heil führer”, como el que usó el Nacional Socialismo de Hitler, aseguran los denunciantes.
Éstos dicen haber entregado cartas con esta información a Felipe Calderón, a Margarita Zavala y Gustavo Madero. Ninguna respuesta han recibido de lo que es, afirman, un secreto a voces en el panismo capitalino.
Por lo pronto, Romero Herrera registró su precandidatura con un lujoso evento para mil personas el pasado 18 de febrero en el salón Le Mont, del palacio Le Crillón ubicado en avenida Cuauhtémoc 1438 colonia Santa Cruz Atoyac. Tan sólo el alquiler del salón debe haber rebasado el tope de gastos de campaña fijado en 30 mil pesos para la delegación Benito Juárez. Cálculos conservadores estiman en casi 250 mil pesos el costo del evento.
Los restauranteros de Insurgentes Sur dicen que también han informado de estas anomalías en Los Pinos y en la sede nacional del PAN. Pero no hay respuesta. (rrodriguezangular@hotmail.com) (Twitter: @RaulRodríguezC).
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