Autor : Karenin
¡ No + sangre ! |
La coordinación de las policías estatales con la Secretaría de Seguridad Pública federal es una discusión que lleva años en México sin que se pueda llegar a un acuerdo, pero ante la vistita de las reliquias del Beato Juan Pablo II, sumarán esfuerzos en un operativo conjunto para vigilar el recorrido de los sacrosantos restos.
Ayer llegaron al Distrito Federal la ampolleta de sangre y las reliquias de Juan Pablo II, que recorrerán durante cuatro meses las 92 diósesis del país, incluyendo las ciudades más peligrosas, de ahí la importancia de la vigilancia ininterrumpida de las autoridades, pues este símbolo del Estado Vaticano no puede sufrir daño alguno.
Incluso, las autoridades eclesiásticas en México pidieron al crimen organizado que hicieran un alto al fuego, por lo menos mientras las reliquias recorren el territorio nacional, esto para evitar que una bala perdida pudiera dañar la sagrada ampolleta, porque no es lo mismo derramar sangre mexicana que la de Juan Pablo II, aún cuando ésta venga en un contendor.
Tal revuelo ha causado este recorrido que incluso la Iglesia no se pone de acuerdo al respecto, según la página Cadena de Noticias Nacional, El Observatorio Eclesial criticó a la Iglesia Católica Mexicana por usar la figura del Beato para reavivar la fe.
Gabriela Juárez Palacios, secretaria ejecutiva del organismo, reprobó el recorrido, “este tipo de veneraciones dan risa, ya no responden a la época actual. Pareciera que con estas manifestaciones la Iglesia quiere tapar con un dedo la situación que se vive. Concretamente en México”
Y condenó la petición de cese al fuego, “sería más válido que la Iglesia hiciera un pronunciamiento acerca de la Ley de Seguridad Nacional o que se manifestara en favor de la fe ante las problemáticas que tenemos en el contexto actual, antes de estar encabezando una peregrinación de reliquias”.
En el diario digital, Juárez Palacios indicó que el uso de elementos de seguridad federales para custodiar dichas reliquias muestra la cercanía existente entre la Iglesia católica y los gobiernos federal y estatales.
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