Escrito por El Zappo el 22 julio 2011
El día de hoy se reveló que el cardenal Juan Sandoval Íñiguez solicitó ayuda a Estados Unidos para que Andrés Manuel López Obrador no llegara a la presidencia de México en 2006, según asegura el cable 06VATICAN61 de Wikileaks. La principal preocupación del prelado era el creciente empoderamiento de la izquierda en América Latina, sin embargo, parece ser que no era el único.
Según demuestran los cables publicados por Wikileaks correspondientes al 2006 mexicano, existía una consternación generalizada ante la posible llegada de la izquierda, y particularmente de López Obrador, a la presidencia del país. Como era de esperarse, Estados Unidos estuvo atento a todo el proceso electoral, desde el inicio de las campañas, las elecciones y el periodo posterior.
Ante revelaciones como la de hoy, vale la pena revisar la perspectiva del país más poderoso ante uno de los personajes más controversiales y uno de los años más simbólicos de este país.
Posiblemente nada resuma mejor la postura del gobierno de George W. Bush con respecto a la llegada del candidato perredista a la presidencia que el título de los despachos enviados por el embajador Tony Garza: AMLO, Apocalypse not.
Los cables revelados por Wikileaks y entregados al periódico La Jornada, detallan el cuidadoso seguimiento que la embajada americana tuvo del proceso electoral.
A principios de 2006, mostraban especial preocupación por las divisiones al interior de los partidos, particularmente, del PRI, en cuyo candidato nunca terminaron de confiar y que, incluso, llegaron a considerar el mayor problema del partido (cable 06MEXICO2460). A pesar de considerar que en ese entonces el PRD se encontraba dividido, la embajada creía que López Obrador estaba posicionando la gente al interior de su partido, particularmente a Jesús Ortega, para “aplacar a su facción dentro del PRD” (06MEXICO536).
Lo anterior no evitó que la embajada catalogara a Ortega de “poco informado” de los asuntos de su candidato, entre ellos, un encuentro que éste había tenido con el embajador Tony Garza el 23 de enero de 2006.
Aquel desayuno definiría muchas de las ideas que la embajada tendría sobre López Obrador. Entre los principales temas abordados estuvieron la economía, la seguridad, la migración y, particularmente, la perspectiva del candidato sobre la izquierda en América Latina.
AMLO declaró que no pretendía desbalancear la economía latinoamericana al apoyar posturas “anti Estados Unidos o anti Mercosur”. Ante la solicitud del embajador Tony Garza de que la prioridad de México debía ser el “combate al narcotráfico y al terrorismo”, López Obrador aseguró que buscaría darle mayor “poder y autoridad al ejército”, ya que éstos eran “menos corruptos que las demás agencias de seguridad y pueden ser más efectivos”, proponiendo a la vez una reestructuración total del aparato de justicia. En materia de migración AMLO concluyó que era importante la colaboración con Estados Unidos. Y, ante la pregunta de la izquierda en América Latina, explicó que no se podía hablar de una sola izquierda, ya que si bien el candidato le cuestionaba de los gobiernos de Castro, Chávez y Morales (a quienes declaró no conocer personalmente), también se encontraban el de países como Brasil, Argentina o Chile.
Tras este encuentro la embajada concluyó que López Obrador estaba dando pasos acertados para la construcción de un gobierno fuerte, pero también consideró que con aquella plática había tratado de tranquilizarlos, pues estaba consciente de la percepción que Estados Unidos tenía de su candidatura.
De hecho, a pesar de la buena impresión que la reunión de enero había dejado en el embajador Tony Garza, Estados Unidos temió el avance en las encuestas que López Obrador tuvo en marzo calificándolo de populista y cuestionando constantemente si estaban ante “el ‘verdadero’ AMLO o simplemente una táctica de campaña” (06MEXICO953).
El miedo de Estados Unidos se acrecentó al ver al PRI demasiado “tibio” y dividido, y a Felipe Calderón con muy pocas posibilidades de ganar la presidencia. La principal preocupación ante la división interna del PRI derivaba de que la embajada estaba segura que los votos de los desertores de este partido no irían al PAN, sino al PRD.
El miedo estadounidense termina por desatarse cuando, en este mismo mes, Porfirio Muñoz Ledo crea el el Consejo Consultivo para un Proyecto Alternativo de Nación, donde logra reunir “a los académicos más izquierdistas” con propuestas que asegurarán el desastre; sin embargo, la embajada aún confía en que López Obrador no apoye las ideas más radicales (06MEXICO1476).
Para mayo de 2006 se revela, no sólo el temor de Estados Unidos, sino del PAN y del PRI de la llegada al poder de López Obrador. El cable 06MEXICO2409 detalla un encuentro entre Tony Garza y el entonces presidente del PAN, Manuel Espino, quien declara: “el PAN tiene acuerdos sólidos con gobernadores priístas rebeldes, quienes secreta, pero activamente, apoyan la campaña de Calderón”. En la misma reunión, Espino asegura haber acordado con Roberto Madrazo el enfoque de energías para erosionar al candidato del PRD. En ese mismo despacho aparece el nombre de Elba Esther Gordillo con quien, según Espino, es imposible llegar a un acuerdo ya que tiene un precio muy alto.
La caída de López Obrador al segundo lugar de las encuestas durante este mismo mes se debe, de acuerdo a la embajada, a que su mayor problema “muchas veces es su propia boca” (06MEXICO2702). En este mismo periodo la legación nota a un PRI completamente dividido y concluye que “se tendrá que transformar para poder mantenerse competitivo” (06MEXICO3465).
Durante la recta final del período electoral, la embajada alerta de la tendencia de López Obrador “a considerarse la víctima”, misma que se verá acentuada tras los resultados de las elecciones y que denominan su “talón de Aquiles” (06MEXICO3907). Sin embargo, ante los mítines convocados por AMLO, se reconoce su ímpetu y fuerza políticas: “Si algún observador comenzaba a preguntarse si la protesta electoral de AMLO perdía ímpetu, la multitudinaria asistencia, el domingo, debería de despejar cualquier duda, al menos hasta la siguiente manifestación” (06MEXICO3953).
Las dudas siguieron despejándose en las manifestaciones que sucedieron, al grado que los cables calificaban de “arriesgadas” las convocatorias y cierres de avenidas, catalogándolas incluso de “llamado a la desobediencia civil”.
Para septiembre, la embajada estaba segura del poder político de AMLO: “ha mostrado, una y otra vez, una impresionante capacidad de convocar a masas. La convocatoria del 16 de septiembre puede ofrecernos una primera pista de cuánta energía aún tiene el movimiento” (06MEXICO5210).
El apoyo de López Obrador al movimiento popular y magisterial de Oaxaca, la demanda de la renuncia de Ulises Ruíz, la creación del “gabinete legítimo” y su toma de posesión como “Presidente legítimo” el 20 de noviembre, llaman la atención de la embajada, que no deja de seguir sus pasos y que considera que puede estar “perdiendo apoyo entre algunos de los personajes más poderosos (y moderados) del partido” (06MEXICO6569). A pesar de mostrar cautela ante la reacción del PRD durante la toma de posesión de Felipe Calderón el 1º de diciembre, la embajada considera que no habrá reacciones violentas.
Entre los últimos cables de 2006 la embajada de Estados Unidos concluye: “en los siguientes meses, AMLO estará monitoreando de cerca el desempeño del gobierno de Calderón y estará listo para explotar sus inevitables pasos en falso, los cuales, dependiendo de su severidad, podrían revivir al movimiento (de resistencia) en cualquier momento” (06MEXICO6569). Declaración bastante irónica, para un gobierno que monitoreó y vigiló de cerca a un personaje que parecía provocarle tanto fascinación como miedo.
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