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Ovación a la Madrina
Impunidad al Precioso
Elba Esther Gordillo agregó ayer a su carrito de supermercado la gubernatura de Puebla. Convertida en el político más poderoso del país, caminó por los estantes políticos de la bella ciudad capital y recibió las más altas aclamaciones, verificó que algunos de los cajeros del gabinete fuesen de su pertenencia política y financiera (la Secretaría de Educación, sobre todo), avaló que en aras de una transición amafiada se concediera impunidad al gerente anterior, apodado el Precioso, y demostró que las alianzas desesperadas de PAN y PRD acaban sirviéndole de instrumento indirecto de multiplicación de su capital, como sucedió en la Puebla de los SNTEs donde ayer atestiguó la toma de protesta como mandatario de su agradecido ahijado político, Rafael Moreno Valle.
Identidad y emulación hasta en detalles de organigrama: si la Primera Profesora del País (PPP) fue capaz de instalar a su yerno como subsecretario en jefe de una de sus haciendas, la de la SEP, el nuevo gobernador de Puebla puso al novio de su hermana Gabriela como secretario general de gobierno y jefe del gabinete. El virtual cuñado se llama Fernando Manzanilla Prieto y, como había sido colocado auguralmente como coordinador de la campaña de Moreno Valle, se especulaba sobre su cantado arribo al gabinete, lo que en abril del año pasado fue diluido por el propio candidato aliancista de manera trivial, familiar: “es alguien que ha tenido contacto con los grupos de panistas, que tiene una buena relación con ellos, que no va a participar en el gobierno, que está haciendo un favor personal, quiero decirte que yo espero que para cuando yo sea gobernador Fernando Manzanilla esté impedido legalmente para participar, porque ya después de tres años y medio andando con mi hermana yo espero que para entonces ya esté casado con ella” (en http://bit.ly/hPEqmv está la nota).
Gabinete morenovallista integrado de manera aplastante por egresados de la Universidad de las Américas y de otras instituciones privadas, con cuotas específicas para la madrina Gordillo, El Yunque, el PAN y el priísmo reciclado bajo la figura del nieto de quien fue gobernador de Puebla y secretario de Salud con Gustavo Díaz Ordaz. Gabinete de tonalidades tecnocráticas, amistosas y familiares que no concedió nada importante a los partidos arrimados, el PRD y Convergencia (Luis Maldonado es secretario de Educación por Elba, no por Dante), pero sí al panismo del que técnicamente forma parte Moreno Valle y al segmento priísta contrario a Mario Marín y cercano a Melquiades Morales, bajo cuyo mando estuvo el ahora gobernador “de oposición”. Marín que se presentó a la ceremonia del sucesor, aceitados los engranajes para que sólo se llevara una rechifla casi de cajón, pero tranquilo al escuchar a Moreno Valle decir que no habrá persecuciones aunque “tampoco encubrimientos”, en fórmula de cortesía que permite al político de las botellas de coñac retirarse a disfrutar de su riqueza bien protegida, a sabiendas de que vendrán algunos estremecimientos escenográficos, algunas indagaciones que se detendrán en funcionarios inferiores y en la reasignación de negocios emblemáticos. Adiós, Precioso; bienvenido, Elboso.
En otra pista farandulera, los ánimos nacionales eran incentivados desde esferas oficiales para incendiarse a propósito de prejuiciados y torpes chistes o comentarios hechos por simplones e ignorantes partícipes en un programa de la BBC. Convertido en motivo de asombro mundial por los niveles de descomposición institucional, violencia callejera, impunidad, crueldad y corrupción, nuestro país habría de darse por muy ofendido a causa de que en un programa inglés se hablara de flojera, irresponsabilidad y flatulencias como ingredientes nacionales (¿Galicia podría declarar hostilidades contra México por los constantes chistes gallegos que acá se cuentan?)
Incongruente resultó, además, que el abanderado de la defensa patria, de esa guerra santa contra la baja comicidad colonial de unos ingleses, fuera ni más ni menos que uno de los responsables –por acción y por omisión– de la catástrofe mexicana, del baño de sangre, del reino de la violencia sin control: Eduardo Medina-Mora, que fue enviado a Londres no por habilidades o conocimientos diplomáticos, sino como una forma de protegerlo del avispero que ayudó a agitar en México aunque siempre doblegado por el triunfante Genaro García Luna. Así como el calderonismo ha tenido el descaro tragicómico de alertar a nacionales para que no viajen a Egipto, a causa de la violencia desatada, como si en ese país hubiera más riesgo que en Ciudad Juárez, ahora se pretende inflamar el espíritu patriotero a causa de malos chistes cuando la realidad mexicana está para llorar, más que para reírse.
En cambio, el calderonismo irritado contra los ingleses (hasta la secretaria de Turismo, Gloria Guevara, irrumpió desde la clandestinidad en que opera para expresar quejas contra extranjeros y disertaciones laborales sobre las siestas), guarda silencio cómplice ante las constantes intervenciones en radio, televisión y prensa escrita, por parte de funcionarios estadunidenses que como la secretaria Napolitano lanzan advertencias de exterminio a narcotraficantes mexicanos y utiliza el plural ejecutivo para mencionar las cosas que han de hacerse en México.
Ah, pero eso sí: a las 16:07 de ayer estaba muy contento el usuario de Twitter identificado como @felipecalderon, la cuenta certificada de alguien que cree necesario definirse en ese espacio como “Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos”. No era para menos, pues podía reportar un importante logro: “Hoy llegamos a 400 000 seguidores. Muchas gracias a todos por su interés”. Casi a la misma hora, los habitantes de la zona conurbada con sede en Monterrey vivían escenas ya conocidas: balaceras, estallidos de granadas y narcobloqueos, en un libreto de terror que se extiende por todo el país sin que haya indicios de que se esté desarrollando una estrategia inteligente y confiable de control y supresión de esas formas extremas de agravio a la sociedad. ¡Hasta mañana!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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