La redacción
MÉXICO, D.F. 17 de enero (apro).- Seis mujeres premiadas con el Nobel de la Paz, Rigoberta Menchu, Jody Williams, Shirin Ebadi, Mairead Maguire, Betty Williams y Wangari Maatahi, se unieron a activistas de todo el mundo, en Ottawa, Canadá, para condenar los asesinatos de Marisela Escobedo Ortiz y su hija, Rubí Marisol Frayre, y exigir al gobierno de Felipe Calderón una investigación completa y expedita sobre el caso.
Organizaciones de mujeres, agrupaciones de defensa de derechos humanos y defensoras sociales dieron a conocer el pronunciamiento de las mujeres laureadas con el Nobel de la Paz, quienes manifestaron su consternación por el asesinato de la activista.
Las seis galardonadas acusaron que “como lo reconoció la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Coidh) en su sentencia contra el Estado mexicano por el asesinato de mujeres en Ciudad Juárez, el Estado ha mantenido una política de cultura de discriminación en contra de las mujeres, causa principal que genera el feminicidio y su impunidad”.
Sostuvieron que no es un hecho aislado la violencia en contra de defensoras de derechos humanos que valientemente luchan contra el feminicidio en Ciudad Juárez.
Las organizaciones que integran la campaña regional por el acceso a la justicia para las mujeres víctimas de violencia y feminicidio entregarán un carta dirigida a Felipe Calderón, al gobernador de Chihuahua y al presidente municipal de Ciudad Juárez, donde les exigen una investigación inmediata por los asesinatos de Susana Chávez y Marisela Escobedo, la reaprehensión del asesino de Rubí Fayre y el cumplimiento de la sentencia de la Coidh.
Además, anunciaron que se realizan mítines en varias embajadas de México para exigir justicia, alto a la impunidad y a la simulación.
La ejecución de Escobedo ocurrió el pasado 16 de diciembre, cuando protestaba a las puertas del Palacio de Gobierno, en la capital de Chihuahua, para exigir justicia por el crimen de su hija Rubí, asesinada en 2008 por Sergio Barraza, con quien había procreado una hija.
Ante la lentitud de las autoridades, la activista optó por investigar ella misma, con sus propios medios, la muerte de Rubí Marisol, y logró que el asesino confesara el crimen, pese a lo cual los jueces que llevaban el caso lo liberaron.
La sentencia absolutoria fue apelada, un tribunal lo consideró culpable y lo sentenció, sin embargo, para ese momento ya se encontraba prófugo.
En su investigación, Marisela Escobedo logró ubicar a Barraza en Fresnillo, Zacatecas, pero al no recibir apoyo de las autoridades, el asesino de su hija logró escapar de nueva cuenta.
"Justicia: privilegio del gobernador (César Duarte). ¿Y para mi hija cuando?", señalaba un letrero que Marisela Escobedo colocó frente al Palacio, antes de ser asesinada.
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