Jenaro Villamil
MÉXICO, DF, 4 de enero (apro).- Los últimos acontecimientos e información sobre el nivel de crecimiento de los usuarios de laÉ redes sociales --principalmente Facebook y Twitter--, así como el impacto internacional generado por Wikileaks (sitio que etimológicamente significa “filtraciones o fugas de información rápidas), han vuelto a despertar el optimismo sobre el futuro de la tecnología web 2.0 y su impacto en las nuevas audiencias mediáticas.
Sin duda, las redes sociales han registrado un crecimiento exponencial que ha despertado inversiones multimillonarias. En menos de un lustro, Facebook ha legado a tener 526 millones de usuarios en todo el mundo, de los cuales 67 millones se encuentran en América Latina y, de acuerdo con el propio sitio, 8.5 millones se ubican en México.
La gran sensación del año, en materia de deliberación y nuevas formas de comunicación, ha sido el Twitter. Tan sólo entre 2009 y 2010 pasó de 58 millones de usuarios en español a una cifra global de 175 millones, hasta octubre de 2010.
En México, su número de usuarios está lejos aún de rebasar a Facebook: un millón 700 mil, en cifras globales. En términos porcentuales, su penetración es menor al gigante sudamericano, Brasil, que alcanzó 3 millones 400 mil usuarios en esta red social.
A pesar del sostenido crecimiento e influencia de estas redes sociales a nivel global, en países como México la enorme brecha digital existente entre los 108 millones de mexicanos plantea una larga década más de hegemonía muy fuerte aún de la televisión analógica como el medio de mayor alcance y penetración entre la población.
El 98% de los hogares en México tiene acceso a la televisión abierta, mientras sólo 22.2% de los hogares cuenta con acceso a Internet. Así como existe una alta concentración en las audiencias que ven Televisa o TV Azteca –empresas que acaparan más de 90% de las televidentes--, en México, 70% de los 10 millones de mexicanos con acceso a banda ancha pertenecen a una sola compañía: Telmex.
Los operadores de televisión por cable apenas proveen 20% de usuarios de banda ancha y el resto del mercado está pulverizado en operadores pequeños, como Alestra, Axtel, Maxcom y Marcatel, según las cifras de la consultora Signals Telecom Consulting.
El rezago de México en materia de banda ancha para acceder a los servicios de Internet y de triple play, elementos claves para el desarrollo de las redes sociales, es alarmante si se le compara con otras naciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
La consultora Media Telecom afirmó, en un estudio del 9 de diciembre de 2010, que “una forma de visualizar el problema de la brecha digital en México es que países miembros de la OCDE que tenían la misma penetración de banda ancha que México en el 2006, como Polonia, Hungría y República Checa, hoy tienen una mayor penetración que México”.
“Otra forma es observar que países que empezaron a proveer Internet de alta velocidad a través de la modalidad DSL en la misma fecha que nuestro país, ya han alcanzado mayores tasas de penetración del servicio. Por ejemplo, en 2008 Japón tenía 30.2 millones de conexiones de banda ancha, mientras que México en el mismo año sólo tenía 7.5 millones de dichas conexiones (23.7 y 7% del total de habitantes, respectivamente)”, abundó el comparativo de Media Telecom.
El problema, como observamos, es que tanto en materia de servicios de Internet como de televisión abierta, la nota predominante en México es la alta concentración y el rezago generado por la falta de mejores condiciones de competencia económica.
El 1 de enero, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) pronosticó, en su reporte inicial de 2011, que en los próximos cinco años, alrededor de 7 millones de usuarios nuevos solicitarán el servicio de Internet en México. La cifra es muy pequeña si comparamos que la cifra de nuevas audiencias televisivas duplicará esta cantidad en el mismo periodo.
A menos que el gobierno federal decida abrir la competencia tanto en materia de televisión abierta como de conexiones a Internet, y aplicar una política de Estado para garantizar el acceso a la banda ancha, México podrá emparejarse a la revolución de la información y la convergencia. De otra manera, seguiremos siendo un país mayoritariamente analógico, en condiciones de desigualdad digital muy graves.
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