Ricardo Andrade Jardí
Y, como era de esperarse, en el abrevadero de los dinosaurios, que en México llamamos, por una mala broma, Cámara de Diputados, nos ha dejado ver su vulgar consistencia y ha aprobado una ley de ingresos a la medida de los compromisos neoliberales del reptil desgobierno en un intento más de ganar la legitimidad que en la urnas no otorgaron, la Cámara que resguarda las ambiciones de la pandilla legislativa votó por darle más dinero a la milicia, que a la salud pública o el desarrollo social, por mencionar algunos de los rubros más importantes que además demandan ser atendidos de manera urgente incluso por más sectores sociales hartos de la corrupción que como pilar sostiene, aún, al que se nos impone.
Tener muchos soldados y una jerarquía militar bien pagada, parece ser la estrategia del lacayo Fecal para asegurar que todos temamos al desgobierno del “haiga sido como haiga sido”. Lo que los votos no otorgaron, que las balas lo arrebaten. Esa es la estrategia del usurpador chatarra que hoy nos desgobierna... “y cuchillo al que se niegue”.
“Si no he podido probarme cual amante, he de probarme cual villano”, dice Shakespeare en voz de Ricardo III. Algo parecido, aunque carente de grandeza literaria, y en cuanto a grandeza humana tampoco se puede decir mucho de quien prefirió gobernar “haiga sido como haiga sido”, pese a los cientos de pruebas que ponen en duda la elección, que Calderón afirma, y a lo mejor hasta se lo cree, haber ganado, aunque por otro lado nunca presentara una sola prueba que fundamentara su dicho. Pero los siervos o más bien los amos de los siervos, no tardaron en darle la vuelta al asunto, dueños de la telebasura en sus manos, para manejar la versión de que “AMLO, y su alianza electoral, nunca enseñaron una prueba del fraude”. Pese a que en la internet existen miles de videos, tomados por ciudadanos, en los que se ve la alteración de los paquetes electorales del 2006, por no hablar de las boletas que ni siquiera se tomaron la molestia de doblar para hacer parecer que estuvieron en una urna.
En fin la historia está ahí y la información y las pruebas concretas existen para quien quiera verlas. La “vocación democrática” del usurpador salta a la vista y por eso exige en el presupuesto menos dinero público para las zonas sensibles y urgentes de justicia. Lo que debería privilegiar todo demócrata verdadero. Pero la economía de mercado dicta otras razones y a esas razones son a las que responde Fecal y la pandilla legislativa que se ostenta como representante del pueblo. Que el pueblo pague con hambre, injusticia y muerte el alto precio de esa representación que en muchos casos ya ni siquiera se maquilla de voluntad popular a través del juego burgués y controlado al que llamamos proceso electoral. Que nadie se equivoque, no habrá rectificación a la estrategia militar de echar balazos, 30 mil muertos no son aún suficientes en la lista del usurpador, si no ha de probarse como amante, que cuando menos la historia lo recuerde por villano, bajo el pretexto de la lucha contra el narcotráfico. Eso sería la verdadera lucha contra el neoliberalismo, pues el narcotráfico es el mejor ejemplo del significado de la competitividad que el mercado libre promueve.
Las denuncias desde Ciudad Juárez son contundentes. En Ciudad Juárez la guerra es del usurpador desgobierno federal contra la ciudadanía, contra los estudiantes y las mujeres, contra la protesta social y el activismo político, contra el pueblo rarámuri, contra la prensa y el oficio de informar, lo que los silencios cómplices de todos los grupos gobernantes y su doble moral, callaron siempre.
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