Hace unos días, los mercados financieros internacionales empezaron a palidecer. La razón por la cual se les fue la sangre hasta los pies, fue la noticia medio velada y medio abierta de que se estaba pensando seriamente regresar al famoso y semiolvidado patrón oro como base de apoyo de la moneda.
A partir de esas declaraciones la turbulencia que se les vino encima a los países y no se sabía como detenerla. El sistema monetario internacional empezó a temblar y comenzaron a circular muchas historias. Unas ciertas y otras rayando en leyendas de comentarios de café.
Se hablaba de que algunos países fuertes se habían aprovechado de que no se certificaba la cantidad de dinero que circulaba con respecto al oro que se tenía y eso sólo favorecía a sus economías mientras que los otros pueblos tenían que someterse a cuidadosos escrutinios para que no lanzaran billetes al por mayor, ya que se argumentaba producirían efectos devastadores a la economía mundial.
Después del “affaire” de De Gaulle, las naciones interesadas se reunieron en Centroamérica y ahí después de fuertes discusiones entre los ministros de hacienda de los países fuertes (parecidos a los de hoy conocidos como el grupo de los 8) y las naciones no tan fuetes, se lanzó la idea de que debía cambiarse el patrón oro por el de “papel oro” que consistiría en que al apoyo de la moneda no estaría sujeta al metal áureo, sino al hecho de que se apoyaría en los bienes inmuebles que tuviera cada nación.
Desde luego la descabellada idea fue destrozada por los hábiles argumentos de algunos secretarios de hacienda, entre otros el de Antonio Carrillo Flores que entre seriedad y sonrisas puso el ejemplo extremo a través de una pregunta: ¿Qué pasaría si los Estados Unidos se negaran a pagarle a don Antonio un dólar… tendría que acudir a un edificio público para sacar un ladrillo que costara ese dólar y saldara su cuenta? Francamente por inoperante se desechó de plano la idea de respaldar el famoso papel oro, por ser una salida sin apoyo a las crisis que se estaban viviendo.
Con los anuncios hechos, necesitamos que el actual Secretario de Hacienda nos diga, nos informe, cómo es su obligación, qué es lo que está pasando en este asunto, porque eso, si es cierto, va a hacer que vibren las estructuras actuales y se cambien muchos paradigmas de todos tipos que hoy están vigentes. Los juarenses y chihuahuenses que también somos mexicanos exigimos una información apegada a la verdad y profesional. No se diga más.
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