jueves, 11 de noviembre de 2010

Carta abierta al presidente Felipe Calderón


Respuesta del director de El Diario de El Paso al Presidente de México en el contexto de la junta de directivos de la Sociedad Interamericanade Prensa (SIP) en Mérida, Yucatán

Señor Presidente Calderón:

Le escribo desde El Paso, Texas y con miedo a cruzar a Juárez para trabajar, al igual que miles de mexicanos que estamos exiliados voluntariamente de este lado.

Gracias por responder a mi pregunta el lunes pasado en Mérida, en donde estuve con cientos de colegas y en donde le inquirí qué haría frente al terrible problema de violencia, extorsión y secuestro que se vive del otro lado cotidianamente, y sobre el estado de impunidad de los asesinatos de periodistas en México, de los cuales en su administración no se ha resuelto ni uno solo de manera creíble.

Entiendo que la situación en la frontera es complicada, y confío en que sus intenciones para nuestro querido país son buenas, pero me gustaría analizar aquí algunos detalles relacionados con su respuesta, puesto que allá no tuve la oportunidad de preguntarle más o dialogar sobre el tema personalmente, y usted sí se extendió ampliamente en su contestación.

Su idea de reforzar las instituciones nacionales que dirige y/o promueve, como el Ejército Mexicano y la Policía Federal para controlar al crimen organizado, no es mala. El problema es que ninguna tiene ni la confianza ni la credibilidad de los ciudadanos, ya que por décadas sus altos mandos han sido corrompidos por el narcotráfico. La historia nos enseña que los estados autoritarios utilizan las fuerzas del orden más para reprimir a sus ciudadanos y fortalecerse que para protegerlos.

¿Cómo vamos a confiar en nuestros gobernantes si, como lo hemos ya documentado varias veces en el caso de nuestro compañero Armando Rodríguez, todavía se sigue intentado fabricar culpables y “chivos” expiatorios por medio de la tortura, y usted, al contestarnos que ya existen arrestados sobre el caso, intentó reforzar esta idea frente a la concurrencia internacional en el evento de la Sociedad Interamericana de Prensa?

La versión oficial que maneja me parece incongruente con su discurso moral. Esperemos que en esta ocasión el nuevo fiscal para crímenes contra periodistas, tercero desde que asumió usted la Presidencia, realmente investigue a fondo y nos atienda de verdad.

En cuanto a la violencia en Juárez, todos estamos de acuerdo en que el crimen organizado es una gran amenaza y un desafío de enormes proporciones, y en que cada palabra que se silencia es una razón más para acabar con los criminales, pero los periodistas no podemos tapar el sol con un dedo y hacerle propaganda para reforzar la credibilidad de las instituciones nacionales como usted lo propone, mientras que la narcopolítica y la impunidad sigan impregnando todos los niveles de la sociedad. A veces la crítica periodística se malinterpreta como un ataque político personal, pero le aseguro que, en lo personal, lo único que me motiva es mi pasión por la verdad.

Otro tema en el que concordamos, hasta cierto punto, es que la solución a la violencia no puede depender solamente de las instituciones nacionales militares o policiales, y en esto veo un avance real en su voluntad para hacer frente a la grave problemática que todos enfrentamos. En lo que no coincido es en el sacrificio de vidas que, como nos lo advirtió, seguirá sucediendo, ya que este tipo de declaraciones sólo fomentan un nacionalismo irracional. Todas las vidas humanas son valiosas y usted ya condenó y juzgó a muerte a miles de mexicanos que, al parecer, seguirán siendo víctimas del fuego.

El concepto de la seguridad nacional debe alejarse de la definición de guerra para ser profesionalizado y redirigido. Las guerras sólo se generan por disputas de recursos y territorios entre bandos diferentes, y en ellas siempre se construyen enemigos y mueren víctimas inocentes.

Sí, hay que definir al crimen organizado como enemigo del Estado, pero concentrarse en los criminales de “cuello blanco”, como los narcopolíticos y generales corruptos, y no enfocar esfuerzos criminalizando a los sectores económicos y sociales más rezagados. A los criminales de “cuello blanco” hay que atacarlos donde más les duele: en su habilidad para controlar dinero.

De nada sirve minimizar los asesinatos y muertes de Juárez reduciéndolos a disputas entre pandillas, o repetir estadísticas comparativas de niveles de crimen en otras ciudades, o echarle la culpa a Estados Unidos de nuestra situación, o inflarse moralmente y satanizar nuestra región desde una perspectiva centralista, como lo hizo en su discurso en Mérida, demostrando una habilidad histriónica que nadie le cuestiona. Pero en mi opinión personal, creo que se aprende más de aceptar los errores, evaluar las situaciones y rectificar con tiempo. Creo que los mexicanos entendemos que nuestros gobernantes y funcionarios, quienes son finalmente los máximos responsables de la paz social, son también seres humanos que a veces se equivocan, aunque sean bien intencionados.

Por ello, también creo que ante la cada vez mayor deshumanización que los asesinos y secuestradores demuestran, los representantes del Estado Mexicano no pueden utilizar las mismas estrategias y actuar de igual manera que ellos.

Las policías deben cumplir más una función de pacificación, investigación e inteligencia que de guerra o de dominación política a favor de intereses específicos. Los grandes filósofos humanos ya entendieron que atacar la violencia con más violencia sólo empeora la situación, y nuestra ciudad ya está harta de tanta sangre.

Señor Presidente: la flexibilidad para dirigir el rumbo del país es una cualidad, ojalá no se aferre y pueda evitar tantas muertes que se siguen dando en esta guerra que usted declaró y que se siente más en nuestra frontera y en nuestra comunidad, ya que ha sido muy doloroso para todas las familias que aquí radican. Recuerde que en esta frontera también habita mucha gente de bien.

Los oficiales de paz, y con esto me refiero a la policía, deben ser educados para utilizar la fuerza solamente en situaciones extremas.

Desafortunadamente, estamos lejos de esto, como fue obvio en una reciente represión estudiantil local, que terminó a balazos, y en donde un estudiante fue gravemente herido por los federales. Este tipo de acciones no pueden justificarse en nombre de la seguridad nacional. Por ello, creo que se deben replantear los propósitos y definiciones nacionales de esta guerra y definir muy bien al enemigo sin presunciones moralistas.

En la reunión donde coincidimos, cuando habló sobre las extorsiones en Juárez nos platicó su nueva definición personal de violencia: “aquellos que a través de la actos violentos buscan cobrar cuotas o dinero”. Esto que dijo me da una leve esperanza de que el diálogo con usted sea posible, y que al menos me dé el beneficio de la duda y sea flexible con su inquebrantable ideología.

También hay que decirlo, no todo es negativo, recientemente se han dado arrestos que parecen importantes. La consignación de 45 agentes federales por extorsión suena bien. Sin embargo, reportamos que existen muchas quejas de residentes de varias colonias locales que tienen pavor a ser extorsionados porque los federales andan levantando censos en sus casas. En otro caso reciente se arrestó a varios presuntos involucrados en el secuestro del hermano de la ex procuradora de Chihuahua. En este, uno de los involucrados hace graves acusaciones en su contra que están capturando la atención internacional de lo que sucede por acá. Pero uno ya no sabe en quién confiar. Por lo que esperaremos a que se aclare más la situación para analizar con mayor profunidad estos hechos.

Respetuosamente

Gerardo Rodríguez Jiménez

El Diario de El Paso

c.c.p. Directivos y Miembros de la SIP

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