martes, 12 de octubre de 2010
Veinte años del IFE - Miguel Angel Granados Chapa - Periodista
Distrito Federal– A última hora, el presidente Felipe Calderón canceló su participación en el Foro Sobre Democracia Latinoamericana, uno de los actos con que el Instituto Federal Electoral festeja sus 20 años de edad. No se explicó la causa de la súbita decisión. No faltaron por eso conjeturas. La más inmediata era que, con miles de electricistas en la calle (en el doble sentido de la expresión) el Ejecutivo quedaría expuesto a algún incidente con miembros del SME que le reprochan, un año después como el primer día, la extinción de su fuente de trabajo.
El cerco de seguridad que rodea a Calderón, y se estrecha en ocasiones particulares como la de ayer le aseguraría su libre acceso sin molestias al Palacio de Minería.
Por tal motivo me parece que fue otra la razón de la ausencia presidencial.
Quizá lo movió a cancelar su asistencia, ya comprometida, el no convalidar a la autoridad que hace apenas unas semanas lo declaró infractor a la ley, aunque haya admitido su incapacidad para sancionarlo.
El Presidente no acaba de asimilar el hecho, tanto que en su conversación radiofónica reciente con Salvador Camarena en W Radio se quejó de que se quiera silenciar al Estado, cuando lo que hizo el IFE fue considerar que el Ejecutivo –que no equivale al Estado– infringió la ley al emitir mensajes propagandísticos en vísperas de las elecciones estatales de julio pasado.
Calderón reclama su libertad de expresión como si fuera un particular y no el titular de un poder de la Federación que tiene amplias posibilidades de hacerse escuchar y deberes para hacerse oír.
En el IFE está asimismo presente ese episodio. Aludió a él Marco Antonio Gómez Alcántar, uno de los tres consejeros que terminan con este mes su gestión de siete años, en la porción matutina del festejo de ayer, en la sede del Consejo General del Instituto, donde se reunió buena parte de la historia del IFE, encarnada en muchos de sus protagonistas, uno de los cuales fue el propio Calderón como representante del PAN.
Si aquel fue el móvil para plantar al órgano electoral en su festejo, puso en relieve uno de los delicados asuntos que el IFE tiene delante de sí al cumplir 20 años.
En una de las varias paradojas que afronta, dispone de capacidades para determinar si la conducta presidencial cuadra con la ley en la materia que le toca administrar y al mismo tiempo carece de los instrumentos para sancionar al infractor. En esa contradicción se sintetiza parte del curso legal y práctico del IFE en sus dos décadas iniciales de vida.
Casi todas las personas que desde distintos niveles lo dirigieron en ese lapso estuvieron presentes en la ceremonia matutina celebrada en la sede misma del Instituto. Asistieron seis de los ocho presidentes que ha tenido ese órgano y casi todos sus directores y secretarios ejecutivos. El destino personal de todos ellos sintetiza la evolución política de nuestro país en los cuatro lustros de vida del IFE.
De los tres secretarios de gobernación que lo presidieron, sólo Emilio Chuayfett actúa en el poder público, hoy como diputado federal por segunda vez desde que fue forzado a irse de Bucareli en enero de 1998. Jorge Carpizo volvió a la vida académica en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, y Esteban Moctezuma es el presidente ejecutivo de la Fundación Azteca, del Grupo Salinas.
Ya que una cosa lleva a otra digamos que esta mañana, en el foro del que se ausentó Calderón, estará presente el benefactor del grupo Azteca, Carlos Salinas de Gortari, bajo cuya presidencia fue creado el instituto festejado.
Los dos ex presidentes del órgano constitucional autónomo (estatuto atribuido al IFE en 1996) José Woldenberg y Luis Carlos Ugalde, de tan diferente talante retornaron a su actividad académica, completada en el segundo caso con tareas desde su propia consultoría.
Arturo Núñez, que de director pasó a ser subsecretario de Estado, es hoy senador en la bancada del PRD, mientras que Felipe Solís Acero persevera en el PRI, y en la actual legislatura ha sido vicepresidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados.
María del Carmen Alanís, también secretaria ejecutiva, preside hoy la sala superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Fernando Zertuche hace bien lo que tan bien sabe hacer: lee, escribe, aconseja.
Dos ex consejeros del IFE han llegado al gabinete presidencial.
Santiago Creel, presente, y Juan Molinar Horcasitas, ausente de la celebración de ayer. Fue inevitable recordar que otro miembro del consejo, José Francisco Ruiz Massieu fue asesinado en la época que representaba al PRI, y la noticia del atentado en su contra se conoció en ese recinto mientras el Consejo sesionaba el 28 de septiembre de 1994.
Al celebrar el IFE su vigésimo aniversario, está en curso la designación de tres integrantes de su consejo, la tercera parte del total.
Se inscribieron más de ciento cuarenta aspirantes, de entre los cuales si los grupos parlamentarios hacen un ejercicio honesto de selección no hallarán dificultad para escoger a los nuevos consejeros electorales. Corre el período en que pueden presentarse objeciones y tachas a los candidatos.
Prefiero hacer lo contrario y ponderar la experiencia y conocimiento de la materia electoral, y su desempeño en otros valiosos menesteres públicos de Emilio Álvarez Icaza, Jorge Javier Romero, Javier Santiago, Ciro Murayama, Juan Manuel Herrero, Enrique Ochoa Reza, Álvaro Arreola, María Elena Homs, Pedro Rivas Monroy, Eribiel Tirado, Salvador Guerrero Ciprés y Alfredo Orellana.
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