• La Caja de… Sor Beatriz
• De guaridas e imagen
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Para Norberto Tapia con cariño
La enemistad oculta, mi estimado, es la más peligrosa. Innegable que el ambiente político electoral se enrarece, e indudable que hay voces en el interior del tricolor que advierten sobre el volátil contexto donde la guerra sucia, la de las descalificaciones e infamaciones apenas enseña la punta del iceberg de lo que será un dêja vúen las campañas que se darán cita en las urnas el próximo 4 de julio.
Las recientes declaraciones de Sor Beatriz, quien está inmersa en el fondo y la forma del proceso que se llevará a cabo este domingo en Mérida, Yucatán, my friend, enseña que el país volverá a vivir tiempos sugestivos de encono y descalificación, no sólo por el accidentado tema sobre las alianzas electorales, sino por la fisura que el balconeo del circo legislativo dejó en el atractivo romance entre la PANdilla en el poder (del no poder) y la jauría priista… que ya se prepara para pelear por el “carro completo” y vociferar que sí se puede… ¿para que aprendan a respetar?
El quid es que el discurso de la líder del PRI el fin de semana en Puerto Progreso, mi estimado, sigue develando los lugares comunes y la perorata distintiva completamente desacreditada en el sentido de que el CEN tricolor no se prestará a negociaciones y chantajes políticos… cuando Paredes ha sido maestra de la hipocresía y la simulación, siendo su última ilustre tragicomedia el arreglón que ocasionó la caída de las máscaras legislativas con respecto a las mentadas alianzas y el divertido IVA.
Los priistas, sobre todo los de la talla de Sor Beatriz, caen en la presunción de que los mexicanos son unos imbéciles desmemoriados, cuando el país lo que ha requerido, desde la accidentada protesta en la Toma del 1 de diciembre de Felipe Calderón en San Lázaro y después en los comicios intermedios, era contar precisamente con una oposición que velara por los intereses ciudadanos.
Hoy no faltan las voces priistas que, desparpajados, dan por sentado que el PRI regresará a Los Pinos, olvidando el pequeño detalle de la experiencia que dejaron sus fracasos electorales.
Quizá por eso no deja de llamar la atención, ahora que Emilio Gamboa regresa al foro mediático tricolor con el liderazgo de la CNOP prácticamente en su bolsillo —registrándose como candidato único—, sus palabras advirtiendo (y enseñando ese sugestivo colmillo político) que el PRI vivirá tiempos difíciles y que una de sus simpáticas encomiendas será trabajar por la unidad para asegurar la victoria por la Presidencia en el 2012.
Y entre más explica que el PRI llegará a la jornada electoral del 4 de julio cohesionado, anticipando que arrasará y que ese será el punto de partida de la preparación para seguir unidos bajo el liderazgo de SorBeatriz y Jesús Murillo, my friend, Gamboa básicamente manda señales muy claras dirigidas a las lacritas tricolores que comen ansias y que están literalmente desbocados asumiendo (remember that assumption is the mother of all fuckups?) que todo está bien… y dicho, yes?
Las palabras de Emilio indicaron la de cajón: explicación no pedida, acusación manifiesta.
Y el PRI tiene un conflicto latente. El mismo que en algún momento se detonará destapando la Caja de Pan… perdón, de Sor Beatriz, donde saltarán los demonios en esa encarnizada lucha por el poder que hoy se quiere maquillar, controlar y tripular por la importancia de los tiempos electorales.
En una esquina está el gobernador Enrique Peña Nieto y en la otra está Manlio Fabio Beltrones… mientras Sor Beatriz se pega a las paredes midiendo su oportunidad política de jalar agua a su molino… que no necesariamente es el tricolor. Ella juega para ella y al diablo con la institución. El llamativo riesgo de haber adelantado el proceso para pavimentar la carrera rumbo a Los Pinos ya comienza a aplastarle el gel al gobernador mexiquense que no siente lo duro, sino lo tupido.
Sólo así se entiende que haya salido una de las líneas de fuego priista a criticar al (des)gobierno de Calderónen materia de empleo y de economía, mientras Peña Nieto organiza foros, salidas y pirotecnia al tiempo en que se descubre la revoltosa guarida de la “ridícula minoría”.
El PRI no tiene únicamente el cándido problema de una fractura por el conflicto latente entre su cúpula. El PRI tiene otro problema y serio… uno de imagen que rebasa fronteras donde la espotiza mediática no tiene fondo en el banco de esos ánimos.
Y ese problema, aunque no lo parezca, my friend, será fundamental en el viaje para enfrentar su destino…
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