viernes, 23 de abril de 2010
Asesinato de estudiantes del Tec: Se impone la opacidad
Arturo Rodríguez García
MONTERREY, N.L., 22 de abril (apro).- A más de un mes del asesinato de los estudiantes del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), Francisco Javier Arredondo Verdugo y Jorge Antonio Mercado Alonso, ocurrido el pasado 19 de marzo en las inmediaciones del campus universitario, una serie de contradicciones entre funcionarios estatales y federales, así como de directivos de planteles educativos, hacen que el crimen permanezca en la opacidad.
El caso se ha complicado debido al ocultamiento de pruebas, desaparición de documentos y la falta de rigor en la investigación por parte de las autoridades.
Persisten aún las dudas sobre el momento, lugar y forma en que murieron los estudiantes. También, en el caso de la desaparición de identificaciones, el intento por hacerlos pasar como sicarios y, sobre todo, las sospechas de la señora Elvia Mercado Alonso, quien considera que su único hijo, Jorge Antonio, podría haber sido torturado.
El pasado 22 de marzo, durante el funeral de los estudiantes en Saltillo, Coahuila, la señora Mercado dijo que el rostro de su hijo “tenía facciones muy exquisitas”, pero que en la identificación del cuerpo, se le mostró una cara tan amoratada que parecía que lo habían arrastrado y que “ni siquiera con el maquillaje de la funeraria se parecía”.
Del lapso de cuatro a cinco horas, a partir de las 12:30 de la noche de ese día, nadie ha explicado que ocurrió con los cuerpos: si fueron removidos, o si los jóvenes permanecían con vida y luego fueron ultimados.
A una pregunta sobre la remoción de la escena del crimen con fines de encubrimiento, planteada por la periodista Denise Maerker en una entrevista realizada con Rafael Rangel Sostmann, rector del ITESM, para el programa “Punto de Partida”, éste dijo:
“A mí me preocupa, pues, qué hiciste en cuatro horas, cinco horas. Vamos a suponer que se acostaron a dormir. De todas maneras me preocupa porque son cinco horas que nadie más vio qué estás haciendo y sucedió algo. Había dos muertos allí y cómo que en cuatro horas, cinco horas, nadie más sabe. No sabemos que pasó (sic)”.
El caso fue atraído por la Procuraduría General de la República (PGR) que hasta ahora no ha dado a conocer detalles de la investigación que inició el pasado 20 de marzo, cuando los cuerpos de los estudiantes ya eran velados y la escena del crimen se había contaminado.
Ni siquiera Rangel Sostmann sabe si se les practicó la autopsia, aunque sostiene que el cuerpo de Arredondo Verdugo fue desmembrado por una granada, mientras que el de Jorge Antonio recibió impactos de bala.
Además, la señora Mercado Alonso afirmó que la identificación del cuerpo de su hijo no fue directa, sino a través de fotografías mostradas en la pantalla de una computadora.
Ante esta situación, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), pidió, el pasado 25 de marzo, que se aplicaran medidas cautelares en la preservación de las pruebas sobre lo ocurrido. .
El video de las cámaras de seguridad, que podía mostrar cómo ocurrieron los hechos, fue entregado por los guardias del ITESM al Ejército, que, a pesar de las demandas, se ha negado a hacerlo público.
Lo mismo ocurre con las identificaciones de los jóvenes, que jamás aparecieron. Según personal del Grupo Multimedios, existe otro video que no fue incorporado a la indagatoria ni difundido por esa empresa.
Presuntamente, el video captó un ataque a elementos del Ejército, cuando había cesado el fuego. Desde lo alto de un paso a desnivel, un comando disparó y arrojó una granada al sitio que peinaban soldados y reporteros. Inclusive, motivó la renuncia de reporteros.
El 25 de marzo, el presidente de la CNDH, Raúl Plascencia, dijo que estaba fallando la coordinación y las técnicas de investigación y que se carecía de estrategias que garantizaran la seguridad de la población.
Plascencia lanzó un ultimátum para que, a más tardar el 21 de abril, la Secretaría de la Defensa Nacional, informara sobre los hechos ocurridos la noche del 19 de marzo en el ITESM, lo que no ha ocurrido.
La opacidad
Para el propio Rangel Sostmann, la actuación de las autoridades fue opaca, pues desde un principio un informe militar, que le mostró el procurador de Justicia de la entidad, Alejandro Garza y Garza, asentaba que en la refriega fueron abatidos dos sicarios que no eran estudiantes del ITESM.
“Tontamente, les creímos”, dijo Rangel Sostmann a la revista Proceso días después del crimen.
Luego de que los padres de familia reconocieran el cuerpo de sus hijos, Rangel emitió un nuevo comunicado rectificando la versión. Inclusive, reveló que cuando preguntó a Garza y Garza por qué creía que eran sicarios y no estudiantes, éste le respondió que les habían hecho pruebas de parafina.
Días después, el gobernador del estado, Rodrigo Medina de la Cruz, acusó a la PGR de haber identificado a los jóvenes como sicarios. Sin embargo, fue el propio procurador Garza y Garza quien desmintió al mandatario, al reiterar que fue el Ejército.
Los cuestionamientos de Rangel Sostmann se han dirigido al encubrimiento que, desde un principio, se materializó en hacer quedar a los jóvenes modelo (becarios de excelencia, campeones deportivos), como sicarios. Afirmó:
“Yo, Rafael Rangel, sostengo que, por pura ley de probabilidades, debe haber muchas víctimas en el país que están sufriendo lo mismo que nuestros estudiantes. Los defendimos, pero el problema es que hay muchos a quienes no los defienden y sus crímenes quedan impunes, con un carpetazo, sin menor investigación” (Proceso 1743).
Al momento de la balacera, a través de la red social Twitter hubo reportes de alumnos del ITESM, que advertían sobre un tiroteo con duración de una hora, mientras permanecían escondidos en la biblioteca, un túnel o en los cubículos de trabajo.
Al respecto, Rangel Sostmann ha minimizado los reclamos al interior de la institución.
El diario El Norte, de Grupo Reforma, localizó al estudiante del ITESM, que afirmó en esa red social que escuchó la comunicación por radio entre guardias, en la que se dijo que había caído un segundo estudiante.
El pasado 23 de marzo, durante un homenaje a los estudiantes muertos, Rangel Sostmann pidió que se dejaran atrás los reclamos y los cuestionamientos por la información que podrían haber tenido los guardias.
También pidió evitar protestas porque, dijo, era mejor proponer. Inclusive, maestros e investigadores del ITESM comentaron a este corresponsal que, desde el lunes 22 de marzo, los directivos exigieron que se conminara a los alumnos a evitar protestas.
Entre otras consideraciones, Rangel Sostmann dijo, en su discurso del 23 de marzo, que no era tiempo de buscar culpables.
El jueves 25, convocó a la protesta oficial para el domingo 11 de abril, donde, a través de la Escuela de Graduados en Administración Pública (EGAP), se establecería un programa de propuestas de todo el sistema.
La protesta oficial convocada por Rangel Sostmann convocó a un gran número de personas frente al campus del ITESM en esta ciudad y concluyó en el Estadio Tecnológico, sede del equipo Monterrey.
Ahí se presentó el lema del caso, según la lógica del rector: “propuesta, no protesta”, en un acto llamado “Movimiento por el Cambio”:
“El cambio soy yo, yo lo propongo y yo lo hago”, dijo.
En su discurso, Rangel Sostmann abordó los temas de la desigualdad y la pobreza, ante lo que “nos hemos vuelto indiferentes”. Criticó la corrupción en la sociedad y hasta a la familia por delegar la formación de sus hijos a las escuelas.
A los funcionarios públicos los recriminó por ocuparse de sus intereses personales y partidistas. Y a los medios de comunicación, por manejar la información y el “amarillismo” para aumentar sus ventas sin informar correctamente a la población ni formar opinión.
Dijo: “La inseguridad que padecemos es el resultado de que hemos degradado nuestros valores y principios y hemos aceptado la degradación como algo natural. Si queremos una sociedad equitativa, solidaria, participativa, justa y con paz social, debemos cambiar nuestra forma de pensar en lo individual, en lo social, en lo empresarial, en lo político, en lo educativo y en lo gubernamental”.
Luego invitó a los asistentes a seguir manifestándose y protestando, pero “haciendo un examen de conciencia de sí mismos” y “a salir con propuestas y soluciones, no sólo con reclamos y exigencias”.
“Todos somos parte del problema y todos hemos contribuido a la situación de inseguridad que padecemos”, subrayó, y pidió dignificar “la importante labor del policía y del militar”.
Los estudiantes muertos apenas le merecieron una mención de dos párrafos en un discurso de 10 cuartillas: “Defender el honor de nuestros estudiantes”, dijo, pero eso sí, en el entendido de que “todos somos responsables” de lo que ocurre. “Debemos comprometernos” para que en el resto del país no suceda lo que a Jorge Antonio Mercado Alonso y Francisco Javier Arredondo Verdugo”.
Mr
--fin de nota--
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