Calderón está desatado: Pablo Moctezuma
Jaime Avilés
Periódico La Jornada
Martes 27 de octubre de 2009, p. 10
Por esta vez, Andrés Manuel López Obrador no fijó ninguna fecha para la próxima movilización del Movimiento Nacional en Defensa de la Economía Popular. Al término del mitin efectuado ayer por la tarde noche en la plaza Manuel Tolsá, frente al Senado de la República, dejó la iniciativa en manos del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).
“Son tiempos de canallas”, dijo el máximo dirigente opositor, y de pronto, bajo las primeras sombras de la noche y las ráfagas de frío que envolvían a la multitud, esas palabras cobraron un significado literal y se tradujeron en una repentina y profunda tristeza.
Pablo Moctezuma Barragán, veterano activista de las luchas populares, había sintetizado la actual coyuntura en la forma del siguiente resumen: “(Felipe) Calderón está desatado. En 10 días se chingó las Afores, le dio permiso a Monsanto para sembrar transgénicos, tomó con la policía y el Ejército Luz y Fuerza del Centro y concesionó una cadena de radio al Episcopado”.
Tal veza ese pequeño pero monstruoso recuento pesaba en el ánimo de los asistentes al mitin de anoche cuando López Obrador habló de este tiempo de canallas al recordar que, después de obtener ganancias por más de 5 billones de pesos el año pasado, los grandes empresarios pagaron apenas 1.7 por ciento de impuestos.
O cuando dijo que si se aprueba el paquete fiscal de Hacienda, el impuesto sobre la renta (ISR) subirá 7.5 por ciento en términos netos, las gasolinas aumentarán en promedio 17 por ciento, se contratará más crédito externo y se incrementará el pago de intereses de la deuda, lo cual, no hace falta ser adivino para profetizarlo, empeorará la situación económica de todos los mexicanos.
A media tarde, antes que el frío y la oscuridad opacaran los ánimos de la concurrencia, los que iban llegando a la plaza pegaban aquí y allá sus ingeniosas y combativas cartulinas. Delante del teatro Fru-Fru, por ejemplo, en la esquina de Xicoténcatl y Donceles, una señora exhibía una caricatura de los ex presidentes Salinas de Gortari y Fox, codo a codo con Calderón y el secretario del Trabajo, Javier Lozano, a quienes había rebautizado como “los cuatro jinetes del apocamadre”. Y detrás de ellos había pintado a Carstens con pezuñas y trompa porcinas. La rabia estaba por todas partes a flor de piel.
En la plaza, otra mujer sostenía un mensaje con estas palabras: “Javier Lozano, da pena que seas poblano”. Grandes mantas anunciaban la presencia de la Alianza de Tranviarios, el Diálogo Nacional, el PT, el PRD, la Unión Benita Galeana, las brigadas 32, 21, 12 y 11 de los juanes y adelitas defensores del petróleo, y desde luego, las banderas del SME, ondeadas por miles de electricistas.
Después de los discursos introductorios de Jesús Martín del Campo y del senador zacatecano Ricardo Monreal, tomó la palabra Fernando Amezcua, secretario del exterior del SME, quien presentó una síntesis de los acuerdos alcanzados el sábado por la Asamblea Nacional de la Resistencia Popular, y reiteró que el próximo 5 de noviembre esa instancia determinará la fecha de un “paro” (no usó la palabra “huelga”) contra la extinción de Luz y Fuerza del Centro.
Entre los asistentes más jóvenes, el discurso de Amezcua provocó desconcierto cuando elogió al “presidente nacionalista, Adolfo López Mateos” que, si bien expropió la industria eléctrica a las empresas extranjeras que la controlaban en 1960, pasó a la historia más bien como responsable del asesinato de Rubén Jaramillo, la represión contra los ferrocarrileros y los maestros y el encarcelamiento de Valentín Campa y Demetrio Vallejo.
Pero el tiempo de canallas no alcanzaba anoche para juicios históricos exhaustivos, y Amezcua coronó su intervención con la promesa de que el SME defenderá al pueblo de México en su lucha contra Calderón. Fue entonces cuando en el centro del pequeño templete, el “presidente legítimo” inició su intervención.
Informó que ayer por la mañana se había reunido con los senadores del Frente Amplio Progresista para pedirles que rechacen el paquete económico de PRI y PAN e impulsen la aprobación de los proyectos de austeridad y contra los privilegios fiscales que, insistió, permitirían al país contar con 500 mil millones de pesos.
Luego desarrolló un largo inventario de las más recientes calamidades provocadas por la administración federal, y arremetió contra Enrique Peña Nieto, el gobernador del estado de México que apoyó de inmediato la extinción de Luz y Fuerza y el aumento a impuestos y gasolinas porque “quiere congraciarse con la oligarquía para quedarse con su parte del botín”.
El momento más triste sobrevino cuando el tabasqueño confesó que no podía entender “cómo Calderón dice que tiene la conciencia tranquila después de dejar a 44 mil electricistas sin trabajo en estos tiempos”, y afirmó que sólo una persona que carece de sentimientos puede enorgullecerse de haber hecho algo así.
De modo, pues, que sin convocar a ninguna próxima movilización en lo inmediato y reiterando de este modo su compromiso de apoyar al SME sin protagonismo y supeditado a las decisiones que tomen sus dirigentes, López Obrador cerró su discurso con una promesa: “la justicia tarda, pero llega”.
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