Debería ser un honor trabajar para una institución pública, y no debería importar sacrificar los ingresos y algunas limitaciones en la vida personal y familiar. Los altos y medianos funcionarios en México son en términos de número de salarios mínimos los mejores pagados del mundo. A pesar de ello los panistas y algunos priistas decidieron que la ley de topes salariales no debería aplicarse a los miembros del poder judicial y a todos los funcionarios que no hayan sido designados en una elección popular.
El mensaje de esa política es que un puesto público es la forma más fácil de hacerse rico. El único sacrificio es perder la dignidad y los principios. Someterse a los intereses y caprichos de los jefes inmediatos y de los poderes fácticos. La justificación de esos salarios ha sido que con ello se evitaría la corrupción. También se ha dicho que de esa manera se contratarían a los más capaces. Pero esas razones, por cínicas y no comprobables, no son utilizadas en la mayoría de países. Por lo tanto, el rechazo a aplicar la medida y extenderla a todo funcionario público, es un indicador de sospecha sobre la honorabilidad de los miembros del poder judicial y del resto de funcionarios públicos. También sugiere que esos personajes no están dispuestos a sacrificarse por su país, como lo hacen los ciudadanos de los Estados Unidos, Canada, Europa y Asia. México es el país donde la diferencia entre el salario mínimo y el de los más altos funcionarios es mayor. El problema de esta inmoralidad, es que quienes lo pueden resolver padecen de un conflicto de intereses. Los legisladores, los gobernantes y los políticos aspirantes al poder, quienes pueden reducir esos salarios, lo harían sobre sus propios ingresos cuando sean designados como funcionarios por un gobernante, el de sus colaboradores, el de sus familiares y el de sus amigos. No les conviene desaparecer este círculo vicioso. Por eso solamente y después de mucho desprestigio solamente han propuesto el tope salarial a los designados en una elección popular. Quien ha sido uno de los más insistentes para eliminar esta perversión en los salarios de los altos funcionarios ha sido el Lic. Andrés Manuel López Obrador. Esta puede ser una de las razones por la que también es el más atacado. Para sus detractores, AMLO no ha pasado la prueba de fuego para poder escalar en la política mexicana, la prueba de la deshonestidad y la codicia. La prueba que les obliga a estar sometidos a los poderes fácticos.
Autor Anónimo
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