¿No qué no? ¿No qué Plan Mérida era otra cosa? El Plan México ya está aquí y es el regalo de Bush a México, de Navidad, de Reyes y de las próximas conmemoraciones y celebraciones festivas de los muchos años que falten para que el imperio gringo acabe de desmoronarse y, desde allá, se importe para acá "Made in USA" lo que surja, si la humanidad para entonces aún existe, claro está. A lo mejor logramos cumplir el empeño en no existir que tenemos los humanos.
Regalo de Navidad, sí, la amenaza de la inminente intervención en México en aras de combatir, dice Bush, lo que el imperio por él comandado, todavía, tan bien promueve.
No se necesita mano dura para combatir al crimen organizado ni, menos aún, la delincuencia no organizada. Que no se equivoque Ivonne Ortega. Basta con aplicar la ley y castigar a los delincuentes, y el gobierno que encabeza la yucateca ya carga con varios delitos impunes a cargo de los Patrón Laviada. Perdonando a los políticos es como se acaba con el Estado de Derecho y se llega a los excesos que hoy vive Chihuahua.
La amenaza de Bush, ocho columnas de ayer de POR ESTO!, luego de la decapitación de elementos del Ejército Nacional, debe hacernos reflexionar sobre lo que hay detrás de las ejecuciones ordenadas evidentemente desde el Poder, hoy usurpado por la misma derecha a la que pertenece Bush y encabezado en México por un vasallo al servicio de Bush.
Queda clara la existencia de dos Ejército en México, el Nacional y el paralelo que se conoce como Estado Mayor Presidencial. Desde Riviello, al menos, ya se había alertado a Carlos Salinas del peligro que esto significaba y de la ofensa que era para el Ejército Nacional el poder inaudito que ya entonces se le daba al Ejército paralelo, que siguió acumulando poder con Zedillo y con Fox, y que de plano, pasó a estar por encima del otro con Felipe Calderón.
El usurpador se puso en manos de ese Ejército paralelo cuando, en aras de usurpar un cargo no conferido en las urnas por el pueblo, militarizó el recinto que alberga a otro poder: el Legislativo, que dejó de ser autónomo al permitirlo para fingir la jura de un cargo, en medio de un evento televisivo, custodiado por elementos del EMP que no ha dejado de golpear al único Legítimo.
Y aquí hay que volver a las tantas y tantas extrañas y cada vez más brutales ejecuciones. No cualquiera. La prensa, a modo, no deja de señalar a los muchos miles de soldados fugados que se pasan a engrosar las filas de "Los Zetas" responsabilizándolos de la violencia. Pero... no cualquiera.
Los torturadores al estilo de los de Abu Grahib y Guantánamo se preparan a lo largo de años, torturándolos a ellos mismos, para enseñarlos a torturar, pero además para generar el odio necesario al otro para ser capaz de infligir ese nivel de dolor extremo inimaginable. No cualquiera. Cómo soldados provenientes de comunidades indígenas llegarían a ese grado de maldad necesaria que, de manera previa, tiene la cancelación de células cerebrales por parte de sujetos más enfermos todavía y preparados para hacerlo al estilo de lo que hicieron los nazis con los judíos. No cualquiera. Imposible pensar que personas comunes y corrientes se convierten en sádicos torturadores de la mañana a la noche. Para convertirse en eso, se necesita tener la ideología de los que militan en el Ku-Kux-Clan. Es decir sólo la ultraderecha, a la que pertenece Calderón, por más que quieran vender los a modo que él se salva y que de ultraderecha sólo los de El Yunque, etc., son capaces de ese odio al otro, debidamente demostrado que lo siente Calderón, a lo largo de su sucia campaña perdedora en contra de AMLO, debidamente asesorada por otro impresentable, Aznar, cómplice del traslado de prisioneros iraquíes para ser brutalmente torturados por los enfermos yanquis entrenados para eso.
Es tanta la avalancha desinformativa que, a ratos, todos caemos en la fácil complacencia de creer que "Los Zetas" son culpables de la violencia inaudita que en México se vive.
Pero basta pensar un poco en lo que alrededor de esa falsa información se dice para entender que es decisión programada, desde arriba, la creación de la violencia.
Bonito regalo de Navidad: El Plan México con todo el dolor y destrucción que trae aparejado ese Plan, que los yanquis exportan a los países del mundo que se someten a ese acabado imperio asesino comandado todavía por Bush. Regalo de despedida de Bush, que quién sabe si Obama quiera y pueda retirar de la mesa de regalos malditos exportados por ese demonio comparable al "Empalador" Vlad Dracul.
Si Dios existe, no come en la mesa de los mexicanos. Y, es claro que Jesús, crucificado, el hijo de Dios o no, no debe poder parar de llorar por el mundo en este, hoy, otro aniversario de su natalicio.
miércoles, 24 de diciembre de 2008
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