Los problemas desde 2007 han tomado por sorpresa al gobierno de Calderón, habiendo pasado más de un año argumentando que no había recesión, en lugar de tomar medidas urgentes.
Hoy el cúmulo de problemas económicos concretos es tan amplio que ni siquiera alcanzaría este espacio para enunciarlos. Vale la pena concentrarse en un problema muy grande, aún inadvertido en todas sus consecuencias.
El precio del petróleo se seguirá debilitando y no es de sorprenderse que alcance niveles como los de los años 80. Imaginemos lo que significa que el precio de la mezcla mexicana de petróleo exportado fue de 133 dólares por barril en julio y a mediados de diciembre alcanzó 33 dólares, cuando el petróleo aporta 44% del presupuesto.
En estas condiciones el gobierno ha dado pie irresponsablemente a un presupuesto para 2009 con un fuerte aumento para llegar a 3 billones 45 mil millones de pesos. No ha escuchado todas las advertencias que se le han hecho para que recorte su estructura burocrática y utilice bien los recursos.
La recesión o depresión estadounidense nos enfrenta también a una caída de las exportaciones no petroleras el próximo año. Si sumamos a este impacto que el menor precio del petróleo reducirá nuestro ingreso de exportación en 30 a 35 mil millones de dólares, entonces la balanza externa de México tendrá un déficit potencialmente explosivo.
Esto es aun con la cobertura de precios contratada por el gobierno, de la cual no se conocen detalles para juzgar el grado efectivo en el que cubrirá la caída de ingresos. Pero aun a 70 dólares por barril, de todas maneras el precio de 2009 será menor en 24 dólares por barril a lo obtenido en 2008.
Así, la cuenta corriente externa tendrá un déficit alarmante de más de 50 mil millones de dólares, aun suponiendo que el crecimiento de la importación sea mucho menor. Como la importación incluye gasolina y alimentos, de los cuales 30% y 35% de nuestro consumo se importa, implica que debe haber una fuerte caída del consumo doméstico. Si las importaciones no se frenan, el déficit sería todavía mayor.
Por lo anterior, evitar una crisis de balanza de pagos en 2009 va a depender de que haya entradas de capital extranjero. Una primera entrada será la cobertura petrolera, pero ésta no cubrirá más que alrededor de una quinta parte del déficit. Habrá que traer más capitales externos, pero en una recesión global, éstos serán raquíticos.
El sector privado mexicano, por su parte, tendrá un flujo de capitales negativo pues deberá pagar vencimientos de deuda sin que pueda obtener el mismo monto de refinanciamiento. Para cumplir, el gobierno los tendría que apoyar con créditos o con rescate.
Para eso el gobierno tendría que tener un gran endeudamiento y además consumir una buena parte de las reservas del Banco de México.
Por estas razones será difícil que el peso se recupere contra el dólar. Por el contrario, tendría que depreciarse aún más. El 2009 va a marcar seguramente no sólo que Calderón no pudo crear empleos, sino que tampoco pudo mantener el valor del peso.
Es esencial que el gobierno dé muestras de que entiende la realidad y que en consecuencia reduzca su gasto burocrático y negocie con los gobiernos estatales para que hagan lo mismo. Y debe transparentar cualquier apoyo que dé a las empresas privadas endeudadas.
Debe ante todo renovar su equipo con personas y proyectos pragmáticos y no ideológicos, y atender con prontitud y sin demagogia las demandas de apoyo. Si no lo hace así, habrá mucho malestar y resentimiento.
rograo@gmail.com
Analista político
miércoles, 24 de diciembre de 2008
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