■ Previó tener discrepancias con los presidentes de Argentina y Brasil en este tema
México rechazará el neoproteccionismo para enfrentar la recesión, advirtió Calderón
■ No es factible esperar que surja una solución definitiva de la plática de una mañana, expresó
Washington, 14 de noviembre. En la cumbre anticrisis, que inició este viernes en esta ciudad con una lujosa cena, el presidente Felipe Calderón previó tener “discrepancias” con sus pares latinoamericanos de Argentina y Brasil, ya que México expresará su rechazo al neoproteccionismo como vía para enfrentar la depresión económica.
Calderón llegó a Washington como invitado del selecto Grupo de los 20 (G-20) también con “moderadas” expectativas sobre los resultados de la reunión, al plantear que no es factible esperar que surja una solución de fondo y definitiva en una conversación de una mañana entre 20 interlocutores.
Como no hay “soluciones mágicas”, planteó que este encuentro es apenas el comienzo de un proceso y lo deseable es que al final de la reunión haya mecanismos, equipos de trabajo y tareas asignadas que permitan preparar reuniones posteriores del G-20 orientadas a dar una respuesta más completa.
Previo a su viaje a Washington, el Presidente habló ampliamente en la ciudad de México con corresponsales extranjeros sobre la cita del G-20 y coincidió con la línea expresada en el brindis de la cena por el anfitrión, el saliente mandatario de Estados Unidos, George Bush, quien pidió que se rechacen “los llamamientos al proteccionismo, al colectivismo y al derrotismo”.
A esta cita acuden los 20 líderes de las economías que representan cerca de 90 por ciento del PIB mundial: Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Rusia, Turquía, Reino Unido, Sudáfrica, la Unión Europea como bloque y España, que asistirá por invitación de Francia.
La expectativa de Calderón es que en las dos sesiones que se celebrarán este sábado en el Museo Nacional de la Construcción es que México presente una postura intermedia entre aquellos que promueven una regulación excesiva del sistema financiero y que en su opinión, paralice y neutralice a los mercados financieros y aquellos que apuestan por la autorregulación.
El presidente mexicano resumió el dilema del G-20 en una palabra: “división entre Estados Unidos y Europa”.
En este punto estriban también las diferencias entre Calderón y sus homólogos latinoamericanos y que le hizo afirmar que en esta cita México tendrá “su propia voz”, con lo que de manera tácita descartó la integración de un bloque latinoamericano en este aspecto.
De hecho, el presidente mexicano adelantó que si bien puede haber coincidencias con la gran mayoría de los participantes en esta cumbre, también habrá aspectos en “que no coincidamos, por ejemplo, nosotros tenemos una postura muy clara acerca de que una de las conclusiones que deben asumirse ahí es que sería un grave error que se planteara un tipo de proteccionismo o de neoproteccionismo para el futuro”.
Acorde con esta visión, explicó que pugnará por la apertura de las economías, la inversión global y expresará su rechazo a que erijan barreras de entrada o de salida de productos o capitales en los países.
“Podemos tener discrepancias en ello y por eso quiero ser muy cauto para no poner en mis palabras algo que no corresponda a la voluntad de Argentina o de Brasil, pero sí actuaremos de manera coordinada en la idea de defender los intereses de economías emergentes y de los países de la región”, detalló.
En lo que sí hay coincidencias, explicó, es en resideñar las estructuras de gobierno corporativo de los organismos multinacionales con una mayor participación de las economías en desarrollo, que “además a la vuelta de algunas décadas serán las economías más grandes del mundo”.
Previó que Argentina, Brasil y México llevarán una “sola voz de los países latinoamericanos” para que haya una posición mucho más equilibrada entre economías desarrolladas y emergentes.
Desea liderazgo de Obama
Con la ausencia del presidente electo, el demócrata Barack Obama –lo que según diarios locales ha deslucido esta reunión–, Calderón advirtió que el futuro de la economía mundial depende “en gran parte” del liderazgo que asuma Estados Unidos a partir de su próxima presidencia.
Otros temas que planterá Calderón son la revisión de la estructura administrativa del Fondo Monetario Internacional para que otorgue créditos con mayor rapidez, para que supla la contención de préstamos del sistema financiero internacional.
A invitación de Bush, los jefes de Estado y de gobierno del G-20, incluído Calderón, cenaron en la Casa Blanca un menú de alta cocina: codorniz ahumada en horno de madera con guarnición de membrillo y arroz Quinoa, acompañado por un vino blanco Landmark Chardonnay Damaris Reserve 2006, el plato fuerte fueron costilla de carnero rostizadas y ensalada con vinagreta de sidra y queso Brie.
“Confiado en el éxito de nuestros esfuerzos ofrezco un brindis: por todos ustedes, por los principios que compartimos y por los ciudadanos a los que servimos”, dijo Bush, a sus huéspedes.
El presidente estadunidense recibió a sus colegas en una alfombra roja entre sonrisas, apretones de manos y palmadas de espalda.
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