MÉXICO, D.F., 28 de octubre (apro).- Mediante "trampas legales" y de último momento, priístas y panistas pretendieron aprobar los "contratos de riesgo" y el otorgamiento de "incentivos" a empresas contratistas de Petróleos Mexicanos (Pemex), como inicialmente lo propuso Felipe Calderón.
Sin embargo, una amenaza de los perredistas de "reventar" la sesión obligó a los promotores del albazo a dar marcha atrás y aprobar la reforma energética en los mismos términos en que llegó procedente del Senado.
Luego de la pretendida imposición y de la toma de la tribuna por parte de una treintena de legisladores del Frente Amplio Progresista (FAP), la Cámara de Diputados aprobó con 326 votos a favor, 133 en contra y cinco abstenciones, la reforma energética que otorga mayor autonomía de gestión y manejo de las finanzas de Pemex, y rechazó los cambios propuestos por Andrés Manuel López Obrador.
El excandidato presidencial pretendía que los legisladores integraran una séptima fracción al artículo 60 de la Ley de Petróleos Mexicanos, sección cuarta, capítulo "modalidades" especiales de contratación. Proponía que se agregara la siguiente frase: "No se suscribirán contratos de exploración o producción que contemple el otorgamiento de bloques o áreas exclusivas".
Su propuesta no prosperó.
Por mayoría, los diputados aprobaron uno por uno los siete dictámenes que conforman la reforma energética: los cambios a la Comisión Reguladora de Energía; la Ley para el Aprovechamiento de Energías Renovables y el Financiamiento de la Transición Energética; la reforma y adición al artículo 33 de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal; la nueva Ley de la Comisión Nacional de Hidrocarburos; la nueva Ley para el Aprovechamiento Sustentable de la Energía; cambios a la Ley Reglamentaría del Artículo 27 constitucional y la nueva Ley de Pemex.
El debate más ríspido se presentó durante el análisis de los dos últimos dictámenes, en los cuales López Obrador pretendía que se incluyera de manera específica la prohibición de los lotes. Sin embargo, los problemas iniciaron minutos antes de que arrancara la sesión: Cuando faltaba un par de minutos, una treintena de legisladores del PRD, respaldados por los 16 de Convergencia y 16 del PT --todos simpatizantes de López Obrador-, tomaron la tribuna para impedir que el presidente de la Mesa Directiva, César Duarte, y los demás miembros tomaran sus lugares.
Esto provocó que Duarte convocara de urgencia a los ocho coordinadores parlamentarios a una reunión en el salón de Protocolo, ubicado en el edificio "C". Ahí, se analizó la posibilidad de cambiar la sede de la sesión al Centro Banamex, sin embargo, la presión de los panistas se impuso y lograron que se restableciera en el mismo salón de plenos, aunque los miembros de la Mesa Directiva presidieran la reunión a ras del suelo.
A las 11:30 se reinició la reunión. En la tribuna permanecían los integrantes del FAP, un escalón más abajo (en el área de estenógrafos) se colocaron cerca de 40 legisladores del PAN y debajo de ellos, los miembros de la Mesa Directiva, custodiados por dos vallas de panistas.
Así, entre gritos -con megáfonos en mano-- y banderazos se inició la sesión. Los primeros cinco dictámenes se aprobaron con el voto del PRI, PAN, PVEM, Nueva Alianza, Alternativa y 66 de la fracción del PRD que forma parte de la corriente interna Nueva Izquierda, conocida como Los Chuchos.
El "albazo"
El problema se agudizó después de las dos de la tarde, cuando previo a la discusión de los dictámenes seis y siete, el diputado priista Carlos Rojas --uno de los principales detractores de la reforma--, se percató de que la minuta de la Cámara colegisladora (el Senado de la República) había sido modificada en los "considerandos".
Rojas lo comunicó de inmediato a los perredistas Javier González Garza y Juan N. Guerra, coordinador y vicecoordinador del grupo parlamentario del PRD, respectivamente.
En siete páginas de los "considerandos", bajo el título de "Contratos en la Ley de Petróleos Mexicanos", se plasmó la esencia de la reforma que el 8 de abril pasado envió el presidente Felipe Calderón al Senado de la República y que abría el paso a la privatización de Pemex.
González Garza convocó al panista Héctor Larios y al priista Emilio Gamboa, a una reunión urgente en las oficinas del coordinador parlamentario del PRI. Ahí, los perredistas reprobaron el pretendido "albazo legislativo" y reclamaron que no se les haya comunicado de los cambios que se le habían hecho a la minuta enviada por el Senado; y exigieron que se retiraran dichas modificaciones. De lo contrario, advirtieron, "reventarían" la sesión.
Reticente a las modificaciones, Larios justificó en varias ocasiones que era potestad de la Cámara de Diputados cambiar la minuta; los perredistas se comunicaron con el presidente interino de su partido, Guadalupe Acosta Naranjo, quien dio la orden de "reventar" la sesión en caso de que no se atendiera su exigencia y todos los legisladores del PRD se sumarían a la toma de la tribuna.
A su vez, Larios se comunicó con el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, quien ante la amenaza de que se atorara la reforma, aceptó regresar todo a su estado inicial.
En el salón de plenos, momentos antes de que iniciara la discusión del dictamen que reforma la Ley Reglamentaria del artículo 27 Constitucional, el presidente de la Comisión de Energía, David Maldonado, pidió la palabra y desde su curul informó que "por decisión unánime de todos los coordinadores parlamentarios, se omitirían los 'considerandos' que se habían incluido" para que la minuta quedara como la envió el Senado de la República. Lo mismo ocurrió a la hora de votar la Ley de Pemex.
Hasta las tres de la tarde, ninguno de los miembros del FAP que tomaron la tribuna, ni el resto de los diputados de los demás partidos entendía la omisión de los "considerandos"; sin embargo, avalaron los cambios.
En ese momento, el perredista Juan N. Guerra intentó explicar el significado de los cambios. Dijo que cuando un juez debe decidir sobre la aplicación de alguna ley, "lo que toma en cuenta no es sólo el articulado, sino también los 'considerandos' que son la esencia de la propia ley".
El significado de las siete cuartillas que finalmente fue omitido, implicaba la autorización de los contratos de riesgo, contratos de desempeño y la entrega de "incentivos" a las empresas contratadas por Pemex para realizar los trabajos de exploración y explotación de hidrocarburos.
En los hechos, sentenció, estaba autorizando la "privatización" de Pemex y se echaban abajo todos los avances logrados por el PRD que fueron avalados en el Senado de la República, detalló Juan N. Guerra.
"Así, lo que tanto estuvimos peleando y que se logró gracias a la movilización de la gente con López Obrador, los foros de consulta del Senado y la minuta aprobada en la colegisladora, automáticamente se eliminaban con estos 'considerandos' y eso no lo íbamos a permitir", advirtió Juan N. Guerra.
Valentina Batres, allegada a López Obrador, tomó entonces la palabra y denunció en tribuna que la minuta estaba "truqueada": "Ustedes cambiaron la minuta, querían meter a fuerza los contratos de riesgo", les reclamó a los diputados del PRI y el PAN.
"¿Cómo confiar en ustedes?, pero las malas intenciones siempre salen a la luz pública. Los dictámenes nunca tuvieron un espacio digno de discusión y en la Comisión de Energía, el sábado pasado, nunca se leyeron. El presidente de la Comisión faltó a su palabra de dictaminar en dos sesiones y luego, tres días después, salió el peine.
"Por eso, ahora más que nunca, pido que se incluyan las doce palabras que propone López Obrador para que quede plasmado, con todas sus letras, que no se entregarán contratos de explotación a ningún privado y no se les asignarán trabajos por lotes", exigió Valentina Batres; sin embargo se demanda fue desechada.
Transcurrieron dos horas y cuarenta minutos; los diputados del FAP presentaron 20 reservas a varios artículos de la Ley de Pemex, pero todas las propuestas fueron desechadas.
Cuando los diputados se disponían a votar esta última ley, el perredista Antonio Soto, integrante de la corriente Los Chuchos, pidió la palabra y denunció la pretendida maniobra del presidente de la Comisión de Energía, el panista David Maldonado, y le exigió que renunciara a la misma. "Por dignidad lo debe hacer", señaló.
"El presidente de la Comisión se prestó al cambio en los 'considerandos' y usted, Larios (el coordinador de los pansitas), estaba enterado de ello. Estas acciones tienen implicaciones legales para el diputado presidente de la Comisión porque violó su juramento de hacer cumplir la Constitución. Por dignidad y vergüenza debe renunciar, pero él solo obedeció órdenes, hay que buscar al autor intelectual de este cambio", reclamó.
En respuesta, Héctor Larios dijo que toda minuta puede ser cambiada y que es facultad de los diputados hacerlo.
Molesto, Antonio Soto le respondió: "Sí, puede ser cambiada una minuta, pero lo que no es aceptable es que lo corregido no se haya consultado entre los diputados. Usted como coordinador del PAN estaba al tanto de esta maniobra. De nuevo exijo la renuncia del presidente de la Comisión, por dignidad y vergüenza."
David Mendoza, también legislador del PRD e integrante de la Comisión de Energía, segundó a su compañero de partido y corriente. Dijo que "nunca, en la sesión se propuso, se planteó, o se sugirió el cambio. El presidente faltó a la verdad y fue un mañoso".
Finalmente, después del segundo escollo librado, se votó el último dictamen con 326 votos a favor y 133. Los legisladores del PRD avalaron el dictamen.
Al término de la sesión, en entrevista, el presidente de la Comisión de Energía, el panista David Maldonado, intentó exculparse. Aseguró que fue la Secretaría Técnica de la comisión la que hizo el cambio, y subrayó que éstos sí fueron aprobado por todos los diputados. "Lo que ocurre es que desde la votación del tercer dictamen, el perredista David Mendoza pidió que no se disculpara la lectura de los cinco dictámenes que faltaban por discutir. Fue propuesta de ellos que se leyera, no mía, aunque fue mi secretario técnico quien hizo la modificación."
Para ese momento, los legisladores del FAP, quienes durante toda la sesión estuvieron recriminando y llamando "traidores" a los que votaron a favor de los dictámenes, abandonaron la tribuna, mientras a sus espaldas se escuchaba el grito de "México, México, México", entonado por quienes consumaron la aprobación de la reforma.
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