domingo, 15 de septiembre de 2013

Viernes 13, pero en el Zócalo. Álvaro Cueva




Todavía no puedo creer lo que mis ojos vieron la tarde del viernes 13 de septiembre: el desalojo de los manifestantes del Zócalo.
Aquéllo no parecía México, parecía el peor de los países, una nación en guerra, una escena como de otro continente, como de una dictadura, algo atroz.
Fue como volver al pasado, una provocación imperdonable para un país que ha sufrido tanto por la represión.
Y tal y como sucedió en el pasado, la mayoría de las cosas que se dijeron en los medios fueron poco menos que un elogio para la autoridad.
“¡Qué bueno que expulsaron a los maestros!” “¡Ellos se lo buscaron!” “¡Tan valiente nuestro gobierno!” “¡Mira, qué bien lo están haciendo!” “¡Y nadie está saliendo herido!” “¡Me encanta!” “¡Esto es el orden!” “¡La paz!”.
No sé usted pero yo, entre más veía, más me horrorizaba. Pocos, realmente muy pocos medios, se abstuvieron de juzgar. Menos, muchos menos, de no asegurar que todos esos manifestantes, todos, eran maestros.
Y, claro, la sensación era de que los malos eran los manifestantes y los buenos, los policías.
“¡Malditos maestros!” “¡Mira cómo destruyen la Ciudad de México!” “¡Mira cómo ensuciaron el Zócalo!” “¡Y fíjate qué malvados, van a atacar a nuestras autoridades con latas de comida!” “¡Cobardes!”
“¡Oye, y qué policías tan más maravillosos tenemos!” “¡Son unos héroes!” “¡Esos holgazanes los insultan y ellos se dejan!” “¡Esos anarquistas los golpean y ellos no les hacen nada!” “¡Hay que quererlos!” “¡Hay que adorarlos!”
Lo que sucedió la tarde del viernes 13 de septiembre fue uno de los acontecimientos mediáticos más lamentables en la historia reciente de nuestro país, un caso como para analizar y discutir.
El mensaje fue claro: nada ni nadie le va a echar a perder sus primeras fiestas patrias a Enrique Peña Nieto. Hasta el gobierno de la Ciudad de México, el ahora inepto gobierno de la Ciudad de México, se tiene que cuadrar.
¿De veras es tan importante ir a echar relajo al Zócalo la noche del 15 de septiembre?
¿En verdad usted y todas las familias que viven en este país se mueren por estar ahí? ¿Es su máxima ilusión? ¿Es su gran fiesta de todos los años?
¿Usted y millones de personas, de todos los rincones de la nación, están desesperados por llevar a sus niños a ver el desfile militar de la mañana del 16 de septiembre? ¿No existe otra cosa que usted desee más?
Perdón, pero yo creo que todo este asunto de México no se puede quedar sin su Grito ahí, exactamente ahí y solamente ahí, y de que qué bonito desfile tan esperado, es solo un pretexto para muchas cuestiones.
¿Cuáles? Distraer la atención de todo lo que está pasando con las reformas que se están promoviendo, limpiar el Zócalo de algo más que una multitud de manifestantes y mandar cualquier cantidad de advertencias y mensajes políticos.
¿Usted ya se puso a pensar, por ejemplo, en cómo le va a hacer para sacar su gasto y el de su familia con la reforma hacendaria?
¿A usted no se le hacen extraños algunos impuestos como el de los refrescos, el de las colegiaturas y el de los alimentos para perros, y sus insólitas justificaciones?
¿A usted no se le hace raro que ahora digan que Calderón dejó muy mal al país cuando, hasta donde nos quedamos, México, durante su administración, llegó a ser una de las economías más prósperas del mundo?
O alguien nos engañó o alguien nos está engañando y si es así, ¿quién nos dice que no nos van a volver a engañar?
¿Qué va a pasar la próxima vez que alguien quiera hacer una manifestación en el Zócalo o en cualquier punto de la Ciudad de México?
¿Lo van a convertir en el enemigo público número uno? ¿Lo van a tratar igual? ¿Con tanquetas?
¿Qué opinan en otros países de lo que sucedió en México? ¿Se les hizo muy justo? ¿Se les hizo muy bonito? ¿Va a servir para incrementar la inversión? ¿Para incrementar el turismo?
¿Para qué va a servir? ¿Para la vanidad personal de unos cuantos esta noche?
Todo esto se pudo haber evitado desde un principio y no hablo nada más del desalojo de manifestantes, hablo del caso de los profesores que, finalmente, fue el origen de esta nota. ¿O usted qué opina?
Por último, le recuerdo que sigo esperando sus historias de maestros enalvarocuevatv@gmail.com. Hoy, con todo esto, más que nunca, tenemos que reivindicar a nuestros docentes. ¿A poco no?

No hay comentarios:

Escándalos de Luis Mendoza Acevedo