La falta de competencia y los monopolios de mercado en México provocan que un sobreprecio de hasta 98.23 por ciento al momento de consumir bienes de consumo final como la tortilla de maíz, pan, cárnicos y huevo, lácteos, frutas, verduras, bebidas no alcohólicas, medicamentos y materiales de construcción, de acuerdo con un estudio realizado por la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece).
Acerca de las pérdidas monetarias de los hogares mexicanos, la Cofece indica que el sobreprecio que pagan puede ser interpretada como un “impuesto”. Para los hogares con menor ingreso, las pérdidas son de hasta 30.9 por ciento del ingreso mensual, equivalentes a 841 pesos. En el caso de los de mayor ingreso, la pérdidas ascienden a 2 mil 237 pesos, que equivalen al 5.7 por ciento del ingreso mensual.
Ciudad de México, 12 de octubre (SinEmbargo).- La falta de competencia y los monopolios de mercado hacen que los hogares mexicanos paguen un sobreprecio de hasta 98.23 por ciento al momento de consumir bienes de consumo final (tortilla de maíz, pan, cárnicos y huevo, lácteos, frutas, verduras, bebidas no alcohólicas, medicamentos y materiales de construcción) y servicios como el transporte foráneo de pasajeros, concluyó un estudio realizado por la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece).
Este aumento afecta, sobre todo, al poder adquisitivo de las familias más pobres de México y acentúa la desigualdad nacional.
“Los hogares mexicanos pierden, en promedio, 16 de cada 100 pesos de su ingreso como consecuencia de los sobreprecios que genera el poder de mercado sobre 12 bienes y servicios de consumo generalizado y de alta demanda”, refiere el estudio.
En el caso de las familias con mayor vulnerabilidad económica, la pérdida en ingreso es de 31 por cada 100 pesos, cifra que es 4.4 veces mayor respecto a lo que pierden las familias con más recursos.
A nivel regional, los sobreprecios impactan más en el suroeste que en el noroeste mexicano. En estados del sur con altos índices de pobreza (como Chiapas, Guerrero y Oaxaca) la reducción del poder adquisitivo es 47 por ciento menor que en entidades federativas del norte (Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Durango, Sinaloa y Sonora).
En materia de servicios, los precios del transporte aéreo de pasajeros tiene incrementos de poco más de 27 por ciento y el de los autobuses foráneos de 15 por ciento.Por tipo de producto, la Cofece mencionó que las frutas son las de mayor sobreprecio al alcanzar un incremento de 238 por ciento. Le siguen el pan (200), los materiales de construcción (113), los lácteos (95), las verduras (31), las tortillas (26), el pollo y el huevo (14), la carne de res (ocho), las bebidas alcohólicas (cinco), los medicamentos (cuatro) y las carnes procesadas (dos por ciento).
La escalada de precios se debe, principalmente, a la falta de competencia económica ya que “una empresa puede subir precios y retener a sus clientes porque tiene pocos o ningún competidor”, se lee en el Estudio sobre el impacto que tiene el poder de mercado en el bienestar de los hogares mexicanos.
También puede deberse a prácticas monopólicas derivadas del control de los recursos escasos o de insumos esenciales, rendimientos crecientes a escala, superioridad tecnológica y barreras regulatorias creadas por el Gobierno.
“Mercados con menores elasticidades donde hay empresas con poder de mercado, tienen mayores probabilidades de observar precios más altos que aquellos mercados con elasticidades grandes o donde no hay empresas con poder de mercado”, explicó la Cofece.
Ante este tipo de escenario –es decir, el de un mercado poco flexible– las alternativas para el consumidor son limitadas. O paga el sobreprecio, o debe prescindir del bien que requiere.
La elasticidad de los precios –explicó la Comisión– está definida por qué tan prescindible es el producto o servicio para los consumidores. De este modo, un “bien elástico” es aquel que tiene más decremento de demanda por su incremento de precio y un “bien inelástico” el que tiene menor decremento a pesar del aumento de precio.
En ese sentido, el estudio refiere que los productos más elásticos son el pan, las frutas, las verduras, los lácteos, así como el pollo y el huevo. Y los bienes y servicios más inelásticos son la carne de res, los autobuses foráneos, los materiales de construcción y los medicamentos.
Las elasticidades menores a uno –como en los casos de la carne de res, de los autobuses, los materiales de construcción, medicamentos y carnes procesadas– “pueden interpretarse como un ‘foco rojo’ ya que es indicativo de la vulnerabilidad en el ingreso de los hogares ante aumentos de precios en estos mercados”, explicó el informe.
Acerca de las pérdidas monetarias de los hogares mexicanos, la Cofece indica que el sobreprecio que pagan puede ser interpretada como un “impuesto”.
Para el decil con menor ingreso, las pérdidas son de hasta 30.9 por ciento del ingreso mensual, equivalentes a 841 pesos. En el caso del decil más alto, la pérdidas ascienden a 2 mil 237 pesos, que equivalen al 5.7 por ciento del ingreso mensual.
En promedio, este denominado impuesto representa el 15.7 por ciento del ingreso mensual de los hogares mexicanos, sin dejar de advertir que el impacto siempre es más perjudicial para las familias de menores ingresos.
Así pues y de manera proporcional, la pérdida relativa de bienestar de los hogares de menores ingresos es 4.42 veces mayor a la de los hogares con mayores ingresos, situación “que contribuye de forma importante a acentuar la desigualdad del país”.
Los sobreprecios ocasionados por el poder de mercado, abunda el estudio, “incrementaron la desigualdad por ingreso en el país en un 7.3 por ciento”.
Para la realización del estudio, la Cofece analizó las categorías de bienes y servicios mencionados con base en cinco criterios: que fueran bienes de consumo final; que existieran series de precios separadas del Índice Nacional de Precios al Consumidor; que tuvieran contribución relevante en el Producto Interno Bruto (PIB) nacional; que se tratara de bienes y servicios de consumo generalizado a nivel nacional y de alta demanda en hogares de menores ingresos.
Asimismo, el estudio consideró a 46 ciudades del país, distribuidas en 8 regiones geográficas. Y para las estimaciones, la Cofece utilizó datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi) con base 2014.
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