José Agustín Ortiz Pinchetti
H
ace un par de semanas recordé con mi amigo Francisco Paoli cuando nos incorporamos a la lucha por la democracia. Nos conocimos hace 52 años en el movimiento de Carlos Madrazo, un hombre inquieto y carismático que pretendió democratizar al Partido Revolucionario Institucional (PRI) y al país. El movimiento del líder tabasqueño se desarrolló paralelamente a la gran movilización estudiantil de 1968. La lucha juvenil fue aplastada el 2 de octubre en Tlatelolco y el movimiento de don Carlos murió con él en un atentado disfrazado de accidente aéreo el 3 de junio de 1969. Luis Echeverría nos hizo creer en la
apertura democráticay terminó en un fiasco. José López Portillo impulsó una iniciativa para hacer más equitativa la competencia política que terminó en partidocracia.
En 1985 la crisis económica despertó muchas conciencias. El Partido Acción Nacional (PAN) desafió al sistema en Chihuahua, pero fue derrotado por un fraude electoral. En 1987 se dio una escisión muy importante del PRI. Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez y otros encabezaron la Corriente Democrática y compitieron en las elecciones de 1988. El 6 de julio el sistema se impuso: un gran fraude (no operado por Manuel Barlett, entonces secretario de Gobernación, sino por un equipo de Carlos Salinas).
En 2000 triunfó Vicente Fox y creímos que la democracia llegaba. Éste era reaccionario y farsante; en 2006 orquestó un fraude contra Andrés Manuel López Obrador y en favor de Felipe Calderón. Para 2012, Enrique Peña Nieto alcanzó la Presidencia apoyándose en la compra de millones de votos y en la complicidad cínica del presidente panista Calderón.
Durante 50 años el régimen destruyó una por una las iniciativas democráticas. En el sexenio de EPN, López Obrador y cientos de miles seguimos trabajando en la causa democrática. AMLO se separó del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y logró el registro de Morena. Pudo ganarles al PRI y al PAN-PRD y conquistar limpiamente la Presidencia.
Ha sido una fortuna ver la explosión de alegría producida por el triunfo de AMLO. Un hecho sin precedentes: ¡la ausencia de un fraude electoral! Al fin estamos en el año cero de la democracia. (Colaboró Mario Antonio Domínguez.)
Twitter: @ortizpinchetti
No hay comentarios:
Publicar un comentario