E
l PRD nace como una respuesta nacionalista al giro que la tecnocracia impuso al Estado mexicano a partir de 1985. El embrión fue una corriente nueva encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez y otros priístas. No querían salirse del PRI, sino resistir la cancelación del nacionalismo revolucionario. Un grave deterioro de la economía hizo que creciera la demanda de democracia, la corriente propuso la candidatura de Cárdenas a la Presidencia y perdió las fraudulentas elecciones de 1988.
El PRD se fundó el 5 de mayo de 1989 (acaba de cumplir 29 años), tuvo que afrontar la inquina de Salinas, quien ordenó nuevos fraudes a escla regional y toleró 300 asesinatos de perredistas en las zonas rurales. El partido incorporó a grupos de la vieja izquierda pro marxista y a priístas inconformes. Un cóctel difícil. El desarrollo de este nuevo ente fue penoso: en la elección de 1991 apenas obtuvo 8 por ciento de la votación. La presión del gobierno creó una cultura de hostilidad y resistencia en el PRD que además se fragmentó en distintas corrientes:
tribus. Sin embargo, la presidencia de AMLO en 1996 le dio un nuevo impulso: en 1997 logró ser la segunda fuerza nacional; triunfaron en varias gubernaturas; incluida la jefatura del Gobierno capitalino. AMLO surgió como un nuevo líder y ganó en 2000 el gobierno de la capital. Mientras él se consolidaba se mostraron tendencias autodestructivas en el partido.
En 2006, cuando AMLO compitió por la Presidencia, el partido fracasó; sólo pudo vigilar 50 por ciento de las casillas, lo que propició un nuevo fraude. La historia del PRD en los años recientes se caracteriza por la salida de sus fundadores: Porfirio Muñoz Ledo (1999); Cuauhtémoc Cárdenas rompió en 2014, pero se había alejado mucho antes, y AMLO rompe en 2012, poco después de las elecciones presidenciales. La dirigencia del PRD cayó en manos de aquellos más afines al propósito de asociarse con el gobierno que de confrontarlo.
El PRD tiene que competir ahora con Morena, que absorbe una gran cantidad de sus miembros. En diciembre de 2012 el PRD, el PAN y el PRI firman una alianza (Pacto por México). El partido subsiste gracias a los apoyos que recibe del Estado y que son residuos de sus mejores épocas, alimenta una burocracia decadente. Tiene graves problemas para volver a crecer, quizá la expectativa de sus actuales dirigentes sea convertirse en el partido más grande entre los pequeños. No puede descartarse una nueva escisión y una reorganización. Sus suerte depende del triunfo AMLO/Morena. La trayectoria accidentada de este partido puede terminar en las próximas elecciones.
Twitter: @ortizpinchetti
Correo: joseaorpin@gmail.com
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