Jaime López Vela, diputado constituyente y fundador de Agenda LGTB A.C., explica la importancia de marchar y mostrar apoyo a la comunidad LGBTI.
Jaime López Vela, diputado constituyente y fundador de Agenda LGTB A.C.
¿Por qué marchamos en la Ciudad de México las personas LGBTI en el 2017?
Hace 39 años iniciamos a marchar, lo hacemos en el mes de junio en memoria y repudio a las agresiones que otros como nosotros sufrieron en Nueva York, allá en el bar Stonewall, para exigir un alto a las agresiones policiales, a las redadas ilegales en contra de nuestras personas por nuestra identidad sexual.
Salimos del clóset para que se restituyera nuestra dignidad humana y mostrarnos con orgullo, y exigir que se atendieran nuestras demandas de cese a la discriminación y de atención a nuestro sector poblacional para revertir la exclusión al progreso económico, social, cultural y político al que contribuimos por igual, el que se nos niega motivado por los mitos y prejuicios predominantes en una cultura machista que se niega a reconocer la diversidad existente entre la sociedad.
Al cabo de los años, el movimiento de liberación homosexual transitó al de personas Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersexuales (LGBTI) pues en efecto, cada una de las identidades sexuales que integra nuestro colectivo, reclama además del alto a la homofobia -rechazo a la orientación sexual- y a la transfobia -repulsa a la identidad de género- reivindicaciones propias.
La situación de vulnerabilidad en que la sociedad nos ha colocado históricamente, nos llevó a incidir ante la política a pesar de que entre nuestras filas muchos se resistían a dar este paso, ante el temor de ser burlados por fuerzas políticas que sólo jugarán con nuestras vidas y nuestros derechos, pues en efecto, en el camino nos hemos topado con infinidad de ejemplos.
La llegada al poder de grupos de izquierda a finales de los años noventa y esta incidencia lograron la atención de nuestra agenda e inició un ciclo progresivo, para iniciar logramos que se despenalizará la homosexualidad como una agravante del delito de corrupción de menores y poco a poco nuestra agenda fue resolviéndose para ir revirtiendo la exclusión social de que éramos objeto, vino entonces un momento muy doloroso, el azote de la pandemia del VIH/SIDA que causo la pérdida de al menos dos generaciones afirmaba nuestro amigo Carlos Monsivaís.
Muchos de quienes venían luchando por nuestros derechos humanos de libertad e igualdad dieron literalmente su vida, presas del odio, en redadas, agresiones, asesinatos y una pandemia que acabo con ellos impasiblemente.
El movimiento continúo y la agenda se fue esclareciendo y cumpliendo, atendiendo el bullying escolar, las agresiones callejeras, la falta de justicia y de oportunidades, la atención y prevención del VIH/SIDA, el derecho a la identidad de género, la reversión del prejuicio de pasionales, en el caso de los asesinatos -crímenes- de odio para ser investigados, y logramos que se declarará el día de lucha vs la homofobia, que se reconocieran nuestras uniones civiles primero con la sociedad de convivencia y luego con el matrimonio y la adopción y el inicio de políticas públicas ejecutadas para ser tomados en cuenta.
Hoy lo estamos logrando, estamos cada vez más presentes en todos los ámbitos de la vida en sociedad, hemos contribuido con especial interés desde la cultura para incidir y cumplir con el principio de la sana convivencia pacífica y armoniosa, promoviendo la diversidad de la sociedad en todo su esplendor.
Nuestro derecho al libre desarrollo de la personalidad reafirma nuestro derecho a amar, a manifestar y vivir en libertad la atracción entre personas del mismo sexo, a erotizarnos y concebir relaciones armoniosas y fundar familias, permitiendo así el desarrollo de nuestras capacidades, que cada uno potencializa según su entorno y posibilidades, hoy el gobierno está obligado a insertarnos como parte del progreso.
Aunque resulta incipiente la atención en algunos campos vamos hacia un estado de derechos plenos, nuestras uniones civiles son reconocidas y seguimos en la batalla porque nuestra condición humana deje de ser estigmatizada por los medios de comunicación y porque cese el ataque desde los púlpitos religiosos, las religiones y los grupos de derecha conservadores que culpabilizan nuestro derecho a ejercer en libertad la sexualidad y pretenden imponernos su doble moral.
Logramos que se incluyeran nuestros derechos de manera expresa en la primera Constitución de la Ciudad de México, el reconocimiento de nuestro derecho al matrimonio y de nuestras familias, lo que hoy defendemos ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación frente al ataque de los conservadores quienes nos atacan una vez más sin piedad.
La agenda por cumplir es extensa; detener el avance de la pandemia del VIH/SIDA es urgente, a partir de dejar de criminalizar las relaciones sexuales entre hombres y promover la salida del clóset en un marco de libertad, igualdad y no discriminación.
El reto para los gobiernos es dejar de hesitar en hablar y abordar la diversidad sexual, como lo hicieron con la propuesta del matrimonio igualitario del Ejecutivo Federal de mayo del 2016, y pasar a implementar la educación de la sexualidad integral a todos los niveles basada en evidencia científica para detener las tragedias de vida motivadas por el señalamiento de que nuestra sexualidad es enfermedad y pecado, por el enorme costo que generan a la sociedad y a la Nación la pérdida de vidas en pleno desarrollo y por el daño psicoafectivo que produce en un sector de la población conformado por millones de personas.
Hoy es urgente que el gobierno federal auspicie y reconozca nuestro derecho a la seguridad social, exigimos la aprobación de las reformas a la Ley del IMSS e ISSSTE en la cámara de diputados para que miles de familias vivamos plenas y felices.
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