JENARO VILLAMIL
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Antes de llegar a su tercera década de vida, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) prácticamente se ha desfondado.
La reciente encuesta de El Universal reflejó que el partido Morena, fundado por López Obrador, ya lo rebasó en las preferencias electorales en la Ciudad de México, la joya de la corona del poder perredista a nivel nacional, y otros sondeos señalan que en las elecciones del Estado de México, el PRD se coloca en cuarto lugar de preferencias, sin candidato hasta ahora, por debajo del PRI, Morena y PAN.
A esta situación se agrega el reciente fenómeno de “fuga” de legisladores y funcionarios capitalinos y de gobiernos estatales hacia Morena en el momento de mayor debilidad de la dirigencia nacional a cargo de Alejandra Barrales, del enfrentamiento entre las tribus hegemónicas (Nueva Izquierda y ADN) con el jefe de Gobierno capitalino Miguel Ángel Mancera, y de disputas entre los actuales gobernadores perredistas (especialmente Graco Ramírez, de Morelos, y Silvano Aureoles, de Michoacán) por adelantarse en una carrera por la candidatura presidencial de este partido sin rumbo ni credibilidad.
Los datos recientes de la crisis los aportó la encuesta publicada ayer por el diario El Universal:
-Morena creció casi seis puntos porcentuales en la preferencia electoral de los habitantes de la Ciudad de México al pasar de 14.8 (octubre 2016) a 20.1% (febrero 2017).
-El PRD disminuyó de 14.3 a 12.4% durante el mismo periodo, y los otros partidos prácticamente no cuentan en la disputa por el poder en la jefatura de Gobierno y en las delegaciones: PAN bajó de 9.8 a 8.8% y el PRI pasó de 5.2 a 4.9%.
En el Estado de México, encuestas internas del PRI señalan una y otra vez a Morena y a su candidata Delfina Gómez en segundo lugar de intención del voto, debajo o muy cerca del aspirante priista Alfredo del Mazo Maza. La candidatura de Josefina Vázquez Mota, exaspirante presidencial, se ha colocado en un tercer lugar con posibilidades de ascender si libra bien la demanda que ha interpuesto en su contra Morena por recibir más de 900 millones de pesos del Instituto de los Mexicanos en el Exterior.
La encuesta del periódico El Financiero, realizada en mil 420 hogares, le da al priista Alfredo del Mazo el 28% de las preferencias electorales, seguido por Vázquez Mota, con 26%, y 22% de la candidata de Morena, Delfina Gómez.
El portal informativo SDP Noticias colocó a Del Mazo con 31.1% de intención del voto, seguido con 26.5% de Delfina Gómez y 21.1% de Vázquez Mota.
En ambas encuestas, el PRD no pinta en la contienda por la renovación de la gubernatura, el Congreso y los ayuntamientos del bastión regional del Grupo Atlacomulco.
El fenómeno de “fuga” de perredistas hacia Morena se ha acelerado en estos momentos y refleja el ascenso de la opción electoral de Andrés Manuel López Obrador, quien se ha consolidado como el candidato presidencial de la izquierda partidista para 2018.
El caso del coordinador de la bancada del PRD en el Senado, Miguel Barbosa Huerta, es un claro ejemplo de las volteretas que han dado los políticos perredistas frente a la crisis del partido. En paralelo, Leticia Quezada, subsecretaria de Asuntos Metropolitanos en la Ciudad de México, renunció a su cargo para sumarse a Morena.
Barbosa formó parte de la corriente de Los Chuchos (Nueva Izquierda) y rompió con ellos tras ser marginado en la negociación del Pacto por México. No es que el legislador poblano estuviera en contra de este mecanismo del poder peñista para imponer las 13 reformas estructurales. Barbosa lo que quería era poder de interlocución y picaporte. Y lo logró: su cercanía con el PRI y con Los Pinos lo convirtió en presidente de la Mesa Directiva del Senado.
Barbosa declaró su apoyo al jefe de Gobierno capitalino Miguel Ángel Mancera y se acercó al exdirigente y tres veces candidato presidencial del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas, antes de expresar su apoyo a López Obrador.
Después de quedarse sin “tribu”, Barbosa se afianzó como coordinador de una bancada de 22 senadores, de los cuales, ahora 13 ya no pertenecen al PRD: unos se han ido hacia Morena (Mario Delgado, Fidel Demédicis, Zoe Robledo, Rabindranath Salazar), otros son independientes (Alejandro Encinas, Armando Ríos Piter, Martha Tagle), uno se fue al PT (Benjamín Robles) y recientemente tres senadoras reprodujeron el apoyo de Barbosa a López Obrador sin renunciar al PRD (Lorena Cuéllar, Luz María Berinstáin e Iris Vianey Mendoza). La senadora Dolores Padierna, del grupo Izquierda Democrática Nacional, y el senador Luis Sánchez, del grupo mexiquense ADN, apoyan también a Barbosa para quedarse al frente como coordinador de la bancada.
La actual situación de Barbosa lo llevó a confrontarse con Alejandra Barrales, actual dirigente nacional del PRD, a quien se le considera como aliada de Mancera. Los Chuchos, en plena crisis de cohesión y liderazgo, también han emprendido sus baterías en contra de Barrales, a quien le han pedido renunciar, reproduciendo el estilo de chantaje que aplicaron el año pasado contra Agustín Basave.
Frente a esta situación, el PRD está en verdadero riesgo de quedarse sin dirección, sin candidato presidencial y con el cascarón de una franquicia que regresa a la verdadera vocación original de Los Chuchos: reducir a su mínima expresión los partidos de izquierda para ser funcionales al PRI o al PAN.
El desfondamiento del PRD es el último eslabón de una crisis que se arrastra desde 2008 hasta la fecha. Cuando el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) decidió que el dirigente nacional fuera Jesús Ortega y no Alejandro Encinas, después de una tremenda contienda interna, ahí quedó marcado el derrotero del perredismo.
Paradojas de la historia: nueve años después, el tribunal puede darle la razón al senador Miguel Barbosa y quedarse al frente de una bancada que formalmente es del PRD y mayoritariamente está enfilada hacia Morena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario