Los especialistas coincidieron que sólo el voto ciudadano podrá acabar con el régimen de 90 años que el PRI ha mantenido en el Estado de México. Alertaron que desde hace meses, el Tricolor ha puesto en marcha su maquinaria en la entidad de coacción del sufragio; mientras la población está “desalentada y desencantada” por el sistema político electoral. Pero, reiteraron, sólo si todos los habitantes salen a votar de manera libre se podrá dar paso a la alternancia.
Ciudad de México, 9 de marzo (SinEmbargo).– En junio será el voto masivo el que decida si el Partido Revolucionario Institucional (PRI) se queda en el poder o se va en el Estado de México; no el voto duro que se compra a cambio de una tarjeta o una despensa, sino el de todos aquellos que salgan a emitir el sufragio con libertad, dicen analistas electorales a SinEmbargo.
En una elección que se prevé reñida, el voto masivo será el que podrá contrarrestar a la estructura priista que, de acuerdo con la oposición, ya opera desde hace meses en la entidad para no perder la gubernatura.
En el Estado de México el padrón electoral, de acuerdo con el Instituto Nacional Electoral (INE), es de 11 millones 390 mil 406 electores. Y la mayoría de ellos son pobres.“Es extremadamente importante salir a ejercer el voto de manera libre. En el país el corporativismo y el clientelismo están a la orden del día: prácticas desaseadas, fraudulentas en las elecciones, donde los partidos se aprovechan de la precaria condición social. Este clientelismo lo hemos visto en expresiones lamentables, se pretende cambiar el voto por dinero; en zonas urbanas la entrega de tinacos a cambio de votos […]. Tenemos mucho camino que recorrer para que se erradiquen esas prácticas en México, salir a votar, conocer el derecho que tenemos a votar, tenemos que valorar eso; el voto es importante para evitar estas prácticas”, dijo Roberto Duque Roquero, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y experto en Derecho Constitucional.
Iliana Rodríguez Santibáñez, directora del Departamento de Derecho y Relaciones Internacionales del Tecnológico de Monterrey, campus Ciudad de México, afirma que si la población se vuelca a las urnas en el Estado de México, no sólo las circunstancias de la entidad cambiarían, sino habrá “un cambio de estafeta”.
“En las elecciones del Estado de México, una de las entidades con mayor presupuesto, una de las más flageladas –no sólo por el crimen organizado, con altos índices de delincuencia–, si la ciudadanía se moviliza para ejercer el voto cambiará esta circunstancia”, dijo.
Ivonne Acuña Murillo, profesora del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana, confió en que las candidatas de los partidos Acción Nacional (PAN), Josefina Vázquez Mota, y de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Delfina Gómez, hagan un llamado para que se aumente la participación ciudadana en la elección.
“El PRI puede movilizar su voto duro a la población de escasos recursos y con poca preparación, pero el hecho de que la población en general no salga a votar beneficia a la maquinaria del PRI. […] Si la gente no sale a votar, tiene más posibilidades de ganar el PRI. Los votantes en general están desalentados, hay mucho desencanto por el sistema político y electoral, pero deben salir”, invitó.
Para Virgilio Bravo Peralta, director del Centro de Negociación, Mediación, Conciliación y Arbitraje (CENCA) del Instituto Internacional de Estudios de Derecho y Jurisprudencia (IIEDJ), la participación ciudadana puede vencer un “fraude electoral” por más orquestado que esté.
“Por muy orquestado que esté un fraude electoral, que exista coacción, intimidación, engaño, si la gente sale en número importante no hay manera de detener la democracia. Si la gente está animosa, puede decidir un cambio. Que se rompan los récords, que todos salgan a votar, es la única manera de acabar con un régimen de manera pacífica”, explicó.
Los expertos agregan que el Instituto Nacional Electoral (INE) debe promover el voto en los municipios de la entidad, así como las candidatas de oposición mejor posicionadas, según las encuestas, para competir contra el candidato del Grupo Atlacomulco Alfredo Del Mazo Maza.
“Para evitar que los mapaches, que las personas que pretenden montar un operativo de fraude lo logren, no hay mejor respuesta que la participación ciudadana, lo más copiosa y amplia del electorado. No debe perderse el entusiasmo por votar, es una decisión que se nos da a los ciudadanos. Aunque haya muchas cosas que no nos gusten, tenemos en nuestras manos definir el futuro. Salir a votar, informarse bien. El voto informado es el rasgo de las democracias más desarrolladas del mundo”, indicó Roberto Duque.
ABSTENCIONISMO Y VOTO NULO, ALIADOS DEL PRI
El panorama contrario a la participación ciudadana masiva en las urnas es el abstencionismo y el voto nulo, afirmaron los analistas.
“El abstencionismo es una terrible idea y lo único que hace el voto nulo es favorecer a los partidos que tienen una mayor maquinaria, un mayor aparato electoral. Si las personas que están indecisas y que pudieron ir a votar en libertad se abstienen, ceden el peso a estas maquinarias. La participación libre de los electores es el mejor antídoto en contra de las prácticas fraudulentas”, explica Duque Roquero.
Los analistas explicaron que la legislación electoral distingue dos tipos de votaciones: la votación total emitida y la nacional, ésta última es la que define la elección.
Los votos nacionales son todos aquellos emitidos a favor de los partidos políticos. De esta votación se excluyen los votos por candidatos independientes, los nulos y los que se emitieron por fuerzas políticas que no alcanzaron a obtener el registro.
Al final el INE resta esas categorías y obtiene un nuevo 100 por ciento, que agiganta el pastel para los partidos mayoritarios.
De esta forma, un partido que aparentemente pudo ser castigado por el voto nulo, incrementa su porcentaje en relación directa e inversa a la cantidad de votos nulos, detalló Duque Roquero.
“El voto nulo no impacta, porque no tiene un valor en el sistema electoral. Se hace a un lado y beneficia a los partidos que tienen un mayor número de votos: se toma como el 100 por ciento los votos. Si el PRI, por ejemplo, ganó 30 por ciento de los votos, su porcentaje aumenta y su dinero también. Tendría sentido que con determinado número de votos nulos, se anulara la elección, pero en México no cuenta”, añadió Ivonne Acuña.
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