V
ivimos una época incierta. El gobierno pierde aceptación, la clase política prestigio y la economía impulso. A pesar de la confusión la elección presidencial de 2018 es la gran expectativa. Aunque el acontecimiento está a 16 meses de distancia, las especulaciones abundan. Las preferencias pueden modificarse, pero hoy el fenómeno central es el ascenso de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y la caída de la intención de voto de sus contrincantes, sobre todo del PRI. AMLO ha vivido la derrota en dos elecciones colmadas de irregularidades, hoy parece más competitivo que en 2006 y en 2012. Sin embargo, su cálculo del triunfo debe ser más fino y prudente.
AMLO-Morena tienen puntos débiles, que aun sus partidarios debemos reconocer: hay resistencias de grupos de interés y de sectores que lo siguen viendo como un populista,
un peligro para México, que nos llevaría al hundimiento total. Todavía es fuerte la base electoral del PRI y el PAN en el noreste, noroeste y occidente del país. Morena es un partido joven, no será fácil levantar una estructura de promoción y defensa del voto. La organización tiene una fuerte centralización de decisiones que evita reyertas, pero es peligroso depender de un solo personaje.
AMLO-Morena tiene buenos puntos: está consolidando bastiones en el centro y sureste de México y creciendo en el resto del país; una corriente empresarial importante lo apoya; la caída de EPN y del régimen de partidos lo favorecen. También su limpieza y el buen gobierno que tuvo en la capital, en contraste con la descomposición de casi todos los gobernadores. Su Proyecto Alternativo de Nación es oportuno ante la ineficacia del modelo neoliberal por 30 años. Las acciones de Donald Trump contra México nos obligan a orientarnos al desarrollo del mercado interno, como propone AMLO. Las iniciativas de Trump pueden sacarnos del estancamiento político en el que estamos y AMLO-Morena pueden tomar ventaja.
Es difícil el pronóstico. Quizás AMLO-Morena ha llegado a un cenit y empiecen a declinar, pero el crecimiento de AMLO puede continuar, subir la intención del voto y aumentar la emigración hacia Morena de perredistas, priístas y panistas, como ya empieza a suceder. AMLO podría dar el estirón y subir su meta de ganar por 35 o 40 por ciento y acercarse a 50 por ciento, en este momento improbable. Hay que recordar que el voto conservador del PRIAN y sus aliados aun es mayoría. La única certeza es que viviremos tiempos interesantes muy distintos a cuando el PRI era la única opción y Dios gobernaba tranquilamente para todos.
Twitter: @ortizpinchetti
Mail: joseaorpin@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario