César Octavio Huerta (@zorrotapatio)
28 de enero 2017.- En el sexenio de Felipe Calderón, la tortura cometida por elementos del Ejército aumentó cerca de mil por ciento, de acuerdo con un estudio realizado por el Centro de Investigación y Docencias Económicas (CIDE).
Durante la guerra contra el narcotráfico emprendida por Calderón, el 30.3 por ciento de las personas detenidas por soldados y marinos denunció que fueron víctimas de toques eléctricos, mientras que el 26.6 por ciento de los detenidos afirmaron haber sido sometidos a asfixia, según el académico Alejandro Madrazo Lajous, durante una exposición realizada en el senado el pasado jueves.
El académico del CIDE alertó que los operativos federales en la guerra contra el narcotráfico provocaron un aumento los homicidios dolosos a nivel municipal, por lo que se pronunció en contra de la Ley de Seguridad Interior, que próximamente será votada por las cámaras legislativas.
“Que quede muy claro: no es ya una situación en la que podamos hablar de que no ha dado resultados en mejorar la seguridad el despliegue de las fuerzas federales, sino que, estadísticamente, se puede demostrar que aumenta la violencia en los municipios en los que se despliegan”indicó.
En los municipios en los que la Policía Federal intervino, la tasa de asesinatos se incrementó en el corto plazo un 6 por ciento, mientras que en los enfrentamientos en los que participó el Ejército, el aumento fue de un 8 a un 9 por ciento.
Madrazo Lajous desmintió la versión gubernamental que sostenía el argumento de que las fuerzas desplegadas eran utilizadas en algún municipio cuando subían los homicidios, pues según el estudio del CIDE, quedó demostrado que la taza de asesinatos aumentó al momento de hacer uso de los operativos federales.
De acuerdo con la revisión de 3 mil 327 combates armados entre las fuerzas federales y “civiles opositores” realizada por el CIDE, en el 84 por ciento de los casos fueron las autoridades quienes detonaron las balaceras, lo que contradice que únicamente se dedicaran a repeler agresiones.
Madrid Lajous señaló que se ha documentado una alarmante tasa elevada de letalidad de la fuerza pública. Este índice, obtenido mediante la comparación del número de civiles muertos y heridos en un enfrentamiento, permite conocer cuando se usa la fuerza, qué tan letal es.
En México, los índices de letalidad son de 2.6 muertos por cada herido por parte de la Policía Federal, 17.3 muertos por cada herido por parte de la Marina y 9.1 muertos por cada herido por parte del Ejército, lo que según Madrid Lajous es preocupante porque en un hecho de violencia en el que intervienen las autoridades, la cantidad de civiles muertos no debería rebasar a los heridos.
Como ejemplo, el académico utilizó lo sucedido en la matanza de Orlando, Florida, ocurrida en un club gay, en junio de 2016.
“En la matanza de Orlando, en la que en un centro nocturno alguien abrió fuego con un arma automática, hubo 53 heridos y 50 muertos, en un contexto de noche en un lugar cerrado, con todas las víctimas desarmadas, probablemente intoxicadas muchas víctimas y aún así el índice de letalidad se mantuvo abajo de uno”.
El académico del CIDE advirtió también sobre el incremento de eventos de “letalidad perfecta”, es decir, enfrentamientos en los que sólo hay muertos entre los “civiles opositores”, ningún herido.
En el sexenio de Calderón, el 37 por ciento de los 3 mil 327 combates documentados por el CIDE, fueron de “letalidad perfecta”, de los cuales en el 25 por ciento participaron el Ejército y la Marina, en el 10 por ciento sólo policías federales, mientras que el resto fue el resultado de operativos conjuntos.
“Los eventos de letalidad perfecta son un indicio fuerte de que estamos ante ejecuciones extrajudiciales o ante el uso desmedido de la fuerza pública. Si recuerdan las fotos de Tatlaya, en las que veíamos la mancha de sangre con un perímetro relativamente pequeño a la altura de la cabeza sobre la pared, esa es una ejecución extrajudicial”.
En el 86 por ciento de los civiles muertos en los enfrentamientos entre fuerzas federales y presuntos delincuentes, fueron producidos en eventos de “letalidad perfecta”.
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