CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Católico y empresario, fundador de Mexicanos Contra la Corrupción, Mexicanos Primero, Aprender Primero, BÉCALOS, del Despacho de Investigación y Litigio Estratégico y expresidente de Fundación Televisa, Claudio X. González Jr. se ha convertido en el secretario de educación pública de facto pues es quien ha impulsado tras bambalinas las reformas educativas de Enrique Peña Nieto, la caída de Elba Esther Gordillo y la campaña negra contra la CNTE.
Desde hace algunos años el nombre de este personaje de perfil conservador suena como el impulsor más fuerte de una corriente de empresarios interesados en las reformas educativas pero más en el aspecto político y laboral que en el pedagógico. Es decir, en terminar con el poder político sindical del magisterio sin mirar un proyecto transversal educativo que incluya los aspectos pedagógicos, las condiciones materiales de las escuelas, la situación marginal de miles de maestros tanto en el campo y la ciudad, así como la necesidad de respetar la laicidad de la educación pública.
Hijo del prominente empresario Claudio X. González expresidente de Kimbelrly Clark de México y exconsejero de Televisa, nunca pisó una escuela pública en su formación estudiantil. Al menos eso no se ve en su currícula pública donde destaca su doctorado en Derecho y Relaciones Internacionales, la maestría en Derecho y Diplomacia (1990) por la Fletcher School of Law and Diplomacy, de la Universidad de Tufts y la licenciatura en derecho en la Escuela Libre de Derecho.
A pesar de esta formación privilegiada le gusta presentarse como activista social y preocupado por la educación pública del país y para ello ha impulsado no sólo la reforma educativa sino también la campaña de descredito de los maestros, a la propia enseñanza pública, y se ha encargado de presionar a todos aquellos, incluyendo gobernadores, que no están a favor de una reforma laboral con cara de educación.
Esta presión la lleva a cabo a través de su fundación Mexicanos Primero y el Consejo Coordinador Empresarial, la Confederación Patronal de la República Mexicana, la Cámara Nacional de Comercio, la Asociación Mexicana de Intermediarios Bursátiles y el Consejo Mexicano de Negocios. También con el apoyo de la Universidad Anáhuac, la Universidad La Salle de Chihuahua, el Colegio Israelita de México y la Universidad Hebraica y la ultraderechista Unión Nacional de Padres de Familia.
Este empresario que ahora ya agarró la bandera de combatir la corrupción entre los políticos, pero no entre sus pares dueños de empresas que también se han visto beneficiados de la corrupción gubernamental o de dinero mal habido que lavan en los paraísos fiscales como se mostró en los Panamá Paper´s, tiene un odio obsesivo contra los maestros de la CNTE a quienes llama “criminales”, “delincuentes con permiso” y miembros del “cártel”.
¿Qué proyecto educativo puede salir de este empresario que está en contra de una educación laica, popular y científica como la impulsó hace más de medio siglo el general Lázaro Cárdenas? ¿Qué perfil de profesores propone este empresario que califica de “mafiosos” a quienes van hasta los lugares más apartados del país a enseñar a niños indígenas o campesinos pobres y marginados? ¿Con qué ética puede impulsar un nuevo proyecto educativo quien se maneja con el rencor y la aversión social y de clase?
Bien dice el columnista Luis Hernández Navarro cuando señala que este hombre poderoso se ha convertido en ministerio público del sector educativo y habría que añadirle que se ha ungido como el secretario de educación de facto muy por encima de Aurelio Nuño quien solo sigue sus órdenes.
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