miércoles, 27 de abril de 2016

“Coatzacoalcos, no te calles” .- NOÉ ZAVALETA

La explosión en el complejo Pajaritos dejó 23 muertos.

Hace tres años Pemex entregó en comodato parte de la administración del Complejo Petroquímico de Pajaritos a la empresa Mexichem, con la promesa de que pronto llegaría el dinero a Coatzacoalcos. Pero no llegó. Lo que sí se presentó la semana pasada fue la tragedia, la más devastadora que se haya registrado en el sur de Veracruz. Familiares de los trabajadores subrogados de la paraestatal se lanzaron contra el presidente Peña Nieto –quien sólo estuvo tres horas en la planta siniestrada–, el gobernador Duarte y la empresa Petroquímica Mexicana de Vinilo. Y en un video que se hizo viral apareció la leyenda: “Ni tres, ni 13, ni 24. Son cientos (los muertos). Coatzacoalcos, no te calles”.
COATZACOALCOS/XALAPA,VER.– “¿Qué esperan? ¿Qué se desbaraten los cuerpos para no reconocerlos?”, grita una mujer. A su lado una treintena de trabajadores de Pemex y familiares de desaparecidos durante la explosión del miércoles 20 en el complejo petroquímico Pajaritos la escuchan, impotentes. Tienen la mirada vidriosa.
Frente a las instalaciones, con el rostro cubierto, efectivos del Ejército y la Marina forman una valla humana para impedirles el paso y atestiguan los lamentos y pataleos de los inconformes que llegaron de Coatzacoalcos, Agua Dulce, Las Choapas, Minatitlán y el Uxpanapa.
Un sobrecalentamiento en el área de hornos y la falta de mantenimiento en un complejo cuyas válvulas e infraestructura no lo recibieron de manera adecuada provocaron dos explosiones en una de las tres áreas del complejo, la de Clorados III.
Al cierre de edición se reportaban 27 muertos y más de 160 heridos –una veintena de ellos de gravedad– y 18 desaparecidos, según las autoridades de la paraestatal y del gobierno estatal. La nube tóxica se expandía, mientras los rescatistas sacaban los cadáveres en camionetas de redilas.
Adentro, en el área siniestrada –que desde hace tres años fue cedida a la empresa Petroquímica Mexicana de Vinilo (PMV) y es administrada en comodato por la firma Mexichem, de Juan Pablo del Valle, y por Pemex–, el presidente Enrique Peña Nieto recorrío el lugar del desastre, el peor que se ha registrado en Coatzacoalcos.
Lo acompañaban el director de la paraestatal, José Antonio González Anaya, el gobernador Javier Duarte, el titular de la Defensa, general Salvador Cienfuegos, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong y la procuradora Areli Gómez.
“Relajaron la seguridad”
En Villa Allende, la congregación que concentra la actividad petrolera, todos hablan de la tragedia: jefes de manzana, lancheros, tenderos, taxistas y comerciantes; todos, dicen, tienen familiares, vecinos, amigos entre los afectados.
La tragedia pudo evitarse. La planta sólo necesitaba mantenimiento, comentan en coro los obreros de Pemex, los proveedores y los contratistas. Quieren que los reporteros locales, nacionales y extranjeros oigan sus historias y las difundan.
Desde que Mexichem tomó las riendas de Pajaritos, los protocolos de seguridad se relajaron; incluso se utilizaban sopletes muy cerca de donde había fugas, según advirtieron los empleados del área de seguridad, comenta vía telefónica Didier Murguira Cadena, de la Unión Nacional de Técnicos y Profesionistas Petroleros, que agrupa a 320 empleados de Pemex disidentes del corporativo Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana.
Pero sus superiores y el encargado del complejo los ignoraron. “Hubo una negligencia criminal –dice–. Estamos hablando de delitos industriales”.
Murguira Cadena detalla que una vez que entraron en operación Mexichem y PMV, a los disidentes se les complicó obtener información sobre los procesos de seguridad. “Una compañera jubilada del área de seguridad –cuenta– recién nos confió que las normativas y la seguridad se empezaron a relajar con Mexichem. Eso le causó conflictos con su superior”.
En Pajaritos, agrega, casi nadie trabajaba con la ropa de seguridad, lo que contraviene las normas; además, ingresaba mucho personal de compañía sin la capacitación adecuada.
En Facebook una imagen que captó el momento de la explosión se hizo viral. La acompaña una leyenda en la que se recrimina a los gobiernos federal, estatal, a los directivos de Pemex y la empresa Mexichem. Y añade: “Ni tres, ni 13, ni 24; son cientos (los muertos). Coatzacoalcos, no te calles”.
Algunos medios de Coatzacoalcos, a 417 kilómetros de la capital del estado, tuvieron acceso a un video de una empresa privada ubicada dentro de Pajaritos. Se observa cómo la primera explosión cortó de tajo torres de hornos y la estructura del complejo petroquímico. En menos de 10 segundos el fuego envolvió un radio de 500 metros del área de Clorados III.
Un colaborador eventual de la compañía Lexer Industrial de México, Siemens, API, JC Instrumentación o Emerson –encargadas de dar mantenimiento a PMV– salió 20 minutos antes de la explosión. Cuenta vía telefónica que los directivos sabían del sobrecalentamiento en el área de Clorados III. Incluso el miércoles 20 hubo un cierre paulatino de válvulas y disminuyó la actividad industrial.
“Mi jefe me dijo que nos iríamos a las 3. Yo me fui antes, en semanas anteriores ya se habían registrado diversos incidentes, sin que la empresa hiciera algo al respecto… todo pasaba por la falta de mantenimiento”, relata.
El trabajador subrogado de Pemex asegura que el Complejo Pajaritos carecía de mantenimiento lo cual se reflejaba en estructuras dañadas por el óxido; otras están en condición deplorable.
“Todos sabían que le faltaba mantenimiento a esa área. El riesgo de explosión era elevado; pero la gente es valemadrista. A veces no se fija, no mide el riesgo”. E insiste: “Si me quedo media hora más, ahorita no estaría vivo.”
La diputada federal de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Rocío Nahle, se trasladó de la Ciudad de México a su ciudad natal, Coatzacoalcos, para observar el daño causado por la explosión.
La planta está destrozada. Aun no se puede ingresar al área cercana al reactor y los hornos; le están dando tiempo para que se enfríe. No sabemos si hay más víctimas, escribió la legisladora en su cuenta de Facebook.
Nahle comenta a los reporteros que desde la tribuna de San Lázaro va a exigir la cancelación de la concesión de Pajaritos a Mexichem.
En las inmediaciones del complejo todo es confusión; todos buscan a sus familiares. La madre de Víctor Hugo Cordero, un chiapaneco de 20 años que llegó a trabajar a Coatzacoalcos hace dos meses, lo busca afanosamente. Como no habla español sólo muestra una fotografía de “su muchacho” y una hoja con sus datos generales.
Julián Rodríguez, de 27 años, quien dejó a su esposa embarazada y con dos hijos pequeños tampoco aparece. Lo buscan con desesperación su abuela de crianza, su abuela sanguínea, su madre, sus hermanos, sus tíos y su esposa, a quien sus hijos atosigan con la pregunta: “¿a qué hora saldrá de trabajar papá?”
Los hermanos Óscar y Abigaíl Sánchez, de 25 y 30 años, respectivamente, se encontraban en el área de Clorados III cuando vino la explosión. Su familia no sabe dónde están. El primero es andamiero de Peri Pantex, una proveedora de PMV; la segunda es ingeniera en la misma empresa.
Familiares de Óscar y Abigaíl llevaban días esperando noticias. El viernes 22 por la noche fue localizado el cuerpo del andamiero. Estaba totalmente calcinado en el área de Clorados. Los forenses lo reconocieron por su dentadura. De Abigaíl nada se sabía al cierre de edición.
En la Fiscalía General del Estado, en el Servicio Médico Forense (Semefo) y en la propia PMV los problemas se multiplican. Familiares de Éric Caamaño Ramos, de 23 años, oriundo de Chinameca, aseguran que en dos ocasiones el Semefo intentó darles un cuerpo que no es el de su hijo, obrero de la empresa Prometálica, subcontratista de Ingenieros Civiles Asociados (ICA). En ambas lo rechazaron.
…Y Peña Nieto no dio la cara
El jueves 21 por la tarde, el presidente Enrique Peña Nieto, en medio de un impresionante cinturón de seguridad policiaco-militar en torno al Complejo Pajaritos, recorrió la zona siniestrada, acompañado por el director de Pemex y el gobernador Duarte. Sólo se permitió el acceso a medios previamente seleccionados.
Afuera del complejo petroquímico unos 150 policías de la SSP estatal y una treintena de militares fueron movilizados para formar varios cinturones de seguridad y evitar que grupos de familiares de obreros muertos, heridos o desaparecidos increparan a Peña Nieto.
Al terminar su recorrido se subió a un helecóptero de la Marina para trasladarse al hospital de Pemex de Minatitlán. Sólo entonces los efectivos de la SSP y de la Sedena levantaron el cerco de seguridad y dejaron entrar a mujeres a la planta de Pajaritos para que buscaran a sus familiares.
En las inmediaciones de la planta Clorados III varias camionetas Suburban y vehículos de lujo se confundieron con el convoy de Peña Nieto y Duarte. Los familiares de los afectados comenzaron a mentarles la madre.
“Que baje caminando, que dé la cara, queremos a nuestros familiares”, decían algunos. Pero no. Peña Nieto descendió del helicóptero en un predio despejado dentro del complejo petroquímico, y en esa misma aeronave se retiró al hospital de Pemex en Minatitlán.
De ahí partió hacia el aeropuerto de Minatitlán, donde abordó su avión y voló hacía la Ciudad de México, su estadía en el lugar de la tragedia duró unas tres horas.
En la aeronave, Peña Nieto declaró a una reportera de Radio Fórmula que Pemex, la empresa Mexichem y el gobierno federal asumirán su responsabilidad en las indemnizaciones a los afectados.
“Pemex y la empresa con la que está asociada tienen que asumir su responsabilidad, sobre todo en términos de hacer la investigación correspondiente –dijo–; pero lo más importante, que las personas que resultaron lesionadas tengan la atención médica debida, especializada y correspondiente. Por eso estoy aquí.”
Didier Murguira recuerda que hace tres años Pemex decidió entregarle el complejo petroquímico a Mexichem “por una cuestión presupuestal”, según adujeron las autoridades.
“Nos dijeron que Mexichem, de Juan Antonio del Valle, iba a inyectar dinero fresco, que iban a tener una inversión multimillonaria. Todos nos dábamos cuenta, al pasar de los meses, que seguían trabajando con el mismo equipo, que el dinero no llegó… pero sí la tragedia”. (Con información de Ignacio Carvajal.)

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