CIUDAD DE MÉXICO (apro).- A unas horas de que el jefe del Estado Vaticano, Jorge Bergoglio, deje México, Emiliano Navarrete Victoriano, padre de un normalista desaparecido y Abel Barrera Hernández, director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, coinciden en que cada minuto que pasa se desvanecen las esperanzas de que el jerarca católico se reúna con los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en 2014.
En entrevistas por separado, descartaron la asistencia de padres de los 43 a la misa que presidirá el Papa Francisco en Ciudad Juárez, programada para mañana miércoles 17.
Navarrete, quien hace meses estuvo muy activo buscando el encuentro con el pontífice en su pasada visita a Estados Unidos, se dijo decepcionado de que sus esfuerzos no hayan dado frutos.
“Ya no me interesa reunirme con el Papa, perdimos las esperanzas y el tiempo esperando una respuesta, porque al final de cuentas quien nos tiene que dar respuesta de qué pasó con nuestros hijos es el gobierno, es la procuradora (general de la República, Arely Gómez)”, apuntó.
Padre de José Ángel Navarrete González, don Emiliano recordó que hace meses tuvo comunicación con la periodista italiana Lucía Capuzzi, quien “se comprometió a ayudarnos (a tener el encuentro con el Papa), pero no hizo valer su palabra. Ahora se dice que hay una carta de nosotros a ese señor y que hay la invitación para Ciudad Juárez, pero hace tres días que nos reunimos los padres en Tixtla y no se nos dio a conocer ninguna carta; tampoco escuché que alguno de mis compañeros se estuviera preparando para ir a Ciudad Juárez”.
Navarrete Victoriano sostuvo que la prioridad de los padres de familia de los 43 estudiantes desaparecidos es “prepararnos para la reunión que vamos a tener con la señora procuradora, a ver qué nos va a decir después del informe que presentaron los peritos argentinos. Aquí no tenemos otra más que encarar al gobierno que es quien nos tiene que dar respuesta”.
Para Abel Barrera “a menos que se produzca el milagro del Papa Francisco, la apretada agenda es un obstáculo para que se lleve a cabo el encuentro”.
Las esperanzas, dijo, parecen agotarse en el sentido de que se buscaron los canales de manera directa; entiendo que no hubo esa posibilidad, sólo queda que vayan a Ciudad Juárez, como parte de quienes son invitados para participar en la misa, pero se descarta el diálogo que buscaron los padres con el Papa”.
El director de Tlachinollan señaló que los familiares de los desaparecidos “no pidieron un asiento en alguna misa, sino tener un diálogo directo con el Papa Francisco para que escuchara de forma directa cuál es la situación que están enfrentando sobre la investigación y búsqueda de sus hijos”.
Al señalar que “la propuesta de tres lugares en Ciudad Juárez vino de los organizadores de la misa, para que se viera que les tenían reservado un lugar junto a familiares de otras víctimas”, Abel Barrera sostuvo que la intención de los padres de los 43 desaparecidos de hablar con el Papa iba más allá de plantear su caso.
“Lo que les pasa a los padres de los 43 no es excluyente, es el problema generalizado que se vive en México en los casos de desapariciones, que no hay ninguna garantía o mecanismo de que se investigue y se dé con el paradero de los desaparecidos y, sobre todo, una estrategia más integral de búsqueda”, apuntó Barrera.
Por último, dijo que tanto los padres de los normalistas desaparecidos como de los miles de registros oficiales, pasan por “la gran frustración de no saber dónde están sus hijos, eso es lo más atroz de que en este país no se da con el paradero de los desaparecidos, ese es un indicador funesto de que la impunidad impera para no dar con los responsables de estas desapariciones”.
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