Alberto Bailleres, envenenador. |
E
n 1970 Daniel Cosío Villegas afirmó que el sistema político podía perdurar porque sólo satisfacía las exigencias de 9 por ciento de la población. El 91 por ciento restante fue manipulado con promesas vagas (y represión). Hoy el mismo régimen se mantiene porque responde a una minoría aún más pequeña. En 1970 los críticos del régimen tenían que reconocer el progreso económico y la paz social. Hoy no hemos crecido en 30 años y la paz social terminó hace 20 años. Cosío llegó a la conclusión de que la clase política no era la beneficiaria, sino una minoría plutocrática que imponía sus decisiones. El gobierno las implementaba.
Hoy unos cuantos grupos de interés organizados en oligopolios y monopolios determinan la política económica. Hace 55 años la sociedad mexicana había sufrido ya grandes cambios, la población urbana y la clase media habían aumentado y era de esperarse una sociedad nueva mucho más exigente:
Sonaba la llamada a juicio final de nuestro sistema político, escribió Cosío. Hoy nuestra sociedad no sólo está mucho mejor informada, sino además inconforme, agraviada, mejor conectada y al menos en parte organizada. El actual presidente y las instituciones son reprobados inmisericordemente.
¿A qué se debe la supervivencia del sistema? Entre muchos elementos, a la existencia de un sector de la población que no está dispuesto a asumir un papel activo. Disperso, anodino, temeroso, prefiere regalos a cambio de su voto. Otra clave es la asociación PAN y PRI; ambos funcionan como instrumento de la oligarquía, sus viejas propuestas se han evaporado, ambos son reaccionarios y corruptos. Esta alianza se ha incrementado en las últimas décadas y es probable que se mantenga en las siguientes elecciones. No sorprende el otorgamiento de la medalla Belisario Domínguez a uno de los hombres más ricos del país. Que no ha destacado ni por su virtud ni por su ciencia, como exige el premio. Sabemos: don Alberto contribuyó generosamente al triunfo del PAN: tanto Fox como Calderón le otorgaron concesiones mineras por más de 2 millones 150 mil hectáreas. Su riqueza al inicio del primer sexenio panista era de mil 200 millones de dólares y saltó a 18 mil 200 millones en 2014. Es altamente probable que este magnate también hubiera favorecido a Peña. Con razón priístas y panistas le han querido dar un
reconocimiento. Seguro esperan nuevos
apoyos.
El escenario actual nos haría pensar que ha tocado la hora final del sistema. Pero debemos reconocer que la capacidad profética de don Daniel no funcionó en 1970 y que el pronóstico sombrío sobre la supervivencia del sistema en 2018 quizás no se cumplirá. La cuestión no depende de la voluntad o del talento de los críticos, sino del despertar de la mayoría.
Twitter: @ortizpinchetti
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