Maneja personalmente sus cuentas de Twitter y Facebook, donde ‘‘hasta me la mientan’’
Claudia Herrera Beltrán
Periódico La Jornada
Lunes 19 de octubre de 2015, p. 5
Lunes 19 de octubre de 2015, p. 5
Salvador Nava Gomar, magistrado del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), es arriesgado. Maneja personalmente sus cuentas de Twitter y Facebook, donde ha recibido hasta ‘‘mentadas de madre’’ por los más de 300 mil pesos de sueldo mensual asignados a él y que también perciben sus cinco colegas de la sala superior. No cierra sus perfiles e incluso los utiliza para defender esos emolumentos, al igual que el uso de camionetas blindadas.
‘‘¿Cuánto crees que debe ganar un juez que resuelve la constitucionalidad de todos los juicios en un tribunal constitucional? La gente cree que es por la lana. Si yo fuera litigante de los asuntos que resuelvo… sé más que algunos de los abogados que vienen aquí... ganaría más dinero.’’
–¿En un despacho propio?
–Sin duda. Llevando el asunto de un gobernador, de un partido político o de una televisora, sin duda, sin duda, sin duda.
Pregunta si es criticable que ‘‘se proteja a un ciudadano de la delincuencia común en un escenario tan complejo. Son camionetas de la Secretaría de Seguridad Pública y no me parece desproporcionado. Si mides eso a partir de la percepción de la situación económica, claro que está muy mal, pero no me parece desproporcionado. No quiero ser cínico’’.
En la oficina del magistrado sobresalen los carteles de las carreras atléticas en que ha competido. El día de la entrevista se queja de un esguince, pero normalmente hace ejercicio temprano; llega al tribunal electoral con ropa deportiva, se ducha en una pequeña regadera contigua a su despacho (la muestra para comprobar que ‘‘no hay lujos’’) y pide un emparedado.
‘‘Tenemos un cocinero. Los lunes desayuno, como y ceno aquí, y creo que es mejor para el país que me paguen mi sándwich de atún a que esté ese tiempo fuera de la oficina, porque estoy trabajando. No es una cosa de lujos. Así lo veo.’’
Precisamente hace un año, al salir de una entrevista en la radio donde habló de sus ingresos, recibió una andanada de críticas en redes sociales y recuerda: ‘‘La gente me decía ‘hijo de tu tal por cuál, yo gano tanto y trabajo más que tú’. Hubo un mensaje muy agresivo un sábado por la mañana de un cuate por Facebook.’’ Narra que le respondió con argumentos como que fue mesero en España para terminar su doctorado (en la Universidad Complutense) y acabaron con un ‘‘diálogo muy respetuoso’’.
Nava está habituado a dar cátedra; fue director de la Facultad de Derecho de la Universidad Anáhuac. Explica que vale la pena correr esos riesgos (en las redes sociales) si logra comunicar lo que hace. ‘‘Me molesta la idea que tiene la ciudadanía. Se imaginan a un señor en un cubículo a oscuras, con las puertas y las ventanas cerradas haciendo la sentencia, y cuando acaba va y la cuelga afuera y dice: ya impartí justicia’’.
Con futuras vacantes en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), y a un año de concluir su gestión, se le pregunta si quiere ser ministro. ‘‘Sí, claro. Los que estamos en esto... Pero no tengo ningún acercamiento, ninguna señal. Y salgo de aquí con 47 años de edad’’.
El magistrado Salvador Nava, durante la entrevistaFoto María Luisa Severiano
–Sale joven.
–Tengo chance de buscarle. Soy el magistrado más joven que ha estado aquí en la historia del tribunal electoral.
Se le recuerda que Morena acusó hace unos días a los magistrados de despojar a ese partido de diputaciones por la vía plurinominal, a cambio de la promesa de ser ministros de la Suprema Corte.
‘‘Es un absurdo y no lo acepto’’. Y ataja: ‘‘El chiste se cuenta solo’’.
–La queja principal de Morena es que lo despojaron de tres o cuatro diputaciones en el Distrito Federal y se especula sobre un acuerdo del jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, para aceptar quitarle igual número al PRD y compensar esas pérdidas con diputados de otros partidos.
–Por supuesto que no –reitera. Luego ocupa varios minutos en explicar que en cada entidad los magistrados aplicaron criterios distintos, porque hay normas diferentes y ‘‘la variable normativa del Distrito Federal es de las más complicadas’’.
Relata que diseñaron la sentencia ‘‘con la pantalla en power point, todos viendo artículo por artículo cómo se iba aplicando cada parte de las dos listas y mezclando la definitiva’’.
La forma en que se hizo la asignación ‘‘es muy complicada. No es ser grosero, habría que verlo con la propia sentencia’’. Para demostrar que no favorece al Partido Revolucionario Institucional (PRI) explica que la única diputación federal anulada en la elección del 7 de junio fue de su ponencia (en el distrito 1 de Aguascalientes).
‘‘Fui ponente de Colima, donde hubo un caso donde el PRI tenía mayoría y quedó sin ella. ¿Es que somos priístas? Pues no y se aprobó, porque hubo una aplicación directa de la norma.’’
Concluida la mayor parte de los juicios relacionados con las elecciones de junio y julio pasados, Nava evalúa que tuvieron tiempos apretados para resolver las inconformidades, sobre todo por retrasos en los tribunales locales. Y es un tema que debería revisarse.
Se define como ‘‘liberal’’ y se manifiesta por permitir a los partidos políticos contratar promocionales por su cuenta. ‘‘Que hubiera tiempos del Estado y quizá algunos otros más’’.
En otra parte de la conversación se le pregunta si esta imagen de tribunal ‘‘cargado en favor del PRI-Verde’’ no les pesa.
‘‘A mí no. Si ves la consistencia de las resoluciones, son muy similares en todos sentidos. En la sentencia está la respuesta, no en la percepción. Tuxtla Gutiérrez no se anuló porque no daban las pruebas para anular. La demanda (del Partido Acción Nacional) me pareció flojita.’’
Al final, pide a su asistente copias de sus sentencias, las únicas que tienen resumen, índice y un flujograma para hacerlas más entendibles. ‘‘La gente no las lee (150 mil están en Internet)’’, aunque reconoce que no comunican con pericia. ‘‘Tenemos la dificultad de que somos jueces, no vendedores’’.
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