I. Sin decir: “¡Agua va!”, han apresurado el cierre de las tiendas del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) a la par de sus funerarias, en una maniobra más de apurar la crisis económica para someter a los empobrecidos mexicanos (¡55 millones!) y con un desempleo brutal (¡40 millones en la informalidad!), a una situación semejante o peor a la que vivieron los griegos, ya que las políticas peñistas arrasarán con no menos de 20 millones de las plazas en vigor, las jubilaciones, pensiones y la cancelación del gasto social, lo que llevará al país al desastre total que ya camina en el estancamiento económico, el alza de los precios (la estanflación que es un largo periodo de recesión, incremento del desempleo y alza de precios a pesar del bajo consumo). Está en marcha una implacable crisis. Y ya entramos a una devastación propia del neoliberalismo económico con la reestructuración del capitalismo mexicano, acosado por la globalización y, ante todo, por nuestra dependencia de la economía estadunidense. Se anuncian revueltas sociales en demanda de empleos, debido a los despidos en el sector público y privado.
II. Cerrar las tiendas, las funerarias y reducir los servicios médicos del ISSSTE e IMSS, junto con el resto de los centros de salud, es parte de la catástrofe que millones de mexicanos ignoran y suponen que esto es una crisis pasajera, no obstante la devaluación del peso que está encareciendo miles de productos de importación, mientras nuestras exportaciones van a la baja. Se trata de correr personal y echarlos a la calle, con indemnizaciones mínimas. La orden administrativa de Peña-Videgaray es para disminuir los gastos del gobierno. Mientras el peñismo sigue teniendo como botín pagar puntual y con altos sueldos, desde secretarios de Estado hasta directores de empresas, a expensas del empobrecimiento nacional. Nos llevan, sin avisarnos, a la orilla del precipicio. Habrá más pobreza, más enfermedades sin atender; y al aumentar los precios se reprimirá más el consumo.
III. El IMSS e ISSSTE ya están cerrando sus tiendas y los empleados han colocado mantas de protesta (en el Distrito Federal, la policía de Mancera los ha reprimido cuando se manifiestan). Ya están desabastecidas. Y los afiliados a esas dos instituciones saben que la amenaza de privatizarlos es una medida que está en marcha, aunque sus directores lo desmientan. La política económica del neoliberalismo, desde el salinismo al peñismo, ha iniciado su destrucción con más desempleo. Y esto es el inicio de la entrada de la crisis general. Algo sospechan los mexicanos que ya se dieron cuenta del aumento de los precios, que niega el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, por su complicidad con Peña-Videgaray; creyendo que no estallarán revueltas por todo el país. Esto se solucionaría si los desgobernadores y el gobierno federal no siguen robando impunemente y listos para desembarcar –como las ratas– de la nave estatal que se hunde. Y si la democracia representativa cumple con sus obligaciones de ejercer un buen gobierno republicano consultando a la democracia directa. De lo contrario seremos la próxima Grecia.
Álvaro Cepeda Neri*
*Periodista
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