martes, 18 de agosto de 2015

Las facetas y polémicas de Manlio, nuevo presidente del PRI

Ha trabajado desde la Secretaría de Gobernación, hasta en el Congreso, donde ha repetido varias veces como diputado y senador.



Manlio Fabio Beltrones, nuevo dirigente nacional del PRI desde este año hasta el 2019, se afilió muy joven a ese partido: tenía sólo 16 años y eran los tiempos de la matanza del 2 de octubre de 1968.
Se graduó en 1974, como licenciado en Economía en la Escuela Nacional de Economía de la UNAM y pronto encontró trabajo en la Secretaría de Gobernación.
Según su biografía en la Cámara de Diputados, empezó su carrera política como secretario particular del Subsecretario de Gobernación, Fernando Gutiérrez Barrios, cuando el titular de esa dependencia era Jesús Reyes Heroles, cargo en el que continuó con el siguiente secretario, Enrique Olivares.
En su libro La vida y la política, cuenta sus inicios: “En 1975 cuando tenía 23 años, comencé en el servicio público, en la oficina del subsecretario de Gobernación, don Fernando Gutiérrez Barrios. De él aprendí el valor de la información para prevenir y resolver los problemas que se presentan. Me enseñó a trabajar con disciplina y lealtad. Con él aprendí que en la política y en la vida se vale la estrategia, pero no la mentira y que cuando se compromete la palabra, simplemente hay que cumplirla. La lealtad tiene siempre un corazón tranquilo”.
En 1982 fue por primera vez diputado federal por Sonora; en 1985 se hizo presidente del PRI de su estado, ascendiendo luego a secretario de Gobierno de Sonora.
En 1988 fue electo senador por su estado pero cambió esas labores por las desubsecretario de gobierno en la Secretaría de Gobernación, de la mano, nuevamente, con el poderoso titular de esa dependencia, Fernando Gutiérrez Barrios.
Ya en 1991 fue candidato a gobernador por Sonora y triunfó. Desde ese cargo vio la crisis del gobierno de Salinas al de Zedillo, así como el asesinato de Luis Donaldo Colosio.
Sobre su mandato, el diario estadounidense The New York Times levantó, en 1997, una de las mayores polémicas de la vida del priista: una presunta conexión con el narcotráfico, de la cual se deslindó.
Según el rotativo, “el gobernador del estado mexicano que limita con Arizona (en ese entonces Beltrones) está colaborando con uno de los narcotraficantes más poderosos del mundo, creando un paraíso para los contrabandistas que transportan grandes cantidades de narcóticos a los Estados Unidos, de acuerdo con funcionarios estadounidenses y la inteligencia”.
“Las autoridades dijeron que esta conclusión se basa en una gran cantidad de pruebas, incluidos informes ‘altamente confiables’, sobre que el gobernador, Manlio Fabio Beltrones Rivera, formó parte en reuniones donde los traficantes pagaron a políticos de alto nivel, quienes protegían sus operaciones”, refirió el periódico.
Las acusaciones eran que Beltrones “asistió a tres reuniones entre 1990 y 1993 en un rancho, donde los narcotraficantes le daban maletas repletas de dinero a Raúl Salinas. Amado Carrillo Fuentes estuvo en al menos una ocasión”.
Otra polémica surgió en el asesinato de Luis Donaldo Colosio.
De acuerdo con una crónica de Héctor de Mauleón en Nexos, Salinas le pidió al entonces gobernador de Sonora que se trasladara a la ciudad de Tijuana, donde ocurrieron los hechos, y ahí entrevistó al presunto asesino.
Aquel 23 de marzo de 1994, habló a solas con Mario Aburto, antes de que rindiera su primera declaración y fuera trasladado a la Ciudad de México.
Tras terminar su encargo como gobernador, en 1997, durante el sexenio del presidente Ernesto Zedillo, quien estableció una “sana distancia” entre el PRI y la Presidencia -la cual Beltrones considera que “no fue tan sana” pues provocó su salida de Los Pinos- Manlio estuvo fuera de la política unos años.
Retornó en el 2002, como secretario de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP).
Ya en el 2003 volvió a ser diputado y en el 2006 senador, cargo en el que permaneció hasta 2012, cuando retornó a San Lázaro y se desempeñó durante 3 años como coordinador de los diputados del PRI. De ahí saltó hasta la dirigencia del partido, que en las elecciones del próximo año enfrenta su primera prueba.
Pero la Cámara baja no se quedará sin su apellido. Ahí estará, en la legislatura que inicia en septiembre, su hija Sylvana (ganó como diputada plurinominal), quien en 2008 se casó con Pablo Escudero, uno de los líderes del Partido Verde Ecologista de México. 

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