Por: Jaime Avilés (@Desfiladero132)
2 de agosto de 2015. “No se puede considerar un atentado contra la libertad de expresión porque no murió trabajando como periodista”, afirmó el procurador del DF, Rodolfo Ríos, la mañana de este domingo, a los directores de Proceso y Cuartoscuro,Rafael Rodríguez Castañeda y Pedro Valtierra Rubalcava.
De acuerdo con Valtierra, el reportero Salvador Corro habría atestiguado que al momento de inspeccionar el departamento donde fueron asesinados el periodista Rubén Espinosa, Nadia Vera, Yesenia Quiroz y dos mujeres más, “la policía del DF despojó a los cadáveres de sus teléfonos celulares e identificaciones”.
Eso explica, a juicio de Polemón, por qué el procurador capitalino dijo que una de las líneas de investigación que está siguiendo es la de “robo y feminicidio”.
Todo apunta a que, de acuerdo con la información recabada hasta el momento, el gobierno de Miguel Ángel Mancera está tratando de encubrir por todos los medios lo que resulta más obvio: el periodista, que había recibido amenazas de muerte desde 2012, fue asesinado por agentes del gobierno de Veracruz que encabeza Javier Duarte de Ochoa, quienes para no dejar testigos acabaron con la vida de las cuatro mujeres que se hallaban en el departamento.
Un dato que pone aun más en duda la postura de Mancera y su procurador es que a pesar de la cámara de seguridad que hay en la esquina de la calle donde se produjo el multihomicidio, y no obstante que el edificio donde fue perpetrado cuenta con circuito de cerrado de vigilancia, Rodolfo Ríos dijo a Valtierra y Rodríguez Castañeda que “no sabemos cómo entraron los asesinos”.
Para entender con mayor amplitud este nuevo crimen de Estado, Polemón ofrece estos…
ANTECEDENTES
La noche del viernes 5 de junio –dos días antes de las elecciones– en la ciudad de Xalapa,ocho jóvenes que estaban reunidos en una minúscula vivienda de la calle Herón Pérez fueron brutalmente agredidos por 10 tipos que llegaron en dos camionetas cubiertos con pasamontañas y armados con machetes y tubos.
El “modus operandi” fue el mismo que utilizaron, la noche del viernes 31 de junio, los asesinos que irrumpieron en la vivienda donde cuatro mujeres –Nadia Vera, Yesenia Quiroz Alfaro, una colombiana, una trabajadora doméstica— y el fotoperiodista Rubén Espinosa Becerril, se encontraban reunidos desde la tarde.
Periodistas veracruzanos congregados este domingo en el Ángel de la Independencia señalaron que el principal sospechoso de ambos actos de terrorismo de estado es el secretario de Seguridad Pública de Veracruz, Arturo Bermúdez Zurita, quien estaría igualmente involucrado en la muerte de 13 reporteros más en aquella entidad.
Las primeras reacciones del Gobierno del Distrito Federal no pudieron ser más canallescas. El procurador capitalino, Rodolfo Ríos, dijo que “se siguen todas las líneas de investigación”, entre ellas robo y asalto a mano armada o, como una de las víctimas era colombiana, “ajuste de cuentas del crimen organizado”.
Para Rodolfo Ríos no es relevante el hecho de que Rubén Espinosa Becerril hubiese denunciado que era seguido por individuos “de aspecto paramilitar”, vestidos con bermudas y zapatos crocs, o que se hubiera exilado en la ciudad de México debido a las continuas amenazas de muerte que había recibido en Xalapa de parte de funcionarios del gobernador Javier Duarte de Ochoa.
De hecho, Rubén Espinosa huyó de Xalapa, dejando todo, incluso su ropa y su perro, el martes 9 de junio, valga decir, cuatro días después de documentar y reportar el ataque a los jóvenes en la casa de la calle Herón Pérez. Pero esto no parece ser relevante para el “abogado de la ciudad de México”.
Durante la concentración que se desarrolló en el Ángel a partir de las cuatro de la tarde, no faltó quien recordara el discurso de Duarte de Ochoa el pasado 30 de junio cuando, al conmemorar la libertad de expresión, dijo a los periodistas ahí reunidos que iba a “sacudir el árbol de las manzanas podridas” y los exhortó así: “pórtense bien”.
El dos de julio, solamente dos días después de aquella amenaza, fue secuestrado y poco más tarde hallado muerto el periodista Juan Mendoza Delgado. Ahora, con el homicidio en contra de Rubén Espinosa Becerril, los periodistas asesinados durante el gobierno de Duarte de Ochoa suman ya 14, pero este caso es el primero que se registra fuera de Veracruz.
El gobierno de Miguel Ángel Mancera tiene la responsabilidad de esclarecer este acto de terrorismo para revertir el mensaje enviado, no sólo por Duarte y su mortífero secretario de Seguridad Pública, sino también por Miguel Ángel Osorio Chong y el propio Enrique Peña Nieto: la ciudad de México ya no es un refugio seguro para los perseguidos de otras regiones del país.
Peor aun, por la forma de actuar, tanto el 5 de junio en Xalapa como el 31 de julio en el DF, el gobierno federal cuenta con una nueva forma de ejercer el terror a domicilio, usando métodos que recuerdan nítidamente a la triple A de Argentina.
Y la moraleja más evidente es: ya nadie está seguro ni en su casa.
La concentración de hoy culminó con un acto de protesta frente a la representación del gobierno de Veracruz en el DF, localizada en Marsella 22, junto a la Zona Rosa, donde se espera que continúen las protestas contra Duarte de Ochoa, el asesino serial de periodistas, pero no sólo de periodistas, sino también de las personas que los protegen.
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