MÉXICO, D.F. (apro).- La fuga de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán y los vínculos del presidente Enrique Peña Nieto con el contratista Juan Armando Hinojosa Cantú son dos asuntos que han causado una frustración a gran escala entre los mexicanos y puesto en duda la credibilidad del Ejecutivo mexicano, destaca el diario ‘The New York Times’ (NYT) en un artículo publicado este jueves en su portal.
“Aunque ambos casos llevan diferencias importantes, causaron una frustración descarada, que llegó al sentimiento compartido de que, a pesar de las declaraciones de Peña Nieto según las cuales México y su PRI cambiaron, no fue el caso de algunos de los problemas más fundamentales del país”, subraya el texto firmado por las periodistas Paulina Villegas y Frances Robles bajo el título “Los vínculos del Presidente mexicano con un contratista plantean preguntas”.
De acuerdo con el diario neoyorquino, en los últimos años las empresas de Hinojosa Cantú obtuvieron más de 80 contratos por un valor superior a 2 mil 800 millones de dólares, pero la relación del empresario con Peña Nieto saltó a luz pública después de que se reveló que el dueño de Grupo Higa había construido la “Casa Blanca” de la pareja presidencial “bajo términos inusualmente favorables”.
“La relación de Peña Nieto con el contratista es uno de los escándalos recientes que llevó duros cuestionamientos al presidente, manchó su herencia y erosionó la ya débil fe del público en las instituciones del país”, sostiene el artículo.
De igual manera, plantea que el escape del líder del cártel de Sinaloa a través de un túnel de un kilómetro y medio representó “otro golpe para la administración”, y pregunta “cómo eso fue posible sin la ayuda de alguien en el poder”.
“Ni el presidente ni su círculo cercano han sido inculpados en ninguno de los casos. El resultado de una investigación del gobierno sobre la mansión presidencial es inminente. Una indagación aparte examina la evasión de Guzmán”, destaca el texto, y subraya que en el caso de Hinojosa Cantú, el fiscal Virgilio Andrade es “uno de los viejos amigos (de Luis Videgaray)”.
Las periodistas Paulina Villegas y Frances Robles también dan cuenta del decreto presidencial que el pasado domingo 9 firmó Enrique Peña Nieto para expropiar casi 38 hectáreas de uso común del pueblo otomí de San Francisco Xochicuautla, en el Estado de México, para la construcción de una autopista privada que realizará la subsidiaria de Grupo Higa, Constructora Teya.
“Después de años de manifestaciones y batallas legales, el presidente Enrique Peña Nieto firmó este mes una orden ejecutiva que aprueba la expropiación de 38 hectáreas de lo que muchos consideran tierra sagrada. Y no es de extrañar que lo haya hecho, argumentan los pobladores. El mismo contratista que cavará a través de su tierra ha celebrado el título a la mansión de la familia del presidente, proveído una casa al secretario de Hacienda sin ningún beneficio y ha hecho miles de millones de dólares en acuerdos con el gobierno”, publica el Times.
Los otomíes, añade, “no se están peleando con un equipo de construcción cualquiera”, sino contra “un hombre de negocios tan conectado que los mexicanos lo han llamado el ‘contratista favorito’ del presidente” y contra un proyecto carretero cuyo presupuesto se disparó al pasar de 132 a 207 millones de dólares.
“El mismo contratista que excava sus tierras era el dueño de los títulos de la mansión presidencial, proveyó una casa al secretario de finanzas (Luis Videgaray) e ingresó miles de millones de dólares en sus negocios con el gobierno”.
Y pregunta: “¿Cómo un amigo del presidente, quien empezó vendiendo material de oficina terminó controlando un imperio que ingresa miles de millones de dólares con contratos con el gobierno, obtiene luz verde para abrir un camino en un bosque protegido y gana licitaciones para construir hospitales y trenes?”.
El tamaulipeco Hinojosa Cantú, entonces pequeño empresario “sin nada”, apunta, creció a la sombra de los gobiernos mexiquenses de Arturo Montiel y sobre todo de Enrique Peña Nieto, quien le otorgó concesiones de obras millonarias durante su periodo de gobernador de la entidad.
“Cuando Peña Nieto ganó la presidencia, los contratos crecieron”, explican los periodistas, quienes resaltan que tanto las oficinas de la Presidencia como las de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, pero también las del PRI y del empresario, se negaron en contestar sus preguntas.
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