VERÓNICA ESPINOSA
El coordinador del albergue “Hermanos en el Camino”, Alejandro Solalinde. Foto: Eduardo Miranda |
LEÓN, Gto. (apro).- En el camino a la acción pacífica para instalar el “Constituyente Ciudadano Popular” ha sido necesario “exorcizar la vía armada” que varios movimientos guerrilleros en el país veían como primera y única opción de cambio, señaló aquí el sacerdote Alejandro Solalinde.
Un día después de anunciar la iniciativa de una convención nacional popular y un “Constituyente Ciudadano Popular”, Solalinde afirmó que ni la anulación del voto, ni el boicot electoral, servirán “para sacar a los partidos y a los políticos corruptos del gobierno”, y sí, en cambio, esas medidas podrían derivar en una violencia que le serviría al Estado como pretexto para reprimir al pueblo.
Luego de calificar la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa como “el perfecto crimen masivo de Estado”, el coordinador de la Pastoral de Movilidad Humana Pacífico Sur del Episcopado Mexicano aseguró que el presidente Enrique Peña Nieto “está atrapado” porque esa tragedia abrió los ojos a la sociedad para ver que el Estado “no solamente se ha desentendido de nosotros, sino que es un verdadero peligro”.
Y si se llegara al grado de boicotear las elecciones, específicamente en Guerrero, el Ejecutivo –con toda la carga que tiene– nombraría una junta, seguramente militar, “porque el Ejército es la máxima autoridad de este país, de facto”, subrayó.
“Nos preocupa porque Guerrero entraría en una confrontación violenta y es lo que quiere el gobierno. La violencia para ellos es el único recurso que tiene y que necesita para reprimir al pueblo y ahogar en sangre cualquier iniciativa de cambio”.
Por ello, dijo, tan sólo en Guerrero, donde existen como 17 grupos “de mentalidades muy diferentes que estarían por la guerrilla”, se estableció un diálogo y se ha logrado que cedan a la opción pacífica.
“Se ha demostrado que el Estado tiene la fuerza, la capacidad y la ley de su lado para aplastar cualquier movimiento; entonces vamos por la alianza pacífica”, resaltó el defensor de migrantes centroamericanos.
Solalinde también destacó que en el encuentro de organizaciones de la sociedad civil que se realizó ayer en el Distrito Federal hubo una presencia participativa de la Iglesia católica, no sólo de la romana, sino también de la evangélica y de otros sectores.
“Ayotzinapa alienta la lucha, a partir de Ayotzinapa se pinta una raya al Estado… ahora lo que hay que hacer es ver cómo lo toma la sociedad civil y cómo lo va traduciendo a su realidad en cada estado y región”, apuntó.
Además, responsabilizó al gobierno y a la jerarquía católica de mantener a los mexicanos “como niños inmaduros”, por eso, señaló, “hoy la sociedad civil tiene que echar a andar sus liderazgos, los jóvenes, las mujeres, para ir tejiendo estrategias de organización dentro de la legalidad y el estado de derecho”, un proceso que, advirtió, llevará tiempo.
De acuerdo con Solalinde, desde ayer la sociedad civil tiene la palabra para hacer una nueva Constitución, tener nuevas autoridades, “sacar a esos partidos chafas que nos han traicionado y tener otras representaciones que sí sean reales. Porque ya no queremos parches”.
El sacerdote también alertó sobre el incremento en el número de feminicidios y desapariciones de mujeres jóvenes en todo el país, particularmente en el Estado de México, y admitió que la Iglesia católica ha contribuido a fomentar el machismo al excluir a la mujer, rechazarla y no reconocerla en igualdad.
“Sobre todo en el Estado de México, en la tierra de Enrique Peña Nieto, en la tierra del Grupo Atlacomulco, cada día o aparecen cuerpos o desaparecen jovencitas de entre 13 y 24 años. La mayor parte de quienes perpetran estos crímenes son funcionarios coludidos en la trata”.
Y soltó: “Mujeres, cuídense mucho porque el Estado anda suelto”.
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