EPN encabeza el 102 aniversario de la Marcha de la Lealtad, pero no pronunció palabra
El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong; el secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos; el presidente de México, Enrique Peña Nieto, y el titular de Marina, Vidal Francisco Soberón Sanz, encabezaron la ceremonia del 102 aniversario de la Marcha de la Lealtad, en el Castillo de ChapultepecFoto Cristina Rodríguez
Alonso Urrutia
Periódico La Jornada
Martes 10 de febrero de 2015, p. 7
Martes 10 de febrero de 2015, p. 7
En tiempos complejos, en los que a cada golpe de timón de su gobierno parece arreciar el vendaval, flanqueado por los altos mandos castrenses, el presidente Enrique Peña Nieto encabezó la ceremonia conmemorativa del 102 aniversario de la Marcha de la Lealtad.
Rodeado de militares, el mandatario escuchó al titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Salvador Cienfuegos, en un largo discurso consagrado a la efeméride.
En la lealtad no hay progresividad ni regresividad ni gradualidad, ni mucho menos eventualidad. No se es a veces sí y a veces no. No es en ocasiones mucho y en otras menos. Simplemente se es leal o no se es leal
Único orador en la ceremonia, el general aseveró:
Hay quienes quisieran distanciarnos del pueblo. Imposible. Somos uno y lo mismo. Basta ver el rostro, la piel, el pensamiento y el corazón de cada soldado para ver que somos pueblo, que somos México. Igual que el resto de la patria.
Peña Nieto llegó al Castillo de Chapultepec en un vehículo Humvee, acompañado por el propio Cienfuegos y el secretario de Marina, Vidal Francisco Soberón Sanz.
En el lugar –definido por el titular de la Sedena como el sitio donde
emergió el pensamiento moral y político del Ejército– ya lo esperaban desde dos horas antes, integrantes de las diversas escuelas militares para ratificar la lealtad de las fuerzas armadas.
En este contexto, Cienfuegos dijo que es momento de
levantar el ánimo, de superar los desafíos, de liberar el potencial de México, de fortalecer el estado de derecho y acompañar a las instituciones en su quehacer diario, de dar respuestas a las demandas de la sociedad en su conjunto y de nuestros conciudadanos en lo particular, siempre, con pleno respeto de la ley.
Un discurso que apeló a la lealtad reiteradamente:
el gran muro de honor de la historia no distingue otra virtud, no separa inteligentes de lerdos, ni valientes de medrosos, ni siquiera los buenos de los perversos, tan solo distingue a los leales de los traidores. La verdadera lealtad siempre es perpetua, absoluta y total.
En el estrado acompañaban a Peña Nieto una buena parte del gabinete presidencial, encabezado, además de los mandos castrenses, por el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y el de Hacienda, Luis Videgaray. También se encontraba el flamante nuevo integrante, Virgilio Andrade, titular de la Secretaría de la Función Pública y quien fue uno de los primeros en llegar.
Cienfuegos expresó que la lealtad de las fuerzas armadas ha trascendido incluso los vaivenes políticos:
en los momentos de la transición democrática mantuvimos con firmeza nuestras convicciones y es por eso que hoy, ante los actuales retos que enfrenta el país, respaldamos siempre a las instituciones democráticas.
Para las instituciones militares, añadió el general, no existen ni corrientes ni ideologías que nos perturben y separen del ideario de lealtad. En este contexto, señaló que la gesta en los tiempos de Madero, refleja que nadie puede estar por encima de la ley y si existen acciones en contra de las instituciones, habrá respuesta de quienes le son leales.
Con un sol implacable, se desarrolló la ceremonia, lo que generó algunos desmayos y mareos entre cadetes y asistentes.
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