(21 de octubre, 2014).- Durante más de cuatro años, Atilano Román Tirado luchó al frente de los comuneros desplazados por la construcción de la presa Picachos, en Sinaloa, tiempo en el que no dudó en señalar al exgobernador Jesús Aguilar Padilla y a su sucesor Mario López Valdez por no cumplirle a las familias afectadas. Sin embargo, sólo un par de minutos les bastaron a sus victimarios matarlo en plena transmisión radiofónica.
Atilano conducía el programada de radio “Así es mi tierra”, transmitido en las instalaciones de El Sol de Mazatlán, ubicadas en éste municipio. De manera irónica, este espacio al aire suponía la libertad de expresión que gozaba durante uno minutos, y fue ahí mismo donde su voz calló definitivamente.
Su muerte se produjo a casi 20 días de que el contrato firmado con la radioemisora ABC llegara a su fin. Empero alguien decidió que no sería de esta forma, y así, el programa que se transmitía todos los sábados de 10:00 a 11:30 horas, llegó a su fin al minuto 36, cuando dos balas acabaron con la existencia del líder popular.
De acuerdo a los testigos, las últimas frases que pronunció Atilano fueron de alegría, pues entre sus siete acompañantes, estaba su esposa y sus dos hijos menores de edad. Juntos platicaban sobre la tradicional “quema del mal humor” en el carnaval de la ciudad, donde dan fuego a la figura de un personaje público que ha actuado mal.
Aquella mañana sabatina del 11 de octubre, dos sujetos no identificados arribaron a las oficinas de El Sol mazatleco, sin que alguien se percatara de qué calle venían o en qué sentido circulaban. Tras caminar desde el filo de la avenida Miguel Alemán, ingresaron en la puerta de cristal del diario, y cuando estuvieron frente al recepcionista preguntaron si estaba dentro, y ésta respondió afirmativamente.
Los dos tipos, ya armados tomaron a la recepcionista del brazo y la usaron como su guía rumbo a las cabinas del radio, sitio al que llegaron fácilmente debido a la ausencia de personas y seguridad. Una vez en la cabina, uno de ellos cortó cartucho y casi paralelamente preguntó lo mismo que a la recepcionista.
Dentro de la cabina, la misma mujer que los había llevado estaba en el suelo amenazada por uno de los sujetos; el otro se fue directo con Román Tirado y sin dudarlo lo mató con dos disparos, frente a su esposa e hijos. Según los testigos, su familia se había mantenido la mayor parte del programa afuera, junto al operador.
En otro parte de la cabina, el señalado operador, inundado en pánico no hizo otra cosa más que tirarse al suelo con lo que derribó el aparato de transmisión, y posteriormente se desconectó la transmisión.
No obstante, fue tiempo suficiente para que al aire se escucharan los últimos segundos de vida de Atilano (reproducidos ya miles de veces en YouTube) así como el grito aterrador de una mujer: “No, no, no, no, no… lo mató, lo mató…”.
Los ruidoso de las detonaciones ocasionaron que en la cabina de un lado saliera un locutor a pedir que pararan lo que entendía eran fuegos artificiales, pero lo único que obtuvo fue a un hombre armado que le ordenó regresar a su lugar. Por los nervios no controló su andar y tropezó, incidente que le valió recibir unos cachazos en el tobillo izquierdo y más amenazas.
A pesar de que el miedo se apoderó de los presentes y no pudieron seguir a los responsables, afirman que escaparon en un vehículo e incluso uno ya fue identificado.
Desde entonces en la estación las cosas cambiaron, y no sólo por la alfombra sangrada que fue removida a petición del director Sergio Ontiveros Salas, sino porque hasta el momento no hay otro programa en vivo en el horario que solía ocupar Atilano Román, como si estuviera maldito y nadie quisiera llenar el espacio, en su lugar prefirieron pasar música.
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