4 Septiembre, 2014 - 23:32
Credito:
Joshua Partlow y Gabriela Martínez / The Washington Post
Foto Archivo EE: Hugo Salazar
Ciudad de México. Con la facilidad de una estrella de cine, el presidente Enrique Peña parece no sentir dolor, a medida que avanza en los carriles de la política mexicana.
Peña Nieto se ha abierto paso en la espesura legislativa de una manera que pocos creían posible: las compañías petroleras estadounidenses pronto perforarán en aguas mexicanas y el control de Carlos Slim del monopolio telefónico que lo hizo el hombre más rico del mundo terminó.
En total, se han producido 85 cambios a la Constitución durante su gobierno. Mayores impuestos sobre la comida chatarra, confrontaciones con el sindicato de maestros y posiciones políticas más importantes para las mujeres, además de las reformas de telecomunicaciones y energía. Peña ha improvisado una alianza entre los tres principales partidos políticos.
Sin embargo, su popularidad está decayendo. Una encuesta de Consulta Mitofsky mostró que su índice de aprobación es de 47%, su nivel más bajo hasta el momento. El Centro de Investigación Pew encontró que sus valoraciones negativas crecieron nueve puntos el último año.
El resentido estado de ánimo nacional ha aumentado por una economía que camina lentamente -el gobierno pronostica un crecimiento de 2.7% este año- y por la preocupación de lo que sucederá cuando las empresas extranjeras tengan acceso a las reservas petroleras de México. Los temores sobre la violencia y la corrupción del gobierno también están ayudando a la descalificación de Peña.
Un principio de la estrategia de Peña Nieto es alejar su discurso de la guerra contra los cárteles de la droga y dirigirlo a la economía, comercio, educación, salud, incluso cuando la violencia recrudece en grandes territorios del país. Los cárteles del narcotráfico continúan ejerciendo gran poder en estados como Michoacán y Jalisco, así como en la frontera con EU.
“Van a escucharlo decir que todo es maravilloso y fantástico, pero la realidad es que tenemos terribles problemas con la seguridad”, dijo Guadalupe Loaeza, escritora y columnista del diario Reforma. “Él es mucho más popular fuera de México que en el país, porque aquí no confiamos en él. Nosotros no le creemos”.
En su segundo Informe de Gobierno, Peña Nieto entregó estadísticas en las que refería que las tasas de homicidios, robos y otros delitos han disminuido durante su administración.
“Hay avances, pero está claro que debemos seguir trabajando”, dijo. “Mi compromiso es seguir haciendo un México donde las familias viven en un ambiente de paz y mejorar la seguridad”.
El año pasado tuvo la tasa de crecimiento más baja -1%- desde el 2009. Los expertos indican que la creación de empleo no corresponde con el número de jóvenes que acceden al mercado de trabajo.
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