*Artículo de opinión
(10 de septiembre, 2014).- Un viejo y sabio refrán sentencia: “si quieres saber cómo es Andrés, vive con él un mes”. Y tal quedó como anillo al dedo para la actual dirigencia perredista, para los “chuchos” y los calificativos que han empleado para señalar al tabasqueño excandidato a la presidencia. Ahora resulta que López Obrador es el culpable de la división de la izquierda y no queda más que preguntarse, ¿de cuál? También lo calificaron de “pirata” de la política y habría que identificar a los que no sólo traen parche sino portafolio en mano.
El berrinche por estar ya muy ciertos del nivel que ha alcanzado el Partido de la Revolución Democrática (PRD), el más bajo desde su fundación, ha hecho que Zambrano y compañía –porque es un grupo que produce fortuna sin ser sociedad anónima-, intenten responsabilizar a cuanto exmilitante con nombre y apellido ocurre a su memoria.
El Instituto Nacional Electoral (INE) tuvo un buen ensayo en el proceso interno del Sol Azteca. Sus reportes más bien parecen de instrucción –como así habrán de ser en el futuro-, que sustentados con veracidades. Lo calificaron de limpio esperando que no hubiese quien descubriera el robo de urnas, el acarreo, compra de votos con bultos de cemento y despensas, con padrones rasurados, entre otras lindezas. El tamaño de la sacudida fue de un millón de electores, cuando el último conteo, ya de caída, revelaba la existencia de cuatro y medio millones. Solamente una horas antes del cierre de casillas, reportaron seis incidentes: robo de boletas en Iztapalapa, en el Estado de México y en Guerrero.
Carlos Navarrete, el que falta del grupo de “los chuchos” en asumir la dirigencia nacional perredista, se siente muy seguro de que habrá de triunfar porque cuenta con el respaldo de cuatro corrientes: Alternativa Democrática Nacional, Foro Nuevo Sol, Vanguardia Progresista y Nueva Izquierda. En la primera mencionada está el mexiquense Héctor Bautista, en la segunda dos aspirantes a tener de nuevo autoridad: Amalia García, a quien le han prometido ser jefa delegacional y Silvano Auroles, su carta para contender por el gobierno de Guerrero. Dice el hombre que ahora ya las prefiere “rubias”, y que antes se acomodaba simplemente con las “güeras”, que cuando él llegue al puesto, cuando sea el mandamás, se verá a un partido combativo que encabece en todo el país las causas de la gente.
O sea que el actual, no. O sea que ya se retiraron de esa representación para estar dentro de esa izquierda cómoda, situación que se empeñan en ocultar pero que salta a la vista como todo el dinero con el que cuentan y que hasta hace unos años no tenían, carecían incluso de los medios suficientes para sobrevivir con todo y su familia. Y vaya que don Carlos tiene una esposa que destila inteligencia, gran lectora, una mujer con una gran preparación y que porta una gran conciencia social. Sólo que, debe ser como dicen por ahí, fueron las malas compañías y las ambiciones sin límite los que lo echaron a perder al grado de no reconocer a quienes antaño presumía como amigos, que estuvieron con él desde que estaba en Guanajuato con una izquierda que era la burla de los gobernadores, al que le dio abrigo y estuvo a su lado para apoyarlo no solo con sus consejos, sino con oficina y nómina de empleados a su cargo.
Se han encargado los “chuchos” de emprenderla en contra de AMLO, como no lo han hecho en el caso de Rosario Robles quien además les dejó la víbora chillando con semejante endeudamiento y con las demandas de pago pendientes interpuestas por Carlos Ahumada. Navarrete ya olvidó que junto con muchos perredistas lograron llegar a los escaños que han ocupado por la votación copiosa lograda por el tabasqueño. Ninguno de ellos tenía ni la menos oportunidad y sin embargo se vieron favorecidos aunque, muy poco tiempo después empezaron los desconocimientos, los cambios y las malas expresiones hacia su abanderado. El PRD es hoy una franquicia de la que ya tenía que desprenderse definitivamente el excandidato presidencial o por su gusto o por las presiones de sus seguidores que se fueron agudizando conforme crecía la entrega de “los chuchos” al poder instituido y, visto está, no importa si este es de derecha o priísta, el chiste es que le entre y bien.
Una gran escandalera se hubiese generado si el reporte del INE reflejaba que se trataba de que ensayaran para el año próximo y no dieran un visto bueno en el que se garantizan dos de las tres principales fuerzas políticas de su lado: PRI y PRD, y muchos más se hablaría sobre los 100 millones de pesos que costó esta elección interna.
Ahora bien, Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) tiene ya el triple de seguidores que los que fueron a sufragar el domingo anterior para elegir la dirigencia perredista. El desánimo es claro y no pueden refugiarse en el número de las demandas para que se lleve a cabo una consulta pública sobre la reforma energética ya que estos fueron emitidos por ciudadanos hasta sin partido, lo que indica que en picada va esa representación de una izquierda que no llega ni se asoma siquiera a la mediocridad.
Según se sabe, para el día 15 de septiembre, el tabasqueño entregará también más de dos millones de firmas que solicitan se lleve a cabo esta consulta y es en este renglón en donde hay que poner mucha atención ya que las del PRD pueden llevar la consulta de presentarlas con una serie de inconvenientes, deficiencias, faltantes, que lleven a la tremenda Corte a tener los elementos suficientes para rechazarla y que, con esa revisión y negativa de que se lleve a cabo, no pongan atención a las que entregue Morena y sus líderes. Al salir del PRI, no sin antes luchar contra la etiqueta de traición por no haber resultado candidato a gobernador, el PRD abrió la puerta para hacerse de un candidato, como muchos de los seleccionados que les diera el triunfo.
A medida que López Obrador fue rompiendo el mal fario que pesaba sobre los exregentes y exjefes del gobierno capitalino que pretendían la candidatura presidencial, los perredistas con los “chuchos” incluidos, aumentaron sus apuestas, juraron lealtad hasta la muerte, aceptaban órdenes y hablaban una y otra vez de la calidad, la inteligencia, el manejo y la visión con la que se acompañaba quien fue su abanderado en una contienda que se manejó con una diferencia de poco más de 200 mil votos, cifra que ameritaba una segunda y aplastante vuelta que diera la victoria, por primera vez al partido fundado por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo quienes, al igual que Andrés Manuel, renunciaron al priismo por muy similares motivos, que nada tenían que ver con una candidatura.
Los años que siguieron a esa etapa le permitieron a López Obrador conocer hasta las entrañas a ese partido que si bien lo hizo su abanderado, la respuesta correspondió plenamente a todas sus expectativas. En ellos encontró que las escaleras de la corrupción llevaban a los líderes y a quienes ocupaban curules logradas con los votos conquistados en su campaña en carrera de relevos.
Las posiciones se encontraron y mientras unos se enriquecían el otro avanzaba hacia una nueva aventura. Para Cárdenas Solórzano, el PRD es otro hijo, no lo va a desconocer, confía en el tiempo y en lo que este ofrece en cambios, sin embargo tampoco se involucra y ahí está su posición de admitir liderearlo pero sin prestarse a una consulta y no porque tema a la democracia sino a quienes hablan de ella con un total desconocimiento y con una serie de artimañas que hablan de un excelente aprendizaje sobre lo que hacían los otros partidos, los que han obtenido el poder y que en su momento fueron argumentos de fuertes críticas.
Nada tienen que decir los “chuchos” sobre traiciones o mal agradecimiento, como nada dirán del enriquecimiento que los rodea. Lo del tabasqueño es una realidad, lo de ellos otras falsas promesas de acercamiento y representación de los problemas del pueblo, de las mayorías y en ninguno de los dos casos puede hablarse de ideología, solo que al primero lo acompaña la congruencia y una permanente demostración de servicio. A los otros, una chequera. Otra de las campañas en contra de López Obrador se crea por su “ausencia de comentarios sobre la selección de candidatos de Morena para las contiendas del 2015. Aunque esta nueva difamación más lo ha ayudado que perjudicado.
Porque resulta que hay toda una organización en ese partido que se encarga de esos asuntos y lo que menos se busca es que empiecen a surgir voces que hablen de la compra de candidaturas. Existen requisitos, perfiles y sobre ellos habrán de seleccionar y determinar. AMLO sigue caminando hacia la proyección de participación en una posición en la cual se determinan los cambios, sabedor de lo que sucede cuando se lleva al poder a quienes en su yo interno solo guardan el deseo de enriquecerse. Para ello también le sirvió la estancia en el PRD. Candidatos que surgieron y se convirtieron en gobierno provenientes de las filas perredistas, resultaron mucho peores que los tricolores o los blanquiazules.
L a Ciudad de México se convirtió en una cueva de delincuentes de todos los tamaños; Zacatecas cerró sus días en calidad de entidad fantasma; Morelos es un caos y la inseguridad reinante es una bofetada para ese solaztequista, Baja California Sur conoció todo tipo de saqueos y ventas de terrenos; Michoacán se encuentra en la peor etapa de su historia; sus coaliciones con los panistas fueron de fracaso en fracaso tanto en Oaxaca como en Coahuila y ni qué decir en Aguascalientes y Guanajuato, en donde como se pretende hacer ahora en la capital de la República, su respaldo es oscuro pero efectivo para los tricolores.
En Quintana Roo, a nivel municipal, como ha sucedido también en el Estado de México, la selección fue con la delincuencia organizada representada por Gregorio Sánchez o por Julián Ricalde, aunque también influyeron las pasiones cuando se trató de elegir a candidatas con pocas oportunidades en los procesos electorales pero en primer lugar en las plurinominales, como han sido los casos de la “güera” Beristain y su parentela, o de Graciela Saldaña, aunque en el caso de la ex representante de la belleza yucateca, tuvieron que recurrir a otros respaldos, priistas por supuesto, para sacar de la contienda a Joaquín González Castro y lograr que se aceptaran los votos por él emitidos en las boletas para ella.
Por tanto cochupo, por el entreguismo, por la falta de acercamiento y cumplimiento como partido de muchas promesas, el PRD se fue al declive y López Obrador, tal parece que justo a tiempo, se desprendió. Las circunstancias en la política se han dado, se dan y seguirán presentándose igual que las oportunidades y, simplemente hay que aprovecharlas sin que ello signifique la pérdida de la dignidad. Tal vez muchos, como yo, solo podemos confiar en lo que vemos y, en el panorama actual, nada ni nadie es grato.
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